Un hombre sin codos desafía todas las expectativas al aprender a tocar el piano

Miércoles 18 de Julio de 2018, 11:54





A los tres años, Bart Gee supo que su vida tenía que pasar por la música, aun sabiendo que una extraña condición no le permitía doblar sus brazos, manos ni dedos. Así fue como comenzó tocando el glockenspiel, un instrumento de percusión similar al xilófono, con ayuda de su profesora. Sin embargo, ella acompañaba su melodía con el piano y no hizo menos que inspirarlo. Hoy, a sus 34 años, se convirtió en un pianista con todas las letras.

“Recuerdo mirarla y preguntarle si podía copiarla. Sabía que quería tocar el piano y lo disfruté mucho”, declaró Bart a medios extranjeros. “De chico volvía a casa y practicaba todas las noches, después de cenar. Teníamos un piano y quería seguir los pasos de mi padre, que tocaba este instrumento en la iglesia”, continuó.

“Tocar el piano siempre fue un desafío para mí. Es raro, porque cuando lo hago pienso que mis manos se ven distintas a lo que probablemente vean otras personas”, reflexionó.



El motivo por el que este hombre no puede doblar sus miembros es que nació con artrogriposis, un extraño síndrome clínico que debilita los músculos y endurece las articulaciones, provocando que se curven. Es una condición no progresiva, por lo que no empeora con el tiempo, y puede afectar en algunos casos al sistema nervioso central. En este sentido, sus médicos le dijeron a sus padres que nunca podría caminar o sentarse de forma independiente.

Bart, recién nacido. Los médicos les dijeron a sus padres que no sería capaz de caminar o sentarse por sí mismo.
Bart, recién nacido. Los médicos les dijeron a sus padres que no sería capaz de caminar o sentarse por sí mismo.

Claro que esto no fue así en el caso de Bart. Dio sus primeros pasos a los tres años y no paró desde ese momento. Además del piano, toca el bajo y la batería, ambos eléctricos, y da charlas motivacionales. También completó una competencia de 5 kilómetros de nado en 2017, con un tiempo de cinco horas y media.



Aunque no todo fue placentero. Vivir con este síndrome constituyó una lucha en repetidas ocasiones, tanto por inconvenientes físicos (tuvo que ser operado por una artritis severa) como por el trato de otras personas.

“La escuela fue muy dura. Mis padres me enviaron a un secundario común, para poder tener una experiencia como la de cualquier otro chico. Fue una buena idea pero con altibajos”, confiesa. “Me colocaban apodos y me escupían. Lo peor era cuando los acosadores me empujaban, sabiendo que no podía levantarme del suelo sin ayuda”, completa.

“Fuera de la escuela tenía que soportar que la gente se me quede mirando en la calle. Los chicos incluso gritaban ‘¿por qué camina como un pingüino?’. Se que solo son chicos pero era doloroso igual”, narró.



A medida que crecía, este pianista de Wiltshire, Inglaterra, se acostumbró a las miradas y “ya no me molestan tanto”. “Desafié el panorama de vida que los doctores me dieron. Incluso aprendí a manejar”.

“Disfruto de ser independiente. Para mí, lo difícil significa que es posible”, concluyó.


Fuente: https://tn.com.ar/salud/lo-ultimo/un-hombre-sin-codos-desafia-todas-las-expectativas-al-aprender-tocar-el-piano_883375