Domingo 19 de Marzo de 2017, 18:38
Los romanos creían que fidelidad era una divinidad. Numa Pompilio, el segundo rey de Roma (sucedió a Rómulo) le erigió un templo y altares. ¿Cómo se la representaba? Con una llave, un vestido blanco y un perro.Ahí va Bobby. Nadie se compadeció para subirlo a uno de los autos.
No se sabe si se olvidaron de él o no le dieron importancia. Pero
la señora Wai tenía un compañero inseparable: su perro Bobby. Y a él no
lo incluyeron en ninguno de los autos.
No
le importó. Bobby saltó la pared de la casa y empezó a seguir la fila
de autos que iban a media marcha. Esquivando autos sin importarle si
alguno de ellos podía pisarlo. Era su deber darle el adiós a su dueña.
El cortejo ya llegaba al cementerio. Y Bobby también.
Fueron
pasando las cuadras y el camino se hizo de tierra y complicado. Bobby,
con la lengua afuera, seguía firme. Fueron seis kilómetros hasta llegar a
destino. Cuando descendieron el féretro, Bobby se acercó al hueco en la tierra donde iban a enterrar a la mujer que amaba.
Allí va Bobby, en los últimos tramos antes del destino.
Le quisieron dar agua. No aceptó. Lo quisieron alejar del lugar pero no lo lograron. Mientras el féretro descendía, Bobby miraba con profunda tristeza. Ya no la vería más.
El perro se acostó al lado de la tumba de su dueña.
Un nieto de la señora Wai se llevó a Bobby a su casa. La nueva casa de un perro fiel. Que ya hizo lo que todos imaginaban. Se escapó una vez de la casa para repetir, con un gps manejado desde el corazón, el recorrido al cementerio. Lo vieron los cuidadores llegar a la tumba de la señora Wai y acostarse allí hasta que el atardecer fue llegando.
La tristeza del perro cuando el féretro descendió a su última morada.
Los
romanos creían que la fidelidad podía asociarse a un perro. Aquellos
borrachines inofensivos no sabían, o sí, que aquellos perros que los
escoltaban no lo hacían por interés, sino por fidelidad. La señora Wai, donde esté, sabe que Bobby siempre va a ser incondicional. Por fiel. Sin importar cuántos kilómetros tenga que caminar de acá hasta su fin...
Bobby con los familiares de la señora Wai.