En una entrevista exclusiva con The Sun, Margaret contó que no solo quedó con el corazón roto.
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La mujer británica recordó que conoció a Samba cuando viajó por primera vez a Gambia junto a su entonces marido, en noviembre de 2002. La química fue instantánea y la diferencia de edad parecía un detalle menor.
Al enamorarse de este joven, ella empezó a viajar a África dos veces al año, a tal punto que su esposo empezó a sospechar de su romance y tuvo que divorciarse. Ya soltera, decidió dar un nuevo paso en su relación con Samba y
Margaret Sarr fue estafada por su enamorado africano 23 años menor que ella. Crédito: The SunA pesar de que nadie de su familia quiso ir a la boda, a ella no le importó. Su enamorado, que trabajaba como carpintero, era todo lo que ella soñaba en una pareja y nadie podía arruinar su gran día.
Después de pagar y tramitar los permisos para que Samba se pudiera mudar a Reino Unido, ambos se instalaron en Machynlleth, en Gales. Pero en ese mismo instante, la relación cambió por completo.
"Fui erradicada. En África estaba orgulloso de estar conmigo, pero debido a la diferencia de edad nunca quiso que acá nos vieran juntos", relató desconsolada a The Sun.
La comunidad local no los terminó de aceptar y se tuvieron que ir a Newton, en Powys, en donde alquilaron una propiedad. Esto significó que Margaret tuviera que volver a trabajar tiempo completo en un hospital. Samba, por su parte, se quedaba sin hacer nada en la casa. "Yo tenía que trabajar todo el día para llegar a fin de mes y él se quedaba sentado todo el día", agregó.
Como si fuera poco, la mujer empezó a sospechar que su esposo le era infiel. Y aunque él se lo negó con vehemencia, descubrió que no solo había tenido una relación extramatrimonial, sino que también había tenido dos hijos con su amante.
Aunque en el fondo ella sabía que las excusas eran todas mentiras, decidió creerle y siguieron juntos. En 2012, hasta le consiguió la ciudadanía británica. Hasta que un día se cansó y se separó."Realmente fui crédula. Todo lo que él quería era un pasaporte y una vida en Reino Unido. Lo saqué de la pobreza y así me pagó", aseveró Margaret, que ahora está peleando para no perder una propiedad que compró por 90 mil libras, pero que puso a nombre de Samba.
Al mirar su historia en retrospectiva, Margaret expresó que tiene "el alma destruida" y advirtió a otras mujeres de su edad de este tipo de engaños. "Mi abogado ve casos similares al mio en Gambia todo el tiempo. Estos chicos buscan a señoras blancas y europeas para quitarles todo", concluyó.