¿Por qué molesta?: mensaje para todes les asustades

Martes 19 de Junio de 2018, 11:18

Cómo hablar de lo femenino en plural. La fuerza de les chiques, verde y con "e". ¿Por qué molesta tanto?.



Es probable que en las últimas semanas, en pleno auge de fuerza del movimiento feminista y la consecuente obtención de una media sanción en Diputados del proyecto de legalización del aborto, hayas escuchado, por primera vez, hablar a alguien en lenguaje no sexista o en “español inclusivo”, como también se lo llama. Esto sería usar la "e" en lugar de las "o" y las "a".

Quizá escuchaste a Natalia Mira, vicepresidenta del centro de estudiantes del colegio Carlos Pellegrini, hablando de "diputades", usando el "nosotres" y aplicando el "les padres y madres".

Desde el lado de la prensa más adulta, el uso del lenguaje no sexista fue tomado con sorna, como si fuera solo un juego de chicos y chicas. Otros sectores más conservadores lo recibieron de forma reaccionaria y alertaron con temor sobre "la deformación del lenguaje”. “¿Ahora también van a modificar el español por un capricho?”, sonó casi al unísono desde la platea de la incomprensión.

Este uso del lenguaje no sexista es una iniciativa que se desprende de la problemática que presenta nuestro idioma, el español, donde se utiliza el género masculino para hablar de sustantivos en forma plural.

“Es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”, indica la Real Academia Española.

El metamensaje de esta normativa es que el género masculino se utiliza por defecto, por lo que hay un privilegio que invisibiliza a las mujeres. Esto, a las claras, no es un concepto menor en tiempos en los que las mujeres luchan por la igualdad. A las mujeres las dejamos de lado cuando hablamos en plural. Como ejemplo, en la afirmación “129 diputados votaron a favor del proyecto de legalización del aborto”, no hay ni siquiera un indicio de participación femenina. Así, por más que alguien pueda inferir que la hubo, invisibilizamos su participación. Hablo sólo de un titular coyuntural, pero el efecto se puede aplicar a cualquier otra frase que pronunciemos. Las mujeres en el diccionario español son como en la Biblia: un desprendimiento de la costilla masculina. Esto, en el año 2018, ya no debería ser admitido. Por más que siempre haya estado mal, ahora, menos.

Esta iniciativa había arrancado bastante antes. Incluso por politólogos de la talla de Guillermo O’Donnell que, en 1984, ya incluía el lenguaje no sexista en papers científicos hablando de “les brasileres” para referirse a los dos sexos.

Quienes recomenzaron vía redes sociales con el uso de la "e" como contrapartida para los que utilizaban la "x" o la "@" lo hicieron porque esas alternativas eran superficiales. Por una cuestión de costumbre, si uno leía “lxs alumnxs” o “l@s alumn@s” en algún tweet, probablemente leyera, para sus adentros, utilizando el masculino.

Así, la solución más sencilla parecía utilizar los dos géneros a la hora de orar en público. Lo cierto es que no lo fue, ya que esa alternativa entorpecía demasiado el habla.

De esta forma, el uso inclusivo de la "e" (les alumnes, les diputades, les niñes) le ganó la pulseada al discriminado (las alumnas y alumnos, diputadas y diputados, las niñas y niños).


La propuesta no es ridícula: el alemán contempla tres usos para los sustantivos en plural: el masculino, el femenino y el neutral. A su vez, las lenguas siempre evolucionaron y se desarrollaron a la par de la sociedad.

La llegada de internet y la consecuente hiperglobalización del inglés que conllevó fueron la última clara muestra de esto. ¿Qué hubiera dicho la RAE hace cincuenta años si le hubiéramos planteado que íbamos a tener que incluir miles de palabras nuevas en inglés? Solo en 2017, se incluyeron 3345 palabras al diccionario. Cliquear, fair play, o hasta táper son solo algunas de ellas que demuestran cuánto se puede “deformar” una lengua en su evolución.

Esa deformación, por supuesto, es relativa.

Al igual que la forma en la que nosotres hablemos.

Quizá suene tan revolucionario como imposible plantear que lo femenino existe cuando hablamos en plural. Pero sí hay algo que definitivamente no es injusto o ridículo. Si alguien no quiere usar la palabra fairplay y quiere decir “juego limpio”, para no darle lugar a la hegemonización del inglés por sobre nuestro idioma, puede hacerlo. Es una elección ideológica. Si alguien quiere decir “los diputados”, en lugar de “les diputades”, también.

La diferencia es que el uso inclusivo de la lengua, todavía marginal en términos de admisión, será la gran pesadilla de la RAE en los años que se vienen. Y pasará por esta gigante mesa de hombres entrados en años decidir, o no, si se puede generar un uso oficial inclusivo del español que comprenda a las mujeres cuando hablamos en plural.


Mientras tanto, si a usted no le importa, puede seguir hablando como quiera.

Nadie lo va a obligar a nada.

Y mucho menos nosotres.





Fuente: https://tn.com.ar/sociedad/un-mensaje-para-todes-les-asustades_876547