Un payamédico que regalaba sonrisas murió mientras esperaba un trasplante

Martes 19 de Septiembre de 2017, 08:13

Matías Scotti (izquierda) en el curso de payamédico. /Foto: Clarín



Matías Scotti llevaba un mes internado en la Fundación Favaloro en Buenos Aires a la espera de un trasplante cardiopulmonar a raíz de una cardiopatía congénita.

El domingo, un paro cardiorrespiratorio le puso fin a la vida de este paranaense de 33 años y a su ilusión solidaria: soñaba con, una vez trasplantado, llevar adelante la tarea de payamédico, en la que se había capacitado este año.

Matías trabajaba como gestor automotor en la capital entrerriana, pero, más allá de su profesión, había abrazado otra vocación en 2017.


Fátima Heinze, una amiga suya, le contó sobre un curso de payamédico y a él le entusiasmó la idea.

Tanto que completó el curso en unos meses y se aprestaba a regalar sonrisas a quienes pasaban sus horas en internación.

Sin embargo, las complicaciones en su estado de salud dejaron sus sueños truncos.

Scotti figuraba en lista de espera para ser trasplantado desde hacía dos años. En el último mes, su estado se agravó: fue internado, entró en urgencia y sus afectos movilizaron una campaña (“Un soplo de vida para Matías”) para visibilizar su situación y esperar los órganos que necesitaba para seguir su vida. Se involucraron músicos y figuras del fútbol.

Su familia, en los momentos de despedida, se encargó de agradecer con creces a cada uno de los involucrados.

Matías, a pesar de que su salud empeoraba (las últimas semanas debieron dializarlo por problemas en los riñones), mantenía la ilusión. Soñaba con trasplantarse: “Después de hacerme chapa y pintura voy a hacer miles de cosas”, le dijo a Fátima y otros dos amigos (“el Chino” y Lucía) el jueves, cuando fueron a visitarlo.


Entre lo que planeaba para su segunda vida, además de los viajes y los asados en la quinta del “Chino”, estaba alegrarles la vida, como payamédico, a personas enfermas. “En esa actividad encontró algo que lo hacía feliz”, explicó Fátima.

“Estaba lúcido, aunque se lo notaba deteriorado, había perdido doce kilos”, narró Heinze. Ella es trasplantada bipulmonar por una fibrosis quística y había conocido a Matías cuando este, a raíz de su necesidad de trasplante, la contactó. A partir de conocer a Fátima y su fundación (Alguien como yo FQ) comprendió en plenitud la necesidad de concientizar sobre la donación de órganos.

Matías no perdió la alegría ni en sus horas finales. “Bromeaba con las enfermeras, estaba feliz”, recordó Fátima sobre la visita del último jueves en su sala de internación, donde sus padres -Raúl y Estela- y sus hermanos lo acompañaban a cada momento. Al día siguiente, en la noche del viernes, durmió y no volvió a despertarse.

“Los órganos no van al cielo, se quedan en la Tierra y salvan vidas”, suele decir Heinze. La familia de Scotti abrazó ese mensaje a partir de la enfermedad de Matías. Ellos creen que es necesario continuar el trabajo para concientizar sobre la importancia de la donación. Para que nadie más perezca en la espera.



Fuente: https://www.clarin.com/sociedad/historia-matias-scotti-payamedico-murio-espera-trasplante_0_rJPOTR69Z.html