Las "Saladitas" se llevan la mitad de las ventas en Tucumán y otras provincias

Miércoles 21 de Junio de 2017, 20:43





La Salada del mafioso Jorge Castillo hace tiempo dejó de ser un fenómeno de Lomas de Zamora; hay 570 "Saladitas" repartidas en 115 ciudades del país.

Fuera de la Capital Federal y Buenos Aires, Tucumán, San Salvador de Jujuy y Córdoba están entre los diez distritos con más ferias informales. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), este esquema mueve unos $ 56.000 millones al año.

Las estimaciones de la CAME apuntan que la variedad de puestos ilegales le quita al comercio formal alrededor del 45% de las ventas promedio, cifra que en el interior puede alcanzar diez puntos porcentuales más.

En los últimos años, la polémica feria La Salada avanzó con "sucursales" en distintas ciudades, mientras que en otras -como Córdoba- la oposición de las cámaras de comercio lograron frenarla.

Más allá del nombre que asuman, en todo el interior hay ferias, paseos o galerías de entre 15 y 30 puestos, con prendas que vienen en general de La Salada o, en el caso de la ropa deportiva, del norte argentino. De hecho, las excursiones de compra son semanales y muchas veces se realizan procedimientos para incautar mercadería original.

Fabián Castillo, vocero de la CAME y presidente de la Cámara de Comercio de Calzado de la Argentina y de la Mesa Nacional Antipiratería, admite que en el interior la lucha contra el comercio ilegal es todavía más complicada que en la ciudad de Buenos Aires donde, por ejemplo, lograron sacar a los manteros de la calle Florida y de la avenida Avellaneda.

"La clave es el ejercicio del poder de policía en la instancia que corresponda. Hay desde delitos federales, como el fraude marcario, hasta contravenciones que también deben ser sancionadas. Los inspectores deben controlar que haya factura, la procedencia de la mercadería y hasta las condiciones de las instalaciones para habilitarlas."

El presidente de la Federación Comercial de Córdoba, Marcelo Stehli, subraya que es "imposible competir si se paga alquiler, tarifas e impuestos y en la puerta venden lo mismo sin ninguna carga". Los rubros textil, electrónica barata, calzado y bijouterie son los que identifica como los más perjudicados.

Hay puestos con posnet instalado, lo que, a criterio de las cámaras comerciales, es una señal de la falta de controles. Sostienen que las inspecciones son más laxas que las que se hacen a locales instalados.

"Todo está atado a un problema social y eso es difícil de superar; hay resquemor a cerrar las ferias y nadie termina de saber cómo funcionan, si hay detrás una organización o sólo gente que compra y revende", dice Stehli.

Desde la CAME afirman que el problema no deja de crecer.

Aclaran que no están en contra de los artesanos, sino de quienes venden productos de procedencia dudosa. Hace poco más de un año en Mendoza se destruyeron, por ejemplo, 940.000 pares de anteojos "truchos"; la CAME asegura que empezó a detectar "cada vez más venta de medicamentos pediátricos" en la calle y que desde Interpol les confiaron que en el país hay hasta repuestos de aviones falsos.

"Los manteros en general no son más que la vidriera de una organización -explica Castillo-. Hay mafias por detrás y estamos exportando este esquema a otros lugares como Chile. Si naturalizamos la ilegalidad, ¿cómo se sostendrá la sociedad, con qué impuestos?"

En el interior, la presencia de talleres clandestinos es menos frecuente, lo que no significa que no los haya. Pero, en general, la mercadería llega desde otros lugares y se revende.

Claves de un fenómeno que se expande

Facturación


El esquema de ferias informales mueve una facturación de 56.000 millones por año

Falta de control

Muchas tienen hasta posnet instalado, con lo que se evidencia una falta total de controles

Reventa

En general no hay talleres clandestinos, sino que la mercadería llega desde otros puntos y se revende