Lunes 11 de Febrero de 2019, 08:34
La dura historia de Roberto Edgar, de Volcán.
Roberto Edgar (41) es oriundo de Puerto Iguazú, Misiones, pero desde que cumplió los 17 años vive en Buenos Aires, donde caminó firme hasta convertirse en el Ãdolo de la música tropical. TenÃa una mochila cargada de sueños pero no tenÃa dinero, y asà vino a la gran ciudad. Y de un dÃa para otro, lo tenÃa todo. No podÃa ser posible. Y… "Me la creà totalmente", confiesa hoy el cantante, recordando todo lo que sucedió allá por 1996, cuando Volcán -la banda que lideraba- habÃa instalado Esa malvada como un hit del universo cumbiero.
Pero en 1999 su historia de vida dio un vuelco inesperado. En un mismo accidente automovilÃstico Roberto perdió a su madre y a su productor. Aquel fatÃdico hecho lo sumergió en una depresión de cinco años, tiempo en que estuvo alejado de la música y de cualquier escenario.Ahora, ya recuperado, puede hablar de todo aquello. Y es hora de leerlo.
—Desde hace 25 años estás en la música. ¿SeguÃs con la misma pasión?—SÃ. Se disfruta de otra manera porque me agarra con 41 años. Después de 22 años volvimos a juntarnos con la banda, y me propuse disfrutar segundo a segundo porque el momento del éxito nos tocó cuando eramos muy chiquitos, eramos adolescentes, menores de edad, tenÃamos entre 16 y 17 años. Y la verdad que sucedió todo tan rápido que en un momento nos encontramos en Estados Unidos…
—¿No estabas preparado?—Qué buena pregunta. Creo que no… Soñaba. Siempre uno sueña con cosas grandes, pero jamás pensé que podÃa llegar tan lejos, tan lejos… Vengo de una familia humilde. A los 8 años arranqué a tocar y a cantar con mis tÃos en una banda de barrio. Y con ser conocido en el pueblo yo ya estaba conforme. Pero querÃa grabar mi disco, querÃa estar en la tele.
—¿Te ibas a dormir soñando eso?—Creo que lo cansé a Dios pidiéndole todos los dÃas eso: ser reconocido musicalmente, tener una carrera artÃstica. Hasta que se dio en el primer viaje a Buenos Aires, en febrero del 94. Me encontré con una gran ciudad: para mà era llegar a Hollywood o a Nueva York porque jamás habÃa viajado más de 300 kilómetros adentro de mi provincia, la distancia que hay de Iguazú a Posadas, la capital. Y llegué a esta gran ciudad desde el Interior. Me presenté en un casting que hacia la producción de Pasión de sábado. Llego y me dicen: "¿Tenés un cassette?".
—¿Como fue pasar de no tener nada en Misiones a de repente ser conocido, tener fans que te pidan autógrafos?—Es muy difÃcil porque a esa edad uno está aprendiendo, transitando los primeros momentos. Y me he equivocado muchas veces.
Roberto Edgar con Diego Maradona, en los dÃas del suceso de Volcán (Foto: Facebook)
Roberto Edgar con Diego Maradona, en los dÃas del suceso de Volcán (Foto: Facebook)
—¿Por ejemplo?—En creer que eso nunca se iba a terminar, que iba a durar para toda la vida y que yo era el único. Y que iba a estar para siempre en ese momento. Y después que pasó todo esto, uno se da cuenta que nada…
—¿Fue fuerte bajar de ese éxito?—Fue muy fuerte pero no por el tema del éxito, sino porque a mà me tocado vivir un momento muy difÃcil con mi mamá. Fue el 19 de junio de 99. Ahora se van a cumplir 20 años. Mi madre viaja a Mar del Plata junto con su marido y con mi productor (Roberto Fontana), con la prima de Fontana y la hermana a Mar del Plata. Yo tocaba esa noche en Chacabuc. Y de repente, 10:30 de la noche hablo con ellos. Y hay un accidente en la Ruta 2, a la altura de Coronel Vidal: mueren cinco personas, las cinco personas que viajaban ahÃ; y ahà estaba mi madre. Y se me termina de derrumbar todo el castillo…
—¿Cómo te enterás? —Se entera mi mánager, que estaba conmigo, porque vino un vecino del pueblo de Chacabuco que estaba mirando Crónica. Me dejaron subir al escenario; cuando bajé, me contaron. Y yo iba a viajar (a Buenos Aires) en el motorhome donde hacÃamos la gira, pero era lento para mà porque iba a 90, 100 kilómetros por hora. Me bajo del micro y salgo a correr por las calles de Chacabuco buscando una comisaria, alguien que me lleve. La cuestión es que me tomo un remise y me vengo para Capital. Fue un muy duro todo eso porque dije: "¿Qué me puede durar, un año, dos año? Y después, aprender a vivir con el dolor". Y no, fue mucho más, fueron cinco años de depresión.
—¿Cómo fueron esos años?
