Intendente K de Tierra del Fuego obligó a un obrero TUCUMANO a brindarle favores sexuales a cambio de trabajo

Domingo 14 de Octubre de 2018, 12:45

El intendente Gustavo Melella y el obrero tucumano Alfredo Suasnabar, uno de los denunciantes del jefe municipal



Por Mariel Fitz Patrick
Infobae


"Un día estaba mal, era el mes de enero, no había trabajo, no tenía un peso. Y cuando uno tiene familia, busca hacer cualquier cosa. Entonces me dijo que fuera a verlo en su departamento, en Anadón 1071. Me fui para ahí pensando en que iba a tener trabajo. Subí, me atendió el señor, y me abrazó, me besó y empezó a hacerme cosas, me bajó los pantalones y se mandó el miembro en su boca. Yo lo que hice es apartarlo, le dije ’pará, qué es lo que pasa, yo vengo por el trabajo, no por esto’. Y él me decía "entregate, papito, entregate".

Quien habla ante esta cronista, sumido en la vergüenza, es Alfredo Suasnabar, de 55 años, trabajador de la construcción en Río Grande, Tierra del Fuego. Pide disculpas por lo que va a contar "delante de una dama". Es uno de los que denunció ante la Justicia al intendente kirchnerista, Gustavo Melella, de abuso y acoso sexual a cambio de trabajo.

Suasnabar, oriundo de Tucumán y de condición muy humilde, está desempleado desde hace 11 meses. Infobae viajó a Río Grande y Suasnabar aceptó hablar "para que otros hombres, padres de familia, no pasen por esta situación, que tengan que pagar un precio por tener un trabajo para vivir dignamente".

Suasnabar conoció a Melella en busca de trabajo después de que el intendente visitara el barrio donde vive su amigo Damián Rivas, y éste le pidiera empleo. El intendente les dijo que vayan a verlo a la Municipalidad y les pidió sus números de teléfono. A partir de ese momento, ambos relatan que comenzaron los mensajes de acoso sexual, primero vía telefónica, y luego en persona.

"Desde el día que habilité el monotributo, el señor intendente comenzó a mandarme mensajes de WhatsApp y también me llamaba y me preguntaba si la tenía grande, en referencia al pene, porque él la quería sentir, y siempre me pedía si conocía a alguien para presentarle. Me decía que yo era un cagón y que nunca iba a hacer nada, y que no podía creer que no tenía ningún conocido para presentarle. Pero yo no iba a llevar a nadie conocido para eso", declaró Rivas ante el juez Raúl Sahade.

Rivas fue el primero que decidió buscar un abogado para reclamar el dinero que les quedó debiendo la Municipalidad por el trabajo que hicieron en el Centro Tecnológico local. Desde entonces no pudo conseguir otro trabajo y sobrevive haciendo changas.

Rivas y Suasnabar declararon en la causa abierta sobre presuntas irregularidades en la adjudicación de la obra pública local en favor de empresas "amigas", a partir de una denuncia realizada por Francisco "Paco" Giménez.

Pero una vez frente al juez Sahade, no solo contaron que los desplazaron de esta obra y no les pagaron. Con detalles explícitos, declararon haber sido acosados y extorsionados por el intendente a tener sexo con él, a cambio de darles trabajo en alguna obra local. Según relataron, Melella los convocaba a solas a su despacho en la Municipalidad o los citaba en su departamento de la calle Anadón, en el barrio Chacra II.

En la Justicia se sumó un tercer testimonio, el de Mario (su abogado pidió mantener en reserva su apellido), otro obrero de la construcción oriundo de Formosa, de muy bajos recursos, que se convirtió en querellante.

"Me empezó a decir que si quería entrar en la Municipalidad era a cambio de que esté con él, que me acueste con él. Y en ese momento me empezó a tocar y tuve miedo de que me haga una denuncia porque es funcionario público, pero necesitaba plata en ese momento. Me tocaba el pene por arriba de la ropa, y me dijo que si yo estaba con él, iba a entrar a la Municipalidad, que me acostara con él (…) Tuve relaciones sexuales con él, pero porque él me apuró, yo tenía miedo. Recuerdo que no le gustó que yo le diga que no era así como tenían que ser las cosas, así que decidí irme y me dio quinientos pesos", declaró Mario ante el juez Sahade.

