Martes 29 de Mayo de 2018, 06:43
El mensaje que emitió el presidente Mauricio Macri fue la forma de admitir una preocupación oficial: pese a los reiterados aumentos de tarifas, el consumo de energía no baja.
Junto al ministro de Producción, Francisco Cabrera, el jefe del Estado recalcó que la demanda residencial de electricidad creció un 8% interanual en abril, como para contrarrestar las críticas opositoras y potenciar su prédica de racionalizar los consumos energéticos.
Pero los datos que analiza el Gobierno van más allá y dan cuenta de que los constantes incrementos no alcanzan para ajustar los comportamientos colectivos.
Fue el ministro de Energía, Juan José Aranguren, quien la semana pasada en la Universidad del Cema (Ucema) dijo: "No hubo cambios en las conductas de los consumidores. Hay quejas por la suba de las naftas, pero cada vez se consume más". El funcionario respondió así a una pregunta sobre el impacto de los aumentos de tarifas.
Hay varias lecturas que maneja el Gobierno.
Una de ellas es que detrás de estos comportamientos hay una cuestión estructural, de que los argentinos se acostumbraron a un cierto nivel de vida que no están dispuestos a resignar ahora.
Así se explicaría por qué se sigue prendiendo el aire acondicionado con temperaturas no tan altas o la calefacción ante los primeros días de frío, lejos de la postura oficial que incita a abrigarse en casa.
Otro análisis que se hace internamente es que aún hay margen para seguir incrementando las tarifas, aunque la creciente conflictividad social indique lo contrario. También creen que faltan mayores incentivos para reemplazar los equipos viejos por algunos más modernos.
Con todo, existe un cierto dejo de resignación frente al azar.
"Depende de la temperatura", explican fuentes oficiales.
Este abril fue el más cálido de los últimos 60 años, con una temperatura media de 22.1 grados centígrados, cuando el promedio histórico para ese mes es de 17.8. Eso determinó que, de acuerdo con los datos suministrados por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), los hogares consumieran 4097,7 GWh, un 8% más que en abril de 2017 y el 39% del total de la demanda eléctrica del mes pasado.
La inquietud oficial tiene razones fiscales: el 65% de la electricidad es de generación térmica, con la quema de combustibles fósiles como gas natural, gasoil o fuel oil. En invierno, eso implica mayores importaciones de combustibles, dado que la oferta local es insuficiente en esta etapa del año.
En 2017, el déficit comercial energético fue de u$s 3268,2 millones, el 38% del total del rojo que registró el intercambio argentino con el mundo. Y en los primeros tres meses de este año, el saldo fue negativo por u$s 172 millones, un 14% del déficit comercial acumulado. Donde sí hubo el año pasado una retracción del consumo fue en el gas. La demanda residencial cayó un 10% interanual el año pasado.
El economista y consultor en energía Alejandro Einstoss explicó que el consumo de energía "es inelástico y el trayecto para achicarlo es corto. Ayuda cambiar la conducta de uso, pero más eficiente es modificar el equipamiento en los hogares".
"A nadie le gusta ajustar sus hábitos, pero eso se termina cuando llega la primera factura cara. Hubo una distorsión cuando la energía era tan barata", analizó Einstoss.
Fuente:https://www.cronista.com/economiapolitica/Preocupa-al-Gobierno-que-no-baja-el-consumo-electrico-pese-a-las-subas-20180529-0006.html