La conmovedora historia de los hermanos Ruth y Nahuel Mansilla

Lunes 14 de Enero de 2019, 21:13

Ruth (18 años) y Nahuel (10) trabajan con su mamá Graciela en un puesto de choripanes en El Bajo todas las noches hasta las 5 de la mañana. Sergio viralizó su historia y no dudó: "Son dos seres verdaderamente especiales, me impactó su valentía".



El cielo estaba desplomándose sobre Tucumán y en un abrir y cerrar de ojos: agua, agua, agua por todas partes agua. Doña Graciela era la testigo principal del diluvio universal desde su puesto de choripanes de Soldati y Bernabé Aráoz, donde el humo de la parilla se mezcla con los reflectores de las canchas de fútbol cinco frente al parque 9 de Julio. Eran las diez de la noche y el agua le estaba tapando los pies a Graciela, cubierta por un techo de plástico para que no se mojaran los diez kilos de parrilleros y criollos sobre la parrilla.

Eran las diez y cuarto de la noche y la tormenta no paraba: El Bajo recibía toda el agua del centro cuando Graciela pensó en sus hijos: Ruth y Nahuel Mansilla, los hermanos de 18 y 10 años, y no se tranquilizó hasta que los vio llegar: sanos y salvos, pero empapados, con una sandalia perdida en el camino y un brazo dolorido. "¿Qué les pasó?", les preguntó, acercándole un mantel rosa a Nahuel para que se secara.

Lo que les pasó a Ruth y Nahuel lo cuenta Ruth: "Volvíamos de la iglesia a la que vamos con mi hermano, Jesucristo es la Solución, en la Juan B. Justo. De ahí siempre nos vamos caminando los dos a ayudar a mi mamá con su puesto. Barremos, limpiamos, hacemos las ensaladas para que la gente le ponga a los choripanes. Todas las noches así hasta las cinco de la mañana más o menos. Pero cuando íbamos llegando nos desesperamos porque vimos un auto a la deriva, flotando en medio de la avenida. En ese momento no dudamos con mi hermano y nos metimos al agua. Te golpeaba el agua, pero avanzábamos. Cuando llegamos al auto, estaba todo empañado y no podíamos ver si había alguien adentro. El agua se llevaba el auto y pensamos que alguien había muerto".

Ruth y Nahuel estaban haciendo todo lo posible para que el auto no se fuera con la corriente, no se perdiera por el río que era la avenida Soldati, no se estampara contra un poste de luz de la platabanda o contra un árbol del parque. Son dos hermanos de 18 y 10 años y mucho más no podían hacer: "En un momento quisimos frenarlo, pero en el momento se me dobló el brazo. Nahuel corrió a gritarles a unos señores de la gomería que nos ayudaran y vinieron con unas neumáticos para frenar el auto. Mientras tanto, con la mano, mi hermano desempañó el vidrio y se fijó: no había nadie adentro del auto. Estaba vacío. Entonces yo tenía que buscar al dueño del auto. En eso pensaba. El agua seguía subiendo, hasta que me agaché, memoricé la patente y salí corriendo a buscar al dueño. En ese momento se me rompió la sandalia y llegué descalza hasta la Refinor de la Bernabé. Había entrado a las canchas de fútbol cinco, pero por la lluvia no había nadie jugando. Entonces me fui a la estación de servicio".

Sergio Fiol había dejado estacionado su auto mientras comía algo en la estación de servicio. De repente observó entrar a una joven empapada gritando: "¡645! ¡645! ¿Alguien es dueño de un auto con la patente que termina en 645? ¡Se lo está llevando el agua!" Sergio salió corriendo junto a Ruth y con la ayuda de cuatro muchachos más logró detener el auto y meterse para subirlo a la vereda. Todavía agitado, se acercó con los hermanos hasta el puesto de choripanes para agradecerles y hablar con la madre sobre los hijos que tiene y dejarlo por escrito en su muro de Facebook: "Quiero explicarles quiénes son estas bellas personas. Conocí a estos dos angelitos de Dios luego de haber corrido junto a ellos más de 70 metros detrás de mi auto que se lo llevaba la correntada por avenida Soldati. Ellos lograron detener el auto arriesgando su físico y salud sin ninguna obligación evitando daños peores o aún peor un accidente".

"Amigos, lo que quiero y necesito contarles a todo el mundo que Nahuel y Ruth son dos seres verdaderamente especiales, me impactó su valentía y sus ganas de ayudar desinteresadamente más después de ver cómo corrieron junto a mí dejando su puesto de trabajo (venden choripanes junto su madre), una execelente persona ya que me bastó cinco minutos conversar con ella para darme cuenta que ella fue quien les inculcó todos esos valores (humildad, honestidad, respeto). Por eso en señal de gratitud hacia ellos quiero que sepan que me encantó conocer a mí dos angelitos guardianes y de ahora en más muy feliz porque son mis nuevos amigos", escribió Sergio, todavía muy conmovido al ser consultado por eltucumano.com.

La publicación de Sergio se viralizó en las redes sociales e impactó a los hermanos Mansilla, quienes no es la primera vez que ayudan de esta manera. Hace poco, en otra tormenta, ya lo había hecho y Ruth lo recuerda: "Frente a la Terminal, una señora quedó adentro del auto en medio de la tormenta. Quiso maniobrar y chocó con un poste. El auto se le descompuso y la ayudamos a salir y empujamos el auto hasta Las Piedras al 100, unas siete cuadras. Mi mamá siempre nos dice que siempre que veamos a alguien, lo ayudemos en el acto". Esos valores son los que Ruth y Nahuel comparten en las reuniones de jóvenes constructivos.

Cuando volvieron a la iglesia para la reunión, todos ya sabían qué habían hecho, a quién habían salvado y recibían las felicitaciones del caso: "’¡Qué grandes son!’, nos decían. ’¡Son famosos!’ Y mi hermano Nahuel sentía que en el barrio nos miraban: ’Parece que sí, que somos famosos’, me decía. A nosotros no nos importa eso, solo ayudar al que lo necesita", dice la joven de San Cayetano que está contenta porque el 6 de marzo comenzará a estudiar Derecho y, asegura, que ayudará a su mamá con el puesto de choripanes aunque tenga que dormir dos horas e ir a la Facultad. "Pero también estoy buscando un trabajo (pueden llamarla al 381 664-7589), un trabajo que me ayude a pagar mis estudios", aclara.

Y sin ánimos de molestar a nadie (esto también lo aclara durante la nota), pide si alguien que haga techitos para el puesto puede venderles uno que no sea muy caro: "Con esta última tormenta se nos rompió y entra el agua por todos lados". Su ejemplo también entra por todos lados y Ruth deja un mensaje: "Cuando veamos alguna necesidad del otro o simplemente que alguien nos necesite, reaccionemos en el momento y no dejemos a que pase a mayores. Lo hagamos siempre con el corazón porque lo que nosotros sembremos es lo que vamos a cosechar".




Fuente: http://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/253323/se-lo-llevaba-agua-hermanos-mansilla-heroes-bajo-tormenta?fbclid=IwAR3eOrpjaoQXUkhqP_EqagsWNhH12eHt-Eia8dJ2-8-y4eG399zKglQlFAY