Miércoles 23 de Agosto de 2017, 08:38
El peso de los motores y la velocidad a la que -en una caída en picada- impactó contra un pantano el avión desaparecido desde el 24 de julio provocaron que los motores quedaran enterrados a unos cinco metros de profundidad. Por eso, se evalúa la posibilidad de que esas las partes más pesadas y más enterradas de la aeronave hallada en la costa norte del río Paraná Guazú no sean retiradas del lugar. Es que la maniobra que requeriría su remoción, en principio con un helicóptero que hiciera la fuerza necesaria para desenterrarlas, podría resultar insegura y poner en riesgo a quienes realizaran ese trabajo. Fuentes de la investigación aeronáutica dieron a conocer esta posibilidad, y agregaron que la recuperación de cuerpos de las tres personas que viajaban en el avión está terminada. Ya fueron enviados a la morgue de San Isidro.