Lo llevan en la sangre: el legado familiar que pone a madre e hija "en el aire"

Domingo 20 de Octubre de 2019, 11:09





Más allá de tener la misma sangre, Linda Pauwles y su hija Nathalie comparten un ambicioso proyecto de vida que consideran ya como "legado familiar". Linda es argentina y es la primera mujer latinoamericana con grado de capitana en una aerolínea. Esa profesión también apasionó a su primogénita, quien piloteó su primer vuelo hace dos semanas. "Crecer en un hogar centrado en la aviación fue increíble y fue inevitable seguir ese camino", manifestó la joven.

Linda vive con su esposo, Frederick, un piloto retirado, y sus hijos Nathalie (20) y Patrick en Miami Springs, en el estado nortamericano de Florida. Su hija decidió continuar con "el negocio familiar", como ella bromeó, por lo "divertido y apasionante" de esa profesión; y comenzó a estudiar en el Cadet Academy para ser piloto.

"Que Nathalie haya elegido ser piloto, me toca profundamente, pues sé que mi amor por la aviación va a tener continuidad en ella. Es como nuestro legado familiar", expresó Linda.

La mujer nació en la localidad bonaerense de San Pedro y a los seis años, tras la muerte de su padre, se mudó a Estados Unidos con su hermano y con su madre, quien a los 88 años continúa con su trabajo en el Aeropuerto Internacional de Miami.

Según Linda, cuando era adolescente quería dedicarse a la medicina, pero adquirió interés por la aviación al ver a su madre. A los 25 años, logró convertirse en la mujer más joven en capitanear un avión comercial, un B707; y en 1988, logró ingresar en el equipo de pilotos de American Airlines, donde se convirtió en la primera capitana de origen hispano.



La maternidad fue otro gran desafío. Reconoció que cuando sus hijos eran chicos fue "bastante difícil" ejercer su profesión y en ocasiones, consideró renunciar. "Requirió mucha colaboración de parte de la familia y fue un poco duro para mí dejarlos de pequeños para ir a volar. Mi esposo fue un gran apoyo y juntos superamos los momentos difíciles", relató.

Para Nathalie, que su mamá fuera piloto no era nada extraño, sino una forma "bastante interesante" de criarse. Sus padres fueron su ejemplo de perseverancia y trabajo duro, dos modelos a seguir, a pesar de que cuando era chica no entendía "cuánto sacrificaban" para darles "oportunidades".

El tiempo de ausencia y la falta de energía que a veces tenían sus padres para criar dos niños y luego dos adolescentes, así como su enorme habilidad para los "consejos imparciales" y el incondicional apoyo son algunos de los recuerdos que conserva Nathalie. "Crecer en un hogar centrado en la aviación fue increíble y fue inevitable seguir ese camino", destacó la joven.
Nathalie, en su primer vuelo.



"Mi relación con mi madre evolucionó con los años. Comenzó como la dinámica típica de madre e hija y, a medida que crecí, se convirtió en una relación de mentor y aprendiz. El respeto que le tengo aumentó con los años al entender dónde comenzó y cuán lejos llegó", señaló la hija.

Y agregó: "Toda mi vida adulta fue ir a la universidad y estar en la Marina sin pensar mucho en lo que sucedería cuando decidiera salir. Ella me ayudó a explorar todas las opciones y me guió a través de esta difícil decisión, como lo hizo innumerables veces antes. Amo, admiro y respeto a mi mamá y todo lo que hizo".

En el negocio familiar

"Desde chica, Nathalie demostró talento de liderazgo, aptitud atlética, y también para la música y los idiomas. Siempre le gustó viajar y es capaz de afrontar sacrificios para lograr sus objetivos", describió Linda a su primogénita, quien emprendió su primer vuelo sola el pasado 3 de octubre.

Con anterioridad, la joven fue oficial de inteligencia en la Marina y trabajó para escuadrones de aviación durante 6 años, lo que le permitió conocer "lo divertido y desafiante" que podía ser trabajar como piloto, explicó Nathalie. Eso la llevó a decidirse por el "negocio familiar".



"No puedo creer que haya volado sola", confesó la joven. Los nervios se apoderaron de ella cuando estaba por despegar pero luego pudo concentrarse y estar tranquila. "Después de aterrizar, mi instructor me preguntó cómo me sentía y todo lo que pude decir fue ’no puedo creer que acabo de hacer’, fue bastante surrealista y de corta duración porque tuve que volar a otro evento al día siguiente pero aún no puedo creer que lo haya hecho", afirmó. 

Un nuevo panorama

La realidad de las mujeres que dedican su vida a pilotear vuelos cambió mucho desde que Linda tenía 16 años, cuando consiguió trabajo en una aerolínea canadiense y conoció los primeros prejuicios y dificultades para llegar a despeñar el oficio siendo mujer, sin dinero y sin contactos.

"Aunque nuestra representación en la industria sigue siendo menor del 10 por ciento, veo mucho más acceso e interés por parte de mujeres en estos tiempos", indicó la mujer que continúa como capitana en American Airlines y es instructora de vuelo del Boeing 787.

En ese sentido, destacó: "La gran cantidad de jubilaciones de pilotos que llegan a los 65 años en la próxima década abrirá puertas y más oportunidades. Los desafíos serán menores respecto a la aceptación y también al ingreso, pero siempre van a haber dificultades para mamás cuando sus hijos son chicos. Lo bueno es que somos una generación de mujeres que pasamos por estas situaciones, y estamos presentes para alentar y apoyar la nueva generación de mujeres pilotos".

Fuente: https://www.cronica.com.ar/info-general/Lo-llevan-en-la-sangre-el-legado-familiar-que-pone-a-madre-e-hija-en-el-aire-20191018-0026.html