-¿Tuvieron ayuda de Mauro para comprar la SUV?
-No. Fue Ivana sola. Ella sola puede todo. Y que la gente especule si quiere, no es nuevo ni nos afecta, la verdad. Estamos muy felices en la nuestra, sin envidiar a nadie ni desearle el mal a nadie, lo mejor para todo el mundo.
-¿Cuándo vas a cumplirle el ‘capricho’ del casamiento o los hijos?
-Me encantaría, me hace mucha ilusión casarme con ella, verla de blanco. Pero somos chicos y nos quedan muchas batallas para afrontar juntos, viajes que disfrutar. Una vez que estemos relajados, se dará.
-¿Vas a dejar que Ivana maneje esa nave?
-Obvio, si ella quiere, no hay problema. Ivana tiene el registro, la cédula verde, todo. ¡Hasta conduce mejor que yo! Mañana tenemos una presentación en Goya, Corrientes y vamos a estrenar la camioneta en la ruta. Son unos 700 kilómetros de viaje, así que capaz que manejamos un rato cada uno. Más allá del regalo, es de los dos, somos uno los dos, asi que es de ella también. Aunque generalmente cuando salimos, yo agarro el volante. Por suerte, ya conseguimos una cochera en el edificio donde vivimos.
-Ahora que está abierto el libro de pases, ¿estás cerca de firmar con algún club?
-Estoy entrenándome muy fuerte, esperando que termine el torneo de la Primera B Nacional y el campeonato de la Primera B Metropolitana, para ver si sale algo en estas semanas. Ahora estoy esperando algunas propuestas concretas para volver. En dos o tres semanas ya seguro sepa bien en qué equipo voy a jugar. Tampoco descarto que me surja alguna oferta desde el exterior. Soy un 9 de área y, por mi 1,90 metros de altura, mi fuerte es el juego aéreo.
-¿Cómo es tu rutina de entrenamiento?
-Tres días a la semana me entreno en un centro electrofitness de Martín Venturino, y los otros tres días me entrena Ivana. Aunque parezca chiste, ¡me tiene al trote! Ja, ja. Ella sabe mucho de cuando jugaba al basquet en España, así que me entrena bastante, me da muchas fuerzas me motiva demasiado. Casi que no me deja descansar, ja, ja.