De juntar monedas en la calle a llenar con su cumbia un Luna Park: la historia de “El Villano”

Sábado 16 de Febrero de 2019, 13:12





Jonathan Müller es el verdadero nombre de El Villano. El mismo que a los 10 años vendía empanadas en la calle para ayudar a su familia. Y cuando no le alcanzaba, ayudaba a cargar  las compras del supermercado. Si eso no era suficiente, pedía monedas. Había que comer. Porque durante mucho tiempo vivió a mate cocido y pan, tan mojado como su casa cada vez que llovía.


Buscando dejar atrás todo aquello, un día decidió que la música iba a ser su profesión. Lo intentó pese a todo, y a todos: nadie creyó en él. Hoy, El Villano triunfa como cantante. Tiene fama, dinero y todo aquello con lo que soñaba en aquellos días de limosna. ¿De qué manera lo logró? Lo cuenta él.

—¿Cómo fueron tus comienzos?

—Vivía en Córdoba, una vida muy humilde. Vendía comidas en la calle. Pero si no te compraban había que comer igual, entonces pedía monedas. Nos manejábamos de esa manera. Desde los 10 años hasta los 15 hice eso: iba a los supermercados, embolsaba. Pero bueno, siempre tratando de meterme en la música.

—¿Cómo era esa vida? Hacer sándwiches, pedir monedas…

—Soy hijo de una mamá soltera. Mi vecino de al lado tenía la casa hecha con botellas cuadradas de whisky en vez de ladrillos. Mi papá trabajaba en obras; venía cada dos meses. Y había que comer, había que subsistir: estábamos a pan y mate cocido todo el día. Mi mamá hacía empanadas, yo las salía a vender. En el supermercado también ayudaba a las señoras a subir las cosas al auto. Me las rebuscaba para sobrevivir.

—¿Te ibas a dormir pensando: "Quiero ser cantante, ser músico"?

—Sí. Un día de lluvia no tenía obviamente un piloto para ponerme, y me ponen como una bolsa de consorcio encima y sacaba los brazos, no más. Y salía a vender empanadas abajo de la lluvia, y no me compraba nadie. Me atienden en una casa relinda: era mi maestra de primer grado. Era la época de Navidad, y estaban los hijitos, el papá con todas las cositas, el arbolito, la casa grande. Y me dijo que no, que no quería empanadas. Me dio unas monedas para el colectivo. Yo iba con las moneditas en la mano así, jugando, y me decía a mí mismo: "Vos quedate tranquilo que vas a salir de esta vida y vas a ser cantante". Ya de chiquito tenía eso en la cabeza. Sabía que no quería esa vida: me daba la lluvia en la cara, andaba con una bolsa en vez de un piloto, las moneditas, iba a comer con 50 centavos… Pero no aspiraba a ser Luis Miguel o Cristian Castro, sino un cantante popular.

Uno de los hits de El Villano: "Millonario".

—¿Quién fue la primera persona que creyó en vos?

—Un hombre que tenía una banda de cuarteto. Estuve ahí cantando un par de temas, y agarré más fe. Mandé un cassette para (el reality) Generación pop, y había quedado. Pero no tenía ni plata para venir a Buenos Aires. Y todo era un sueño frustrado.

—¿En algún momento pensaste en rendirte?

—Sí. Trabajaba de albañil y ya cantaba. Les mandaba saludos a mis compañeros de trabajo y les decía: "Grábenme un video que te voy a mandar un saludo porque yo voy a ser cantante". Trabajé 14 horas por día, de lunes a lunes, para juntar plata y me vine para Buenos Aires. Mi papá era el capataz de la obra y le dije: "Pá, me voy a Buenos Aires porque voy a ser cantante". Y con esa plata, vine.

—Y tu papá, ¿qué te dijo?

—"Ponete a trabajar, dejate de joder". Pero me vine, y me metía en los estudios de grabación, iba a ver a las bandas y me metía en los escenarios. Hasta que empecé a ir a Pasión de sábado: me teñían de rubio, me ponía ropa llamativa y cuando entraban todos los cantantes, yo iba caminando por atrás y pensaban que era un cantante. Y conocí a un productor, me invitó a su casa y empezamos a armar la banda.

—¿Cuál fue tu primer tema?

—"Bombea", en 2010. Estuvimos tres años sacando canciones que por ahí no pegaban nada… Y me desesperaba porque yo no podía ser un vago: tenía que estar todo el tiempo dispuesto para la música. Mi familia me decía que fuera a trabajar y una novia, que era el amor de mi vida, me decía que dejara la música porque ganaba poco. Esta novia veía a mis amigos que andaban en motito, en auto, trabajaban en fabricas, y me decía: "¿Por qué no dejás de hacerte el cantante y vas a trabajar a una fabrica? Tus amigos andan bien vestidos, se compran motos, se compran auto. Vos no tenés nada, andás todo el día con la misma ropa". Y yo le decía: "Aguántame que en algún momento la voy a pegar…". Pero para 2013 yo no la había pegado, mi novia me había dejado y en mi casa ya no me aguantaban más.

