El presidente Jair Bolsonaro facilita la tenencia de armas para el "ciudadano de bien" en Brasil

Martes 15 de Enero de 2019, 14:22

El presidente brasileño durante la firma del decreto para flexibilizar la posesión de armas, en Brasilia.



El presidente brasileño cumplió este martes una de las promesas estrella de su programa electoral, facilitar la tenencia de armas. "El ciudadano de bien podrá tener paz en su casa", proclamó Bolsonaro, remarcando que no estaba haciendo nada más y nada menos que "restaurar" un derecho de la población.

El líder de la ultraderecha hacía referencia a un referéndum celebrado en 2005 en que la mayoría de brasileños decidió no prohibir la comercialización de armas en el país. En su opinión, el entonces Gobierno de Lula da Silva hizo de todo para anular esa decisión a través de decretos y medidas alegales.

"El pueblo decidió comprar armas y municiones y nosotros no se lo podemos negar", aseguró Bolsonaro, eufórico en el Palacio del Planalto junto a representantes de la llamada ’bancada de la bala’, los parlamentarios que representan los intereses de la industria armamentística.

El decreto firmado por Bolsonaro trata únicamente de la tenencia, es decir, del derecho a mantener un arma de fuego en casa o en el lugar de trabajo. Para facilitar el porte de armas (poder salir con ella a la calle, algo que Bolsonaro también pretende aprobar) se necesita el aval del Congreso Nacional.

El principal cambio en la ley vigente desde 2004 es que antes había que demostrar ante la Policía Federal la "necesidad efectiva" de contar con un arma, algo que según el actual Gobierno era demasiado subjetivo y daba pie a que muchas de las peticiones se denegaran. Bolsonaro acaba con ese requisito y permitirá que cada ciudadano compre hasta cuatro armas. A cambio, pone algunos filtros, que en la práctica no lo son tanto.

Uno de ellos, por ejemplo, es vivir en una ciudad que cuente con elevados índices de violencia. El resultado es de 10 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, algo que superan todas las capitales del país. Brasil tiene una media de 30 asesinatos por cada 100.000 habitantes (en España la tasa es de 0,7, una de las más bajas del mundo).

El decreto de Bolsonaro también obliga a tener una caja fuerte para las armas en las casas donde vivan "niños, adolescentes o personas con deficiencia mental", aunque bastará una declaración diciendo que se cuenta con ese compartimento seguro.

Euforia en la industria, críticas de los especialistas

La industria armamentística hace tiempo que se frota las manos ante el pastel que está punto de repartirse. Taurus, fabricante de armas y municiones, fue la empresa brasileña que más subió en Bolsa en 2018: según datos de la consultora Economatica, sus acciones se dispararon un 180%, al mismo tiempo que crecían las opciones de que Bolsonaro llegara a la Presidencia.

El decreto de la tenencia de armas es la primera medida de peso en los primeros quince días del Gobierno Bolsonaro. A pesar de que el líder de la ultraderecha hizo de la seguridad pública una de sus principales banderas, el asunto de las armas no genera unanimidad, ni mucho menos.

Según una encuesta del Instituto Datafolha de finales de diciembre, el 61% de los entrevistados se mostraron a favor de prohibir la tenencia de armas por considerar que supone un riesgo para la vida de otras personas.

La mayoría de expertos en seguridad pública también son contrarios, porque creen que con más armas en circulación, inevitablemente aumentará el alarmante número de 43.000 muertos por armas de fuego que Brasil sufre cada año.

Entre 1980 y 2016, cerca de 910.000 personas murieron por armas de fuego en Brasil, según datos del Atlas de Violencia de 2018, que elabora el Fórum Brasileño de Seguridad Pública. Según este estudio, si no fuera por el Estatuto del Desarmamento que Bolsonaro promete deshidratar, la situación aún sería peor.

En la década de los 80, las armas provocaban el 40% de los homicidios en Brasil, un porcentaje que creció rápidamente hasta llegar al 70% en los años 2000. La tendencia al alza sólo se interrumpió con la aprobación, en 2003, del citado Estatuto, aunque desde hace tres años, las muertes por armas de fuego volvieron a crecer.

La ONG Sou da Paz fue la primera en lanzar en las redes sociales una campaña contra la decisión de Bolsonaro: "En vez de invertir en políticas públicas eficientes para prevenir los crímenes y la violencia quieren pasarte a ti la responsabilidad de combatir el crimen (...) Si estás enfermo, el Gobierno no pide que te compres un bisturí y te operes; entonces, ¿por qué el que sufre con el crimen tiene que protegerse solo?", indaga la campaña.

Entidades relacionadas con la lucha contra la violencia de género temen que este tipo de medidas multipliquen el número de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas dentro de casa.

El ex candidato presidencial Fernando Haddad, derrotado por Bolsonaro en las urnas, también se pronunció en contra: "La liberación de armas nos remite a la premodernidad y nos conducirá a la privatización de ese servicio público", lamentó en Twitter, y advirtió que el próximo paso será la legalización de las milicias.


Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2019/01/15/5c3e038b21efa0df538b4706.html