El intendente no está hasta ahora imputado en la denuncia por los presuntos abusos, ya que el fiscal mayor Guillermo Quadrini no requirió aún en los hechos de índole sexual, lo que sucedería esta próxima semana.

Desde el entorno del intendente atribuyen las acusaciones a una utilización política de su vida privada y sostienen que se trata de "una operación" porque Melella – ex radical devenido en kirchnerista – "mide mucho mejor en la encuestas para gobernador" que la actual mandataria Rosana Bertone, hoy alineada con el PJ.

Proveniente de Formosa y de oficio carpintero, Rivas se instaló hace cuatros años en Río Grande en busca del trabajo. De 58 años, vive con su mujer y sus tres hijos – dos nenas y un varón entre 5 y 16 años-, en una humilde casilla recubierta de chapa en la barrio Miramar, en la que recibió a Infobae.

Con voz pausada pero firme relata que, tras haberle pedido trabajo a Melella, más de un año después finalmente lo llamaron para hacer la obra del Centro Tecnológico de la Ciudad. Convocó a 8 obreros para ese trabajo y lo presupuestó en $ 637.000. Con las facturas en la mano, asegura que el Municipio solo le pagó $ 110.000 como adelanto para los materiales y nunca canceló el resto.

En su intento para que le paguen, Rivas volvió a contactar al intendente por celular. Durante la entrevista, le muestra a Infobae los mensajes de su celular intercambiados el 21 de agosto último, en los que Melella le responde que vaya a verlo a la Municipalidad.

Recuerda que ese día "estaba desesperado porque tenía dos boletas de luz vencidas" y que por eso decidió ir. Detalla lo que -según él- sucedió dentro del despacho: "Me empieza a besar, me toca, me hace cosas… la verdad las veces que fui ahí, fue así… Me pedía tener relaciones a cambio de trabajo efectivo. El reclamo del pago que yo le hacía no le interesaba. Me decía ’papito venite, te extraño’. Yo me ponía re mal. Después por teléfono me mandaba cosas".

Investigacion al Intendente Melella en Rio Grande Mensajes celu Rivas reclamo del pago

Rivas todavía no pudo cobrar esa deuda y lo atribuye a que rechazó las propuestas sexuales de Melella. "Claramente, cuando no logra su cometido, no me paga y no me da trabajo. Pero nadie se anima a denunciarlo. Yo no lo voy a dejar pasar. Hace un año que estoy así, he pasado momentos difíciles, no he tenido para comprar una garrafa o pagar la luz, pasé muchas necesidades", sostiene.

Alfredo Suasnabar es oriundo de Tucumán y vive en Río Grande desde hace 8 años. Es amigo de "Don Rivas", quien se lo presentó al intendente y lo llevó a trabajar en la obra del Centro Tecnológico. También se quedó sin trabajo cuando fueron desplazados, poco antes de que concluyeran la obra. Desde entonces está desempleado y alquila una pequeña pieza en un barrio cerca del cementerio.

Investigacion al Intendente Melella en Rio Grande Alfredo

Ante esta cronista, duda en contar lo que le pasó "por respeto a una dama". Finalmente accede y, con timidez, comienza su relato. Recuerda que fue con Rivas a verlo al intendente por pedido de éste, y que Melella le ofreció solucionarle el atraso en el monotributo para así poder ser proveedor del Municipio. "Ese día me llamó y me dijo ’¿te animás a tener un novio casual?’ Entonces yo le dije ’disculpe, pero yo soy hombre y usted es hombre, no sé qué es lo que me quiere decir. ¿No le gustan las mujeres?’. Y me dice ’esto es como el pollo, si te gusta el pollo comes pollo’. Entonces yo le corté. Y al otro día me volvió a llamar diciendo cosas, ’papito si te agarro, lo que te haría’. Yo no respondía. Me dejaba mensajes de texto. Un día me dice ’quiero que vengas a verme a mi casa y que me la pongas toda’. Yo seguía sin responder. Eran muchas cosa feas las que me decía".

Necesitado por cobrar el dinero que le debían por la obra del Centro Tecnológico, contactó a Melella nuevamente quien le respondió citándolo en su casa, pese al pedido de Suasnabar de verlo en la oficina. Suasnabar baja la cabeza y hace una pausa, antes de continuar el relato de lo que sucedió una vez que llegó al departamento de Melella, un domingo de enero de este año, según asegura, contra su voluntad.

