Aunque tengas un trabajo en el que te pasas unas ocho horas diarias sentado frente a un ordenador, no estás libre de descuidar tu salud mientras trabajas. Muchas veces pasamos por alto pequeños errores en forma de malos hábitos que día tras día cometemos y no somos conscientes de ellos hasta que ya es demasiado tarde.
Alimentarse indebidamente, descuidar la postura en la silla o no moverse en absoluto son algunos de esos pecados que poco a poco van minando nuestra salud, tanto física como mental. Y es que para poder rendir bien sea cual sea nuestro trabajo, es importantísimo tener una buena salud y, para ello, erradicar nuestros malos hábitos:
Permanecer sentado durante demasiado tiempo
Sabemos que el sedentarismo es el mejor aliado para la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas prematuras. Pero es que, además, según un reciente estudio australiano del Baker IDI Heart and Diabetes Institute, las personas que están sentadas durante más de 11 horas al día tienen un 40 % más de probabilidades de morir antes que aquellas que solo se sientan durante menos de cuatro horas.
Así que lo mejor que puedes hacer en el trabajo es moverte. Olvídate del correo, el chat o el teléfono para hablar con los compañeros de la otra punta de la oficina, levántate y camina, ve a llenar el vaso de agua con frecuencia, ofrécete a llevar el café a tus compañeros o, si puedes, trabaja de pie desde una mesa alta.
Descuidar la postura en la silla
Además de pasar demasiado rato sentados, la mayoría lo hacemos en mala postura. No reparamos en nuestra posición sobre la silla hasta empezamos a quejarnos de dolores en el cuello o la espalda. Y entonces ya es tarde.
Es importante que nos sentemos con la espalda lo más recta posible y tener las orejas, los hombros y las caderas alineadas verticalmente. Debemos evitar posturas que desequilibren nuestro cuerpo, como cruzar las piernas, apoyarnos a un lado sobre un brazo o ladear la cabeza.
Además, también debemos realizar estiramientos cada una o dos horas para estirar bien la espalda, el cuello, los hombros, las piernas, etc. Y, cómo no, que no se nos olviden los paseitos por la oficina.
No hablamos de beber cafés, cosa que muchos realizan en exceso -con lo que ello conlleva-, sino de agua. Nuestro cerebro en un 85 % agua y necesita de fluidos constantes para que funcione bien. Además, no beber lo suficiente puede afectar a nuestra presión sanguínea, la concentración y la memoria a corto plazo.
Mantente bien hidratado y apuesta por las infusiones sin teína, sobre todo en invierno para mantenernos calientes. Mira, ¡ya tienes otra excusa para andar levantándote y estirar las piernas!