Especialistas defienden los lomos de burro y piden radares para la Perón

Martes 22 de Mayo de 2018, 04:38

FALTA DE MANTENIMIENTO. El reductor de velocidad, mucho más alto que los otros, se encuentra despintado. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.



Al tratarse de una avenida, la velocidad máxima para circular en la Presidente Perón es 60 km/h, conforme a la Ley 24.449. Según la Municipalidad de Yerba Buena, el 80% no respeta esa norma.

“Que un loco circule a toda velocidad no significa que los reductores de velocidad no sirvan. Si bien son el último recurso para prevenir los accidentes, en algunas circunstancias son necesarios y funcionan. Lo que debe hacerse en casos como estos es intensificar los controles durante un buen tiempo y tal vez instalar radares para controlar la velocidad, hasta que la gente comprenda que nos estamos matando entre nosotros con los accidentes de tránsito”, evaluó Alberto Gasparini, capacitador de la asociación civil Luchemos por la Vida, en referencia al terrible accidente vial avenida Perón y Bascary, en Yerba Buena.

La avenida Perón en general, según claman los vecinos, y sobre todo de noche, se convierte en una autopista. Los vehículos transitan a altísima velocidad, por el relativo poco tránsito y buen estado de la calzada. Y la intersección con la calle Bascary, acceso a varios barrios tanto al norte como al sur, es un nudo con trágicos antecedentes que obligó al municipio a tomar la drástica medida de construir un reductor de velocidad que exige reducir la marcha al mínimo para poder pasarlo.

Para algunos resulta exagerada la dimensión de esa “senda peatonal elevada”, que es mucho más que un lomo de burro. Según el municipio, el lugar está bien señalizado, pero el fin de semana se convirtió en un trampolín: un Toyota Corolla que circulaba hacia el este por la avenida terminó arriba de un Megane que iba hacia el oeste y había girado hacia la calle Bascary.

Dos especialistas en seguridad vial consultados, sostienen que en todo el mundo se siguen usando sistemas de reducción de velocidad, de distintos diseños, materiales y dimensiones. Pero que sin controles viales permanentes, la solución al problema seguirá siendo una deuda pendiente.

“Con un lomo de burro los conductores, o la gran mayoría, van a reducir la velocidad. Pero si una vez que lo pasaron vuelven a acelerar hasta los 120 km/h... bueno, no estamos solucionando un problema en esa avenida. Habría que pensar en radares en todo el recorrido, además de controles viales que patrullen la zona”, aconsejó el especialista. E insistió en los cuatro puntos fundamentales de la seguridad vial: “educación, concientización, control y penalización. En ese orden”.

Decisión

Para Gustavo Brambati, subgerente de Seguridad Vial de Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), lo principal es definir qué es lo que se quiere lograr en esa avenida. “Si el objetivo es controlar la velocidad máxima en todo el recorrido, habrá que pensar en la radarización, que es algo que sí funciona. Con todas las indicaciones que prevé la normativa y pensando siempre que es una medida para bajar la velocidad, no para recaudar. Ahora, si el objetivo es que disminuyan la velocidad en un solo punto, entonces el lomo de burro funciona”, diferenció.

Según el especialista, en todo el mundo se siguen utilizando reductores de velocidad y tienen buenos resultados. La tendencia en otros países es, sin embargo, hacerlos cada vez menos agresivos para el vehículo, reemplazándolos con ondulaciones u otros elementos que provoquen en el conductor la necesidad de bajar la marcha. Incluso se están haciendo lomos de burro y sendas peatonales con pintura 3D que, vistos a la distancia, dan la apariencia de tener volumen pero que, en realidad, son planos. “De cualquier manera, tiene que haber presencia de controles viales para manejar estas situaciones”, señaló.
 


Fuente: https://www.lagaceta.com.ar/nota/771376/actualidad/especialistas-seguridad-vial-aconsejan-radarizar-avenida-peron.html