—No querÃa vivir más: tomé la decisión de quitarme la vida. VivÃa sobre avenida Cabildo: la idea era tirarme de la terraza del edificio donde vivÃa. Y bueno… me quedaron dos hermanitos, uno de cuatro años y otro de siete.
—¿Llegaste a asomarte a la cornisa?—No. Agarré el picaporte del departamento, lo giré, ya habÃa tomado la decisión. "Voy a salir, voy a subir". Pero empecé a pensar que tenÃa que criar a mis hermanos, que mi mamá siempre tenÃa esperanzas por mÃ, que yo ayudaba a mi familia. Y en ese momento dije: "No, no puedo". Me arrodillé y empecé a orar y a pedirle que me dé fuerzas. Y por suerte pude salir.
—Pero esos dÃas previos, ¿cómo eran, qué sentÃas?
—SentÃa que no estaba viviendo, que estaba muerto en vida, y no dormÃa durante mucho tiempo: los primeros tres meses no pude dormir. Después de eso Pepe Parada se hace cargo de mi representación, reúne a todos mis amigos y les dice: "Chicos, Roberto tiene dos alternativas a partir de ahora, el alcohol y la droga. Este chico no termina bien por cómo está. Asà que yo lo único que les quiero pedir es que lo cuiden, que traten de ayudarlo a salir porque para mà no…". Yo no me quiero imaginar cómo Pepe me veÃa en ese momento. Un tipo con mucha experiencia de vida, y le dijo eso a mis amigos.
—¿Y estabas metido en el alcohol y las drogas?—No, para nada. Es más, no tomaba alcohol cuando estaba con Volcán, y tampoco ningún tipo de drogas.
—¿Qué te hizo salir adelante?—Mis hermanos, la familia. Fue muy duro: me aparté de la música, me puse un bar en Palermo Hollywood, me compré una limusina, trataba de hacer cosas para no pensar. Me compré una isla de edición y editaba los programas de Georgina (Barbarossa) en ese momento. Me puse un boliche en Iguazú. Pero te imaginás que esas cosas no me llenaban para nada: me podÃan dar el oro del mundo y en ese momento yo…
—¿Empezaste a tenerle miedo a la muerte?—SÃ, totalmente. Creo que me duró mucho tiempo porque no tuve y no quise una ayuda profesional. Fui a un psicólogo, a un psiquiatra, pero no me convencÃan. Con una ayuda profesional quizás hubiese salido más rápido. Cuando uno está arriba tenés un millón de amigos, y a mà me encantaba tener amigos que me acompañen, inclusive en mi departamento, venÃan 10, 15 amigos, antes de las giras, después, salÃamos todos los dÃas. Y cuando necesité, mire al costado y no habÃa nadie. Se quedó uno que hubiese preferido que no se quedara porque después me terminó traicionando.
—¿Y cuándo se terminó toda esta angustia?
—No me recuerdo la fecha exacta, pero sà me acuerdo que despierto un dÃa… En esos cinco años no era claro para mà el ambiente, el aire, como que veÃa todo nublado, y ese dÃa desperté y es como que estaba empañado el vidrio y se limpió. No sé cómo explicarte con palabras, pero eso fue lo que me sucedió, después de cinco años.
—Y después de un tiempo apareció el amor.—SÃ: hoy estoy en pareja con Jenifer, mi compañera desde hace ya nueve años. Vuelvo a vivir a Misiones porque allá el ritmo de vida es muy diferente. Y la conocÃa a ella, que es de Puerto Esperanza, a 50 kilómetros de las Cataratas de Iguazú. Y me aferré mucho a Dios. Cuando arrancó el cambio no tenÃa mucha importancia lo material, para mà ya pasaba a un segundo plano si tenÃa plata o no tenÃa: antes usaba reloj de oro, anillos, cadenas, y hoy no tengo anillos, salvo el anillo que me voy a poner ahora cuando me case, porque la idea es casarme. Jamás pensé que podÃa ser fiel. Yo siempre dije: yo no me quiero casar, nunca me quiero casar, como la canción.
—¿No creÃas en el amor?—No, la vida que hacÃa para mà estaba muy bien…
—¿Era una vida de soltero descontrolada?—SÃ, de estar con una, estar con otra. Me encantaba y la pasaba muy bien. Y creà que ese iba a ser mi vida asÃ. Y cuando encuentro a esta persona, puedo decir que soy un hombre fiel a mi pareja 100 por 100.
—¿Rezás muchas veces al dÃa?—Durante el dÃa, en el momento de bendecir la mesa, antes de acostarme. Nosotros acostumbramos a orar de rodillas y hoy tengo a mi hermano atravesando un momento muy difÃcil: le detectaron leucemia hace 20 dÃas. Pero estamos con mucha fe. Yo creo que es un propósito de Dios. El tiempo es de Dios y es todo a voluntad de Él, y más si estamos en manos de Él. Yo creo que mi hermano va a salir. Tiene 23 años.
Fuente: https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2019/02/10/la-dura-historia-de-roberto-edgar-de-volcan-me-entere-de-la-muerte-de-mi-mama-por-un-vecino-que-estaba-mirando-cronica/
Más leÃdas en la semana
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10