Un error salvó a una de las últimas joyas coloniales que le quedan a Tucumán

Sábado 25 de Mayo de 2019, 08:35

UNA JOYA. El museo Folklórico, una de las pocas huellas coloniales que sobreviven en la Ciudad Histórica de San Miguel de Tucumán.



Su fachada de muros gruesos y su techo de tejas musleras a dos aguas son un pasaje directo a la época colonial. Por ser una de las casas más antiguas que quedan en pie en Tucumán es más que valiosa. Hablamos del inmueble donde funciona hoy el Museo Folklórico de Tucumán, 24 de Septiembre 565.

Justamente detrás de ese frente modesto, en el salón principal de la vivienda, se conserva parte de la edificación original, explica Carlos Piñero, director del museo.

¿Cómo logró convertirse en una de las poquísimas joyas que quedan en pie desde el siglo XVIII? Según Piñero, se salvó de la picota por una leyenda: se creía que allí había nacido y muerto el obispo Colombres.

Pero nada que ver, aclara. En realidad él estuvo por unos meses en la casa de al lado, que también era de la familia y que fue demolida.

Cuenta Piñero que el primer propietario de ese terreno fue Felipe Martínez de Iriarte. En la segunda mitad del siglo XVIII lo compró Antonio Alurralde, que construyó una casa doble, típica de esa época. Luego, por herencia fue dividida: la mitad este (actual bar El Molino) la heredó Josefa y la mitad oeste (Museo), Tadea, que era cuñada del obispo Colombres.

Las amenazas para derrumbar la vivienda no faltaron. El Gobierno la adquirió en la década de 1920.

“Cuando se demolió el cabildo para construir allí la actual Casa de Gobierno se pensó en hacer en esta vivienda un garaje. Pero muchos se opusieron, así que primero se lo usó como museo de la Policía por dos meses. Luego enviaron a vivir en la casa a los serenos del palacio gubernamental. El inmueble desentonaba con las construcciones modernas que avanzaban en la zona y por eso volvieron los intentos para derrumbarla. Por suerte, mucha gente defendió este inmueble pensando que el obispo había vivido acá”, acotó.


Al ingresar al museo se puede apreciar el muro del frente con los ladrillos a la vista. Con el tiempo se produjo una inclinación de esa pared. Desde 2011 a 2013, mientras duró la refacción del museo, un sistema de tensores permitió enderezar la antigua construcción. Parte del techo es original, al igual que una de las rejas del patio principal, la cual fue forjada a mano.


Fuente: https://www.lagaceta.com.ar/nota/807472/actualidad/a-esta-casa-salvo-leyenda-sobre-obispo-colombres.html