"Está todo arreglado": a horas del Superclásico habló el Panadero

El 14 de mayo del 2015, Adrián Napolitano protagonizó un violento y condenable episodio durante el entretiempo del Superclásico por los octavos de final de la Libertadores. Cuando los futbolistas de River regresaban por la manga para jugar el segundo tiempo, tiró gas pimienta y afectó a varios de los protagonistas. El final de la historia es bastante conocido: el partido se terminó suspendiendo y el equipo de Gallardo pasó a los cuartos de final (la ida había sido 1-0). A cuatro años de aquella noche, y en la previa al duelo de este martes por la semifinal de la Copa, el Panadero habló con Infobae.

“La gente se está dando cuenta de por qué se hizo lo que se hizo. Estaba todo arreglado por Burzaco -el ex Ceo de Torneos y Competencias- para que pasara River, igual que todo lo que vino después", acusó Napolitano. Y, además, se justificó por lo que hizo: "Nunca quisimos suspender el partido, era sólo meter presión y se fue de las manos, porque la idea no era dañarlos físicamente, sino que sintieran que esto es Boca".

Dos semanas después de esa noche de mayo del 2015, el Panadero fue procesado. Pero finalmente evitó ir a juicio oral y público. La Justicia le concedió el beneficio a cambio de realizar tareas comunitarias en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, del barrio de Belgrano.

Lejos de arrepentirse, Napolitano sigue defendiendo su accionar en el 2015. "Y hoy, después de todo este tiempo, la gente está viendo lo que pasa. Que estaba y está todo arreglado. Por eso creo que voy a poder volver a la cancha: el hincha sabe que nunca quise perjudicar a Boca y que quienes lo están perjudicando son otros”.

De acuerdo a la nota de Infobae, Napolitano hoy sufre por no poder ir a la cancha. "Mientras sufre por televisión por Boca, se levanta a las cuatro de la mañana para amasar y hornear el pan junto a dos colaboradores y después agarrar la camioneta con la que repartirá el producto desde las siete".

Y además, según cuenta en la entrevista, sueña con que lo reincorporen como socio, ya que la Asamblea de Representantes lo expulsó del club. Su carnet, el 26.269, quedó fuera del padrón cuando le faltaban apenas 10 años para convertirse en vitalicio.