Retrato de una maltratadora serial

Domingo 22 de Enero de 2017, 11:07

Cristina Kirchner.



Una escucha telefónica entre Cristina Kirchner y Oscar Parrilli, su persona de confianza y perpetuo “mayordomo”, dejó en evidencia que el último jefe de los espías reiteradamente era llamado “pelotudo” por la ex Presidenta.

Gritos, insultos y malos modos. Cristina Kirchner hizo un culto del maltrato permanente hacia propios y extraños.

Son muchos sus antecedentes en esta materia. Le dijo “burro” a un historiador que osó opinar diferente sobre el surgimiento del nazismo en Alemania, como los chiquitos que no tienen argumentos e intentan cerrar el debate con una descalificación.

Daniel Scioli fue una de sus primeras víctimas públicas cuando era el vicepresidente de Néstor y la hoy Presidente senadora. En diciembre del 2005 Scioli presidía el Senado y CFK pidió la palabra para acusarlo de montar una operación de prensa. Además humilló públicamente a quien luego fue su candidato por “desconocer el reglamento”.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, también en cadena nacional, fue subestimado por la ex Presidenta cuando lo llamó con un “vení para acá, vení chiquito”.

Algunos maltratadores, por otra parte, tuvieron que tomar de su propia medicina. El sistema vertical-fascista del kirchnerismo solo permitía la obediencia, a cambio de seguir recaudando en toda la cadena de mandos.

José Alperovich y su esposa Betty Rojkés fueron humillados en varias oportunidades. El periodista Horacio Verbitsky escribió que Cristina estalló de bronca al ver una foto de Alperovich con La Chancha Alé, "sindicado como el máximo jefe de la cosa nostra tucumana", y a Rojkés referiéndose "en forma complaciente o al menos resignada frente a gravísimos delitos que, dijo, siempre existieron y seguirán existiendo".

"Ante la ira presidencial ambos tuvieron que retroceder: el gobernador tuvo que visitar a Susana Trimarco y acepta su solicitud de relevar al Ministro de Gobierno, y la incomprensible vicepresidente del Senado debió disculparse ante la madre de la víctima", escribió Verbitsky.

Los ministros le tenían miedo a Cristina. Y de hecho, ella misma advirtió alguna vez que sus funcionarios “tenían que temerle a Dios, y a mí un poquito”. Llamadas a toda hora, retos y amenazas eran el menú cotidiano de sus ministros. Un ex canciller, hoy reconciliado con el kirchnerismo, fue acusado por CFK de “traidor” por haber recibido a un periodista no oficialista en su despacho.

El ex amigo y jefe de Gabinete de CFK, Alberto Fernández, explicó: “Cristina, en algún sentido, era maltratadora; nunca me pegó, pero veo la historia escrita por ella y me asombro; la tergiversación de la historia es un gran maltrato a la memoria colectiva".

Idiotas, estúpidos, mentirosos. El periodismo ha recibido todo tipo de descalificaciones y el desprecio público de la ex jefa de Estado.

Peor le fue a Julio Durán, que presentó un amparo ante la Justicia porque la AFIP no le autorizó a comprar 10 dólares para regalarle a su nieto. En cadena nacional, Cristina lo llamó “abuelito amarrete”.

Es curioso lo que sucede con la ex Presidente, que ha hecho y mucho por la igualdad de derechos, de género, y que ha implementado todo tipo de políticas contra la discriminación durante sus años al frente de la Casa Rosada. Pero la dicotomía es parte del ADN del kirchnerismo. Y Cristina ejerce la discriminación como herramienta política y de modo permanente. Haz lo que yo digo, pero no mires lo que hago… porque es bien distinto.

Fuente: http://www.cronista.com/columnistas/Cristina-y-el-maltrato-como-herramienta-politica-20150902-0090.html