Las "torreras" desembarcan en el país: otro impulso a la telefonía 4G

Martes 27 de Septiembre de 2016, 11:06




Además de la banda ancha móvil ultrarrápida, la llegada del 4G atrajo un nuevo tipo de negocio: las “torreras”.

Así llaman en la jerga a las empresas dedicadas exclusivamente a la instalación de torres para antenas de telefonía móvil, que posteriormente alquilan a las operadoras.

Este Real State telefónico ya funciona en los principales mercados del mundo y acaba de desembarcar en el país, reimpulsando el demorado despliegue de la telefonía de cuarta generación.

En el mercado estiman que más de 10 “torreras” ya están ofreciendo sus servicios y las telefónicas reconocen que están “analizando las propuestas”.

La más adelantada es Torresec, de origen portorriqueño, que empezó a sondear el mercado a mediados del año pasado y ya concretó algunos acuerdos.

Pero hay otras muy activas, como la brasileña Cell Site Solutions, Evotech, GME Alliance y Atis-Group.

Una de ellas, en una carta de presentación explica el modelo de negocio: “Somos una empresa administradora de sitios (conocidos como radiobases). El negocio se centra en la renta de espacio en torre o azotea a los operadores de telecomunicaciones”, señalan.

Más allá de la novedad, el desembarco de las “torreras” coincide con el inexplicable y tardío lanzamiento del 4G en el país.

Entre diciembre de 2014 y junio de 2015, el Gobierno terminó de asignar partes del espectro de frecuencias aptas para modernizar las redes y amplificar el ancho de banda para móviles.

Hay otra traba fundamental. El 4G, especialmente en las grandes ciudades y las zonas urbanas, vecinos y municipios oponen resistencias a la instalación de torres y antenas por el impacto visual y los supuestos perjuicios a la salud que ocasiona la radiación de ondas.

Envueltas en una carrera contrarreloj, cada operadora despliega su propia red, lo que se traduce en tortuosas negociaciones con municipios, consorcios y asociaciones vecinales para la instalación de las torres, antenas, fibra óptica y equipamiento indispensable para el normal funcionamiento de las comunicaciones de voz (redes 2G y 3G) y el tráfico de datos (3G y 4G).

De allí surgen las “torreras”, cuyo objetivo es comprar o alquilar terrenos para instalar torres con el objetivo de arrendar el sitio a una o más operadoras de telefonía.


“Torresec se animó antes, en abril del año pasado. Y ya tiene varias torres construidas y otras tantas en construcción”, grafica Juan Pablo Blanco, un ex alto ejecutivo de Alcatel-Lucent y socio fundador de Atis-Group. De larga trayectoria en el rubro de las telecomunicaciones, Blanco asegura que están a punto de cerrar el primer contrato y que la principal debilidad de las redes locales es la falta de infraestructura.

“Entre las cuatro operadoras hay unas 15.000 torres. Y de acá a 2020 hay que duplicarlas”, dijo.

En realidad, las torres representan el esqueleto central de una red. La mayor o menor cantidad en un área es un buen indicador de la calidad del servicio, tanto de voz, mensajes o datos.

En este sentido, las deficiencias surgen de un estudio comparativo realizado por GSMA, una organización que representa a las operadoras móviles, que posiciona a Tokio como la ciudad con mejor infraestructura: existe una antena por cada 99 habitantes.

En Londres, por caso, la proporción es 261 por sitio y California, 309. En el área metropolitana de Buenos Aires el promedio es 4.076 por antena, lejos de otras ciudades de la región, como Lima (3.462) y San Pablo (1.947)..

“La cantidad de torres y sitios no es la única variable, pero es crucial. La cobertura y la calidad del servicio depende de muchas cosas y no es lo mismo para el 2G y 3G que para el 4G. En el primer caso, para las transmisiones de voz, si no hay un desarrollo conveniente de la red, el servicio se cae, o se corta. En el 4G, esas insuficiencias se traducen en más o menos ancho de banda, según la cantidad de usuarios que haya en la zona”, dijo una fuente de una de las telefónicas.

Sea como sea, la llegada de las “torreras” cuenta con el respaldo de las autoridades oficiales. “El espíritu del Gobierno es que las operadoras compartan la infraestructura y los sitios para que el servicio mejore. Estas empresas facilitan el desarrollo y les permiten a las operadoras desligarse de cosas que no tienen que ver con su negocio específico”, señaló Daniel Martello, director de Ericsson, una de las proveedoras de tecnología para redes, junto con Huawei y Nokia.

Las empresas enfocadas en torres nacieron con el 4G. Estas redes, en general, operan en frecuencias y espectros que requieren de una mayor cantidad de radiobases para operar de la mejor manera.

Martello recalca, en este sentido, que las torreras pueden ocupar –tal como ocurre en los principales mercados– un rol trascendente: “Ellos compran o alquilan el lugar para instalar una torre y, posteriormente, pueden combinar el arrendamiento a varias operadoras al mismo tiempo. Por el lado de las telefónicas, es la oportunidad de sacarse activos y tercerizar la infraestructura, cosas que no son centrales en su negocio, por ejemplo, negociar con municipios y consorcios la instalación de antenas”.

En el caso del 4G, las torres no son tan altas como en las tecnologías precedentes. “No se necesita tanta altura (30 y 45 metros), porque son microceldas que funcionan bien entre los 8 y 12 metros”, explicó un ingeniero de larga trayectoria en la industria.

Como contrapartida, se necesitan más microceldas para dar una buena cobertura, pero con menos altura. Lo cierto es que hoy la cobertura 4G alcanza a poco más del 50% de la población, un desarrollo que la sitúa por debajo de otros países de la región.




Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/torreras-cambian-negocio-telefonia-impulso_0_1657034316.html