El Villano debió superar infinidad de obstáculos.

—Existe la fantasía de que el músico es millonario.

—Totalmente. Donde vos pegaste una canción sos millonario, y en el mundo de la movida tropical es lo contrario: tenés que ser muy inteligente, remarla, y pegarla todos los años para poder acomodarte.

—¿Te cambió mucho la fama, el reconocimiento?

—Y… logré salir de la pobreza.

—A partir de contar con otra situación económica, ¿qué pasaba con las compañía? ¿Se te acercaban más?

—Sí, los amigos del campeón… Pero siempre supe que eso era muy obvio. Entonces, soy de muy pocos amigos: con los dedos de la mano los cuento.

—Con las mujeres, ¿también pasa lo mismo?

—Sí, se acercan para estar con vos por quién sos… Te das cuenta. Soy un pibe que prefiere estar de novio, en pareja. Y cuesta un montón porque sos cantante y la piba por ahí se está fijando en conocer a un pibe bien, pero cree que tenés todas las mujeres, que vas todos los fines de semana de joda. Y es todo lo contrario: los fines de semana hago un trabajo en serio, y la vida del cantante es muy solitaria, por más que no lo parezca.

—¿Te genera presión tener que sacar buenos temas?

—Aprendí a calmarme un poco. Tuve hasta el año pasado un pico de estrés, haciendo, haciendo, y no poder parar y pensar qué hacer. Y llega un momento en que terminás sin hacer nada. En noviembre me encerré en una casa en un country y me quedé ahí, solo: me dediqué a hacer dieta, a entrenar, a emprolijar la imagen, a estar bien de salud, de mente…

—Y ahora cuando en tu familia ve todo lo que lograste, ¿qué te dicen?

—Están muy contentos. Y lo bueno es que pude ayudar a toda mi familia.

— ¿Vos los ayudás?

—Claro. A mi mamá, a mis hermanos, a mi abuela, a mi tío: los ayudo a todos. A todos. En mi familia el problema es de dinero, como les debe pasar a millones de familias. Mientras vos mantengas la economía bien, mientras todos tengan para comer, para vivir, estarán todos felices.

—¿Se peleaban cuando no había plata para comprar el pan?

—Sí, todo el tiempo. Por esto decía que no tenía una infancia muy linda. Pero todo era a causa del dinero. Por esto tengo el pensamiento de que hay que progresar en la vida. Hoy en día tenemos todas las herramientas, y vos podés elegir: te levantás a las 12 del mediodía y no hacés nada durante el día, te quedás viendo televisión, o te levantás temprano, estudiás, te leés un libro, te tomás un café, te mirás videos en Youtube desde motivación hasta cómo aprender a hacer algo… Hoy, para mi punta de vista, el que no progresa es porque no quiere.

—Y hoy que tenés el dinero, ¿qué te falta?

—Este año quiero grabar con las leyendas de acá, como Marcela Morelo, Axel, Luciano Pereyra, Abel Pintos. Ahora voy por eso, por ser el Pitbull de Argentina.

—¿Recordás algo que te haya cambiado la vida?

—Una vez vino a mi casa el cantante Dipy, que en ese momento estaba trabajando con Ricardo Fort; su novia era la modelo del momento y yo estaba en la lona. Vivía en Laferrere, todo calle de tierra. Me acuerdo que era un día de lluvia y lo invito a grabar un tema, yo tenía el estudio en casa. Llega en un auto maravilloso con su mujer, todo exitoso, y yo decía: "Quiero esa vida". No me animaba a preguntarle nada, hasta que en un momento él se estaba yendo y le digo: "Dipy ¿te puedo hacer una pregunta? ¿Cómo hiciste para lograr todo esto?". Baja la ventanilla y me dice: "¿Vos viste la película El Secreto?". Me acuerdo que vi la película. Y yo era anti tatuajes, pero ese fue el primero: cuando termina la película uno escribe en la arena "Feel good". Y dicen que ese es el secreto de la vida: hacer todo lo que te haga sentir bien. A partir de ese día empecé a hacer solamente todo lo que me hace sentir bien.

El Villano.

—¿Qué dejaste?

—Todo. Dejé de tomar alcohol, dejé la joda, dejé a las mujeres… También empece a leer. Y ahí me di cuenta de que venía de una vida pobre, de que pensaba que la plata era mala, que esto no se puede, que no se puede, y no, mentira. Es toda una mentira que nosotros tenemos programada acá, en la cabeza.
 

Fuente: https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2019/02/16/de-juntar-monedas-en-la-calle-a-llenar-con-su-cumbia-un-luna-park-la-historia-de-el-villano/