José Vitar, un ciudadano de primera

Miércoles 30 de Septiembre de 2015, 14:51




PALABRAS DESAFORTUNADAS

De vuelta de nuestro viaje por Estados Unidos y Canadá, leí una columna en La Gaceta del 26/9, escrito por José Vitar, abogado y funcionario público, titulado “Reconciliar la sociedad”. Resulta oportuno que los lectores se enteren cómo trata este señor, uno más de las “minorías del privilegio” a miembros de la sociedad, en síntesis, personas, el pueblo. De esta manera, “tan graves heridas han provocado al tejido social e institucional argentino”. Los encomillados pertenecen a dicha columna.

El día 1 del corriente, después de salvar dificultosamente un corte en la ruta, pudimos llegar al aeropuerto y nos pusimos en la fila para entrega de equipaje. Al ver que un hombre no hacía cola y se dirigía al extremo del mostrador, mi esposo le dijo: “Señor, la fila es aquí, ¿por qué no hace cola?” Los otros comunes mortales le contestaron: “porque es político”. Ahí yo lo reconocí pero no recordaba su nombre.

Como a ese comportamiento ya estamos acostumbrados, el incidente no hubiera pasado a mayores… pero cuando este señor terminó su trámite de check in y obtuvo su boarding pass, se aproximó a mi marido y le espetó con su vozarrón característico de modo que toda la gente lo escuchara: “Se ve que Ud. nunca viaja en avión por eso hace esas preguntas”.

Su actitud fue por demás irrespetuosa, humillante y descalificadora. Toda la gente que estaba en la fila se puso de nuestro lado y empezó a decir en voz alta: “Señor, muéstrele el pasaporte”. Aparte esto provocó que agregaran “Seguro que va en primera. Si, con nuestra plata”. Las palabras desafortunadas y totalmente inesperadas, si es que deseaba explicar algo, en nada se condicen con las que escribió para La Gaceta.

Reflejan la falta de respeto por el otro, por el ciudadano, por el elector, del color político que fuere. ¿Así se espera una “reconciliación”? O por el contrario, abre “una grieta que nos llevará a situaciones rayanas con la violencia”. ¿Dónde quedó lo de que hoy se “exige a los dirigentes tucumanos una profunda autocrítica” y “procurar calidad y altura en el debate político”. Si en la vida diaria esto no se da, difícil que se logre en otros ámbitos. Como él bien dice, “la vehemencia usada en la propia argumentación, cruza el límite de lo racional y del respeto y la tolerancia”.

María Amelia Acuña de Molina

ymolina@fbqf.unt.edu.ar



Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/655518/opinion/cartas-lectores.html