Esa no habría sido la última vez que Melella abusó de él. "Fui a la Municipalidad a llevarle un currículum y otra vez pasó lo mismo, me abrazó y me empezó a manosear. Me dijo que gustaba de mí porque el tipo que lo había penetrado la primera vez era un canoso, un viejo, y que por eso él tiene esos recuerdos y que yo le gustaba mucho. Yo le dije ’no, tengo familia y no me gustan los hombres’. Decía ’te doy un trabajo y te quiero ver’. Hasta que un día Don Rivas consiguió un abogado e hicimos la denuncia, porque yo no quiero que pase más lo que pasó conmigo, porque es muy feo tener eso en la mente".

Avergonzado, explica por qué para él era difícil resistirse a sus requerimientos bajo la promesa de trabajo. "Yo procuraba apartarlo, no reaccionaba en ese momento, no sabía si salir corriendo o darle una trompada. Si salgo corriendo, el tipo tiene cámaras filmando y piensan que le robé, o me pega un tiro. Que escapatoria puedo tener si estábamos dos tipos solos, es el intendente con renombre y yo soy un pobre peón, a quién le van a creer, si él es la autoridad del pueblo".

"Nunca consentí esas relaciones. Uno sabe que no es justo y está violando una ley de Dios. Y me parece raro que el intendente, que estuvo en ese colegio de curas, no sepa lo que está haciendo es inmoral. No imaginé que iba a vivir esto alguna vez, menos a mi edad", se lamenta.

Infobae también habló en Río Grande con quien fuera el custodio durante seis años de Melella, Hugo Moya, convertido luego en su mano derecha: "Renuncié hace dos meses por todas las cosas que vi, las actitudes personales. Para mí, jugaba con la gente. Le gustaba tener relaciones con hombres mayores de 50 años que necesitaban trabajar".

Suboficial retirado de la Policía, relata situaciones de las que fue testigo porque una de sus funciones era quedarse en la puerta del despacho cuando estaba con una persona, para que nadie entre. "Yo no veía nada, pero veía cómo salían. Algunos de esos hombres salían sin querer mirarme, agachando la cabeza".

Hugo Moya, ex custodio de Melella, se presentó en la Justicia para declarar como testigo

– ¿Alguna vez Melella le dijo algo?
– Me contaba cosas, me decía ’qué lindo que estuvo’, ’le hice un oral’, yo me reía…Siempre que íbamos a un acto, marcaba a alguien que le daba el teléfono.

-¿Algunos de estos hombres fueron a otro lugar además de a su despacho?
-En general los citaba en su departamento. Me pedía que los lleve en el auto y los acompañaba hasta la puerta. Después de 45 minutos, salían y los llevaba de regreso adonde me pedía la persona.

Según Moya, Melella también  "le daba cargos y plus -unos ítems por lo que se cobra más- al personal municipal, todos mayores de 50, a cambio de sexo. Los que no aceptaban, luego eran castigados, los cambiaban a otro lugar".

Quiera fuera su mano derecha por seis años afirma sentir "vergüenza ajena por todo lo que vio" y "cómo el intendente se maneja con las necesidades de las personas". Cree que "nadie dijo nunca nada por vergüenza, muchos están trabajando y son padres de familia".

Giménez asegura que "todo esto era algo que se sabía en Tierra del Fuego, lo sabía gente del poder político. A nadie le va a extrañar que salga a la luz".

Si es así, ¿por qué nadie lo denunció antes?, pregunta Infobae. "Porque Melella los callaba con plata, que eran recursos públicos. Se compraba su silencio. Como el caso del cafetero de la intendencia", responde.

Infobae fue a buscar a Melella a la Municipalidad el martes último, pero no se encontraba porque había pedido licencia el 28 de septiembre "por motivos particulares", sin goce de sueldo. Salió de la provincia por tierra –algo poco habitual ya que normalmente lo hace en avión- y está desde entonces en la Provincia de Buenos Aires.


Fuente: https://www.infobae.com/documentos-infobae/2018/10/14/trabajo-por-favores-sexuales-las-exigencias-de-un-intendente-de-tierra-del-fuego/