Lunes 20 de Mayo de 2019, 23:20
Aunque Ferrari había contratado al argentino Carlos Reutemann para reemplazarlo durante su recuperación, Lauda solo se perdió las citas de Austria y Holanda. Apenas 41 días después del accidente, y pese a los dolores que le representaba ponerse el caso por las graves quemaduras sufridas en su cabeza, se presentó en Monza para participar del GP de Italia; llegó cuarto.
El accidente de Lauda le permitió a James Hunt darle pelea en la lucha por el título: ganó en aquella final de Alemania y luego en Holanda, Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, el austríaco fue quien llegó a la última fecha en Japón como el líder del campeonato, con tres puntos de ventaja sobre el inglés.
La lluvia, como en aquella jornada en Nürburgring, se presentó en Fuji. La reunión de los pilotos, muchos atemorizados por salir a correr en esas condiciones, no prosperó y la presión fue más fuerte: la final se corrió igual.
Fittipaldi fue uno de los primeros en abandonar: “No se puede correr así”, dijo. En la segunda vuelta, quien le puso un freno a la competencia fue Lauda, cuando marchaba 16° y no podía ver lo que pasaba delante suyo por la lluvia. “En la vida hay cosas más importantes que un título de Fórmula 1”, cuentan que le dijo a Mauro Forghieri, director técnico de Ferrari. Ese abandono le costó su segunda estrella: Hunt, con un tercer puesto se llevó ese título por apenas un punto.
Lauda no se desplomó. Tras aquel subcampeonato, llegó su segundo título. En 1977, su temperamento frío y calculador se adueñó de él; no necesitaba apretar el acelerador a fondo, sacaba ventaja previendo los errores ajenos y sacando ventajas de su Ferrari. Así, logró el título a dos carreras del final, con el cuarto puesto en el GP de Estados Unidos. La relación con Enzo Ferrari no era la mejor y por la tensión que había en el equipo, el austríaco decide no presentarse en Canadá ni Japón. Luego, anunció que ya no tenía motivación para seguir en la escudería italiana.
Entonces, se llevó el 1 al equipo Brabham, donde solo ganó dos carreras en 1978. En 1979, con 30 años, se retiró y se dedicó a compañía de vuelos chárter Lauda Air. Ese tiempo sabático duró dos años hasta que McLaren lo convenció para volver en 1982 y dos años después conquistó su tercer título.
En 1984, Lauda fue campeón de la Fórmula 1 con apenas medio punto de ventaja sobre Alain Prost. Ganó las carreras de Sudáfrica, Francia, Gran Bretaña, Austria e Italia. Aunque el francés, compañero suyo en McLaren, luchó hasta el final, las victorias en el GP de Europa y en el de Portugal no alcanzaron. Y Lauda no le dio revancha.
En 1985, finalmente, anunció su retiro de la actividad y retomó sus negocios en la aviación comercial. Con el tiempo, Austrian Airlines absorbió Lauda Air y en 2003 se unió con Air Berlin para fundar la low cost Niki.
Los problemas de salud por aquel accidente en Alemania no tardaron en aparecer. Sus pulmones rápidamente presentaron queja por los gases tóxicos que respiró en 1976.
Además, antes de este último trasplante, se realizó dos trasplantes de riñón; fueron en 1997 y 2015, cuando su novia Birgit, con la que luego contrajo matrimonio, el donó uno.
También intentó a través de cuatro operaciones hacerse trasplantes de piel: pero su sistema rechazó cada uno de ellos y Lauda ya no quiso volver a intentarlo y adoptó su característica gorra roja para ocultar las cicatrices de su cabeza.
Volvió a acercarse a la categoría con Mercedes, que lo convocó como director no ejecutivo en 2012, con una participación del 10 % en el accionariado del equipo y un contrato que regía hast 2020.
Mirá el video del accidente de Lauda en Nürburgring