El escalofriante relato de Luis, el sereno del cementerio de Lules

Jueves 20 de Junio de 2019, 22:36





Tucumán Paranormal está marcado por fuertes testimonios y relatos en primera persona. Junto a su grupo de investigación, Augusto Bellido fue al cementerio de San Isidro de Lules con la intención de conseguir el permiso para transmitir un vivo a través de la página de Facebook. Ahí conoció a Luis, el sereno del cementerio, quien necesitaba dinero con urgencia y el único empleo que consiguió fue el de vigilante en el cementerio.

Relata Luis: “El turno que me asignaron fue a la noche. En un inicio iba a vigilar el cementerio con otra persona, pero al final me quedé solo. Los demás vigilantes no querían trabajar en el horario de la noche, quizás por miedo a que los espanten o por ver algo que no puedan explicar. A mí el turno noche me cayó como venido del cielo. Yo no soy de creer en los fantasmas ni espantos. Además casi siempre dormía de día. Yo tenía una frase que me dije a mí mismo: ’Más miedo dan los vivos que los muertos y es así’”.

Pero todo cambió para Luis una noche cuando estaba haciendo guardia, con la radio encendida hasta que de repente ocurrió lo inesperado: “Escuché el llanto o un lamento de mujer. Me llamó la atención y decidí ir adonde se escuchaba el lamento, sólo con una linterna. No había nadie, todo el lugar estaba en silencio por lo que pensé que sería un gato ya que por lo general hacen esos ruidos y pensando que era producto de la imaginación o el cansancio, me hice creer que tuve una pesadilla. No le di importancia”.

“Las noches siguientes, cuando estaba en el cuarto de entrada al cementerio calentando un poco de agua para tomar mates, de nuevo escuché el llanto de esta mujer. Tengo que admitir, que esa noche sí me entró un miedo, aunque no creo en los fantasmas, para mí todo tiene una explicación. Esa noche me quedé encerrado en el cuarto, no quería salir por miedo a sugestionarme e imaginar cosas que no existen”, relata el sereno a Tucumán Paranormal.

“Al día siguiente, le digo a mi jefe lo sucedido, le dije que no podía quedarme a cuidar solo el cementerio, necesitaba sí o sí un compañero. Mi jefe me dice que no pasaba nada, que todo era producto de la imaginación y que si tenía un perro, podía llevarlo para estar más seguro haciendo la vigilancia. No tenía un perro y le pedí compañía a un amigo. Esa noche le dije que me ayudara a hacer la guardia”, asegura.

Y detalla: “Pasaron algunas noches, pero hubo una que llegando la madrugada, se escucharon varios lamentos. Mi amigo, entusiasmado, me dice: ‘Salgamos a ver de qué se trata, vamos antes que desaparezca’. Al ir al lugar de donde se escuchaba los lamentos, lo que vi, me quitó lo incrédulo que era en no creer en los fantasmas. Vi a una joven llorando encima de una tumba. Eran pasadas las 3 de la madrugada. Mi amigo le dice a la joven: ‘Porque sigues aquí, tu momento ya ha terminado’. La mujer con una voz diabólica y enojada le dice a mi amigo: ‘¡Cállate!’”.

“En ese momento me sentí mal: no podía moverme ni hablar. Sólo atiné a tocar a mi amigo para que nos fuéramos. Mi amigo insistió diciéndole que no debía estar aquí: ‘Tu momento ya pasó, es hora de cruzar la luz’. Esto causó el enojo de aquel ser sobrenatural, levantó sus manos con una gran ira, como si quisiera atacarnos. Al levantar los brazos, vi que sus dedos estaban destrozados. Esta situación era mucho para mí por lo decidí irme y dejar a mi amigo solo, quien me contó que al intentar acercarse más a la mujer su figura de desvaneció delante de él. Después de ver lo que vio, el fantasma desapareció del lugar. Las noches siguientes ya no escuché sus lamentos: a ese trabajo no volví más”, narra el sereno Luis, quien al mes siguiente no volvió más al cementerio de Lules, presentó su renuncia, rechazó un aumento y desde ese día volvió a las mañanas, al cuidado de una fábrica, lejos de los lamentos, y del espanto.



Fuente: http://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/256442/escalofriante-relato-luis-sereno-cementerio-lules