“Espero volver, para verte a vos y a nuestra hija”, le decía el cuidador todas las noches cuando se iba al trabajo

Martes 17 de Enero de 2017, 07:59

Los vecinos cortaron la ruta. LA GACETA / FOTO DE ÁLVARO MEDINA



A los vecinos no les importó que el sol de la siesta pegara de frente y que los neumáticos ardiendo llevaran la temperatura del lugar a un nivel infernal. Pese a los bocinazos de quienes querían entrar a la capital tucumana por la avenida Gobernador del Campo, los manifestantes no se movieron. Estaban ahí para decir basta a la inseguridad y exigir justicia. Poco más de 24 horas antes, habían sido testigos del asesinato del sereno Alfredo Baigorria, de 38 años.

“En los tres barrios (Barrancas del Salí, Farmacéutico y Viluco) tenemos casos de inseguridad en forma permanente, esta es una zona peligrosa por cómo creció el delito y el narcotráfico. Siempre contratamos vigilancia privada porque nunca tuvimos respuestas de la Policía. Esto llegó a un extremo cuando mataron al sereno. Y ni siquiera fue un robo, fue una ejecución porque lo atacaron cuando estaban comiendo”, denunció uno de los organizadores de la marcha, Gustavo Pucci.

Todos los congregados apuntaron contra un presunto grupo criminal que está en la mira de los investigadores del homicidio: “Los Gallos Finos”. Entre sus miembros más peligrosos fueron nombrados “Chupetón”, “Rengo” y “Jacobo”.

La delincuencia también atacó a Valeria Guevardi, quien tiene una fundación donde da clases particulares y lucha contra la droga: “En una semana me robaron tres veces. Por eso armamos un grupo de WhatsApp para defendernos, porque la Policía les tiene miedo. Ante cualquier cosa, nos escribíamos y salíamos todos. Pero nos pasábamos la noche en vela y no nos quedó otra que contratar a los serenos”.

“Estaba durmiendo cuando escuché los tiros. Al salir vi que uno de los serenos estaba tirado en el piso. Tenía dos orificios de bala en la sien. Otro sereno, al lado suyo, se agarraba la cabeza y lloraba”, ilustró Alejo, un joven que pidió que no se publique su apellido. “Me dijeron que estaban comiendo cuando llegaron los tres encapuchados y les dispararon. Después de sacarle la riñonera a Alfredo, salieron corriendo hacia la villa”, agregó.

Esa bronca contra la Policía se trasladó hacia Osvaldo Tártalo, el jefe de la seccional 10, que estaba ahí presente. “¿Sabés lo que fue decirle a la nena que su padre había muerto?”, lo increpó a los gritos un primo de Baigorria. Ese jefe policial informó que se reforzaron los controles en la zona. El comisario Teófilo Rodríguez, a cargo en forma provisoria de la Regional Capital, añadió que se destinaron al lugar efectivos con recorrido y otros con parada fija.

Beatriz González, la esposa de Baigorria, lejos de los gritos de los indignados vecinos, contó en voz baja que el sereno todas las noches antes de salir de su casa le decía: “espero volver, para verte a vos y a nuestra hija”.

“La nena está destrozada, lo busca. Hace un año murió mi papá. Vengo de una tras otra y esta me volteó, pero la voy a seguir luchando por ella. La verdad es que, cuando me tocaron la puerta a las 5.30 para contármelo, no lo creía. Nos fuimos hasta el lugar y lo vi tirado, casi desnudo. Los policías no me dejaron acercarme hasta él y en todo momento me dijeron que no hiciera nada por mi cuenta, que lo había matado gente peligrosa”, recordó la joven viuda.



Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/715470/policiales/espero-volver-para-verte-vos-nuestra-hija.html