Después de la cruel hecatombe, revivió la aldea de los duendes de Tafí Viejo

Viernes 19 de Julio de 2019, 17:56

Darío Cortez y Walter Romano, recontruyeron la aldea en tiempo récord. Fotos: El Tucumano



El paisaje con el que se encontró Darío Cortez la mañana del viernes pasado era el de una devastación despiadada: duendes desparramados en el suelo, desmembrados, mutilados, pequeñas casas destrozadas, flores arrancadas, un tren descarrilado. Una furia tan violenta como cruel, tan irracional como inusitada, dado los alegres seres sobre los cuales se había desatado, había arrasado con la aldea de los duendes de Tafí Viejo.

La aldea, la única en su tipo en todo el noroeste argentino hecha completamente de materiales reciclados, había sido levantada con el amor que Darío y su socio en este sueño, Walter Romano, imprimieron a su trabajo artesanal.

Fue ese mismo amor el que los movilizó a reconstruir la pequeña población en ruinas en tiempo récord. Para el sábado, los duendes que miraban bocarriba al cielo, recuperaron la sonrisa robada por los vándalos. La gente respondió y los rodeó de amor.

"Gracias a Dios levantamos la aldea y la seguiremos levantando día a día. La vamos peleando para brindarle lo mejor a la gente que nos visita y, sobretodo, a los chicos. Desde ese día, nunca paramos, la pusimos en orden para que las visitas lleguen el sábado porque ya nos habíamos comprometido en recibirlas”, cuenta entre emocionado y agradecido Darío Cortez, uno de los artífices de la aldea de duendes Tafí Viejo. El agradecimiento se debe a la gran cantidad de mensajes que les llegaron desde distintos puntos del país solidarizándose con lo que había ocurrido.

Apenas vieron el desastre desatado por personas todavía desconocidas, Darío y Walter se pusieron manos a la obra y empezaron, como Gepetto con el famoso Pinocho, a reconstruir y devolverle la vida a sus duendes. No fue tarea fácil, pero para el sábado ya habían arreglado a los seis gnomos que habían sido desfigurados.

La aldea revivió para recibir esa tarde a decenas visitantes que llegaron desde Lules, Famaillá, Salta, Tafí Viejo, incluso a una pareja de Michigan (EEUU), que según asegura Darío “se fueron encantados con la ceremonia del duende del deseo”. La ceremonia consiste en tirar una tapita roja a la fuente de los deseos (los deseos no pueden consistir en cuestiones materiales) y esa tapita después se coloca en los corazones de los nuevos duendes que animarán la aldea. Lo que el viernes por la mañana fueron lágrimas de bronca y dolor para Darío, el sábado se tradujo en un coro de risas animadas.

“Nos están contactando de muchos lugares de todo el país, tenemos propuestas de otros municipios y de otras provincias para que llevemos este proyecto que, la verdad, no tiene techo”, cuenta Darío.

Pero ahora, los artífices de la aldea ya han dejado atrás la desazón de ver su sueño destrozado y planean ampliar el pueblito de los duendes. Actualmente, son doce las estaciones que recorren la pequeña población; doce estaciones relacionadas a la historia y a la vida de Tafí Viejo como la de los duendes protectores de las yungas, la de los duendes ferroviarios, la de los limoneros y la de los duendes de la planta de reciclaje, entre otras. Para este sábado prometen agregar una nueva estación, aunque todavía no adelantaron cuál será el nombre.

Lo que todavía resta es restituir los dos duendes que fueron robados el pasado jueves para que la población vuelva a sus 40 gnomos originales. Los duendes sustraídos también volverían este sábado: “Los duendes no tienen nombres, son las personas quienes les eligen los nombres. Estamos por lanzar un concurso por las redes para que elijan el nombre de los personajes y los tengamos identificados”, adelantó Darío. Según explicó, son los visitantes quienes identifican a los duendes y los nominan con nombres de sus seres queridos: “Te dicen este se parece a mi abuelo Juan que era ferroviario, y le ponen Juan”.

Además de los duendes que habían sido mutilados, volvieron este sábado los visitantes de la aldea y se vivieron momentos de gran emoción, como los que se suceden en la estación denominada “El manto de la igualdad”: “En la última estación se hace una ceremonia de sanación. Hay personas que llegan tristes, apagadas, con problemas, y después de la ceremonia, que siempre es muy emotiva, se van contentas y las lágrimas que caen son de felicidad. Las palabras que se escuchan durante la ceremonia son te amo, perdóname, te quiero, gracias. Es una estación donde lo que se hace es la unión y amor familia”.

Darío recuerda que las visitas a la aldea son los sábados, domingos y feriados en dos turnos por la tarde a las 15 y a las 16.30. Para las visitas guiadas a escuelas los turnos son por la mañana. Tras superar la tristeza que dejó el vandalismo, el artífice de la aldea invita a quienes quieran ser parte de ese mundo maravilloso: “Es una magia única la que se vive ahí”.



 




Fuente: http://www.eltucumano.com/noticia/actualidad/257069/despues-cruel-hecatombe-revivio-aldea-duendes