Harvey Leyland, a la izquierda, con su hermano Bradley y sus dos perros .
Un chico se quedó paralítico por un absurdo accidente con su perro bulldog inglés en el sofá
Miércoles 23 de Octubre de 2019, 07:28
Un adolescente ha quedado paralítico de cuello para abajo tras un insólito accidente mientras jugaba con sus perros en el sofá. Harvey Leyland tiene 17 años y es de Manchester (Inglaterra). En julio pasado estaba jugando con sus perros Hugo y Charlie cuando cayó de cabeza. El bulldog inglés llamado Hugo le retