Les roban más de $ 30 mil con clones de sus propias tarjetas de débito

Domingo 22 de Marzo de 2015, 08:25




El pasado lunes 9 de marzo, el joven Juan Distéfano recibió un llamado de su padre.

- Hola hijo, ¿vos tenés una extensión de mi débito del banco Francés?
- No, para nada. ¿Por?
- Es que me figuran un montón de compras que no hice.
- Fijate bien, debés estar equivocado.

Ese mismo día a la tarde, Juan se metió a su home banking del banco Santander Río y su cuenta de 7 mil pesos había mutado en “menos 200 pesos”: lo habían pelado. Siguió hurgando y se dio cuenta de que ese mismo lunes, alguien había comprado cosas en Falabella, en una librería de Maipú y en Todo Moda. Distéfano hijo se rascó la cabeza: "Me están caminando", pensó porque él no había pisado esos negocios y su tarjeta de débito del banco Río nunca había abandonado su billetera.

El skimming es el robo de información de tarjetas de crédito o débito usado en el momento de la transacción para reproducir o clonar la tarjeta de crédito o débito con el fin de usarla fraudulentamente. Es el copiado de la banda magnética de una tarjeta.

Los sitios más comunes en los que se realiza skimming son los bares, restaurantes, estaciones de servicios y cajeros automáticos.

Juan se ve un hombre formal y correcto. Se desempeña como analista comercial en Fecovita y es de esos que no se mete en problemas. Cuando comenzó a sospechar de todo, llamó a su banco y contó lo que le pasaba.

"Me dijeron que no reconociera los gastos, que llamara al 0800 y dijera que mi tarjeta se había perdido por más que eso no había sido así. Y que me devolvían el dinero, cosa que hicieron".

El banco, por ley, en un lapso de 90 días, se encarga de la pesquisa como, por caso, reconocer la firma de quienes usaron su tarjeta gemela.

Un día más tarde, Juan se convirtió en detective y se acercó hasta el local Arredo, de Palmares, donde la tarjeta de su padre había sido usada sin su padre.

Una chica del comercio reconoció la compra y hasta recordó a los compradores. "Me dijo que le llamó la atención que fueran dos hombres de 45 años aproximadamente, y que decían que iban a llevar un acolchado para su hijo".

La chica le reconoció que cuando le mostraron el DNI. Sólo se fijó en que la foto del documento coincidiera con la cara de uno de los compradores. "Pobre, debe haberse hecho cargo de esa venta", se lamenta Juan.

"La duplicación de tarjetas de débito (skimming) no es muy frecuente en Mendoza pero ocurre cada tanto. Es que existen dispositivos de copia de banda magnética  -que son más pequeños que una mano- y permiten pasar la información y luego plasmarla en otro plástico", opina el oficial principal Carlos Guillot, a cargo de la pesquisa de Delitos Económicos que sigue este caso.

El viernes 13 de marzo, Distéfano siguió con su pesquisa y llegó hasta la librería "Crecer" de Maipú, donde habían comprado con su tarjeta de débito. La hija del dueño de Crecer era quien había atendido también a los dos hombres de 45 años aproximadamente.

"Ella se acordaba de ellos porque no le pidieron descuento después de una compra de 1.500 pesos, ya que normalmente todos los clientes lo hacen". En cuanto al DNI, la chica no se los pidió. "La firma en el boleto era un garabato", rememora la víctima.

Ya sin dudas de que lo estafaban, Juan Distéfano fue a la Oficina Fiscal 10 de Maipú e hizo la denuncia por el delito de "defraudación con tarjetas de débito o crédito".

"Allí me preguntaron de quién desconfiaba y dije: del banco Río y de Banelco porque los que tienen datos de mi información bancaria es el banco y Banelco, ya que ellos brindan el servicio de seguridad bancaria". Distéfano dejó la denuncia plasmada con la promesa de que se investigaría.

Según Guillot, conseguir un lector de bandas magnéticas no es demasiado complicado (obviamente no va a decir cómo hacerlo). Pero recuerda un caso en el sur de Mendoza, donde un sujeto colocaba un falso lector en las puertas de los accesos a cajeros automáticos y después los sacaba y con el falso lector se llevaba los datos de quienes deslizaban su plástico por allí.

Juan salió de la fiscalía pensativo y calculador. Allí le habían dicho que eran los dos únicos casos de ese tipo que recibían en meses. Los dos hechos -el de él y el de su padre- coincidían en el tiempo. Entonces Juan se volvió más detective ante tamañas coincidencias.

"En todos los comercios en los que hemos sido estafados no tenemos nada en común con mi padre. Pero hay uno de ellos en el que coincidimos: una estación de servicios de Maipú en la que tanto mi padre como yo cargamos nafta. En esa estación, cuando uno paga con débito, los empleados se van a una caseta donde pasan el plástico por el posnet y luego aparecen con la boletita para que uno firme; pero por unos segundos, la tarjeta de débito desaparece de la vista de uno”.

Los Distéfano fueron víctimas de 27 compras de las que no disfrutaron y les quitaron unos 30 mil pesos entre los dos (aunque los bancos ya han comenzado a reponer esa suma, ínfima para las entidades).

Entre tanto, la denuncia de la Oficina Fiscal 10 de Maipú llegó a manos de los pesquisas de Delitos Económicos de Investigaciones que han tomado el caso. Están detrás de las filmaciones y de los otros detalles que dejan como huellas los autores de este skimming.

En los cajeros automáticos

En el caso de los cajeros automáticos, el autor del fraude coloca un dispositivo a través de la ranura para tarjetas, que lee la información de la banda magnética y la copia para su uso posterior. Estos dispositivos se utilizan a menudo en combinación con una microcámara que graba el PIN (Código de seguridad) del usuario.

Es difícil que el titular de la tarjeta detecte el skimming, pero es bastante fácil de detectar para el emisor de la tarjeta con una muestra lo suficientemente grande.

Cuidados

1. No dar la clave del PIN a ninguna persona.

2. Evitar que se lleven su tarjeta a un sitio donde no pueda ver si la manipulan.

3. Verificar el tamaño de los lectores de tarjeta en los cajeros: estos deben medir el equivalente a una tarjeta y media; si es mayor o menor, es falso.

4. No reciba ayuda si desconocidos le ofrecen su celular para llamar al banco. Se han detectado casos en que el desconocido pasa el celular a alguien que tiene problemas con su tarjeta y al final termina hablando con un cómplice del dueño del teléfono. Les pasa todos los datos personales y de la tarjeta.
 

Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/padre-e-hijo-y-lo-que-nunca-gastaron-con-sus-tarjetas-de-debito-839191