"Ahora comienza la verdadera Copa América", fue la frase más recurrenteen el seno del plantel comandado por Lionel Scaloni, en la previa del encuentro. Y
, que debió sufrir para lograr la clasificación a los cuartos de final, jugó con ese plan y mostró su mejor versión en Brasil:
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Presión intensa, con las líneas bien unidas y adelantadas, para contrarrestar a los cinco mediocampistas que propuso la "Vinotinto" y maquillar la falta de un volante central natural. Con esa estrategia, la Selección arrolló a Venezuela en los primeros 15 minutos, robando rápido el balón y apelando a las transiciones rápidas. O imponiéndose en la pelota parada. Así, generó un puñado de chances de gol.
A los dos minutos, tras pase de Martínez, Agüero remató cruzado y tapó el arquero Fariñez. A los 6, cabeceó Otamendi, rozó en un rival y el intento salió desviado. Segundos después, ganó de alto Martínez, y Pezzella, solo, se llevó el esférico por delante. Con desviarla, alcanzaba para convertir.
A los 9 llegó el desahogo: Lautaro Martínez desvió de taco (y caño al arquero) un remate de Agüero y puso el 1-0.
A partir de allí, el encuentro se hizo más cortado y disputado,
aunque el conjunto albiceleste mantuvo el control del desarrollo por
actitud. Los dirigidos por Dudamel eligieron el sector que defiende
Foyth, a través e Machis, para lastimar. Pero recién provocó una
oportunidad concreta de gol a los 39, con un cabezazo de Chancellor que
se marchó por encima del travesaño.
Hasta el final de la
primera etapa quedó la sensación de que si Argentina aceleraba, podía
ampliar el marcador. Pudo lograrlo dos veces, con un cabezazo de
Pezzella sin puntería, y con un centro quirúrgico del "Huevo" Acuña, que
Lautaro Martínez, el mejor del equipo, no logró conectar.
En la segunda parte, Argentina decidió compartir más la pelota, un
poco por la dificultad para sostener el ritmo, otro tanto para intentar
aprovechar la velocidad en el contragolpe. En la asistencia de Paredes a
Martínez (la pelota dio en el palo) tuvo el 2-0, el grito de la
tranquilidad. La Selección edificó un par de oasis de tenencia, en lo
que le bajó las pulsaciones al encuentro, pero de a poco fue creciendo
Venezuela, sobre todo a partir del ingreso de Soteldo. Y el juego
comenzó a cerrarse en el campo argentino.
Scaloni decidió mover
el banco de juego: primero entró Di María por Lautaro Martínez (con el
fantasma de las críticas por el cambio ante Paraguay) y luego apostó por
el control de Lo Celso en lugar de Acuña. La alarma sonó a los 70
minutos de juego, cuando Hernández pisó el área y remató de derecha,
para hacer lucir a Franco Armani.
Pero Fariñez le inyectó alivio
al combinado nacional: a los 74?, De Paul presionó, Agüero tenía
opciones de pase pero remató, el arquero (que venía siendo el mejor del
equipo en el certamen) dio rebote, y Lo Celso firmó el 2-0. Y le bajó la
persiana al partido
La "Vinotinto", que avanzó
a esta instancia como segundo de Brasil en el Grupo A y había
demostrado que ya no es la "Cenicienta" del torneo gracias a su buena
camada de jóvenes talentos (fue subcampeón Sub 20 en 2017), no fue el
"cuco" que suponía gracias, sobre todo, a la disposición al esfuerzo,
solidaridad y presión de Argentina, que todavía no usó a su as, Lionel
Messi, para ganar.
En esta Copa América, las figuras son Leandro
Paredes, Rodrigo De Paul y Lautaro Martínez, hombres de la nueva camada.
Los Agüero, los Otamendi, aceptan los roles secundarios, o de apoyo, en
pos de lo colectivo. En un camino de menor a mayor, la Selección sueña.
¿Será ante Brasil el partido del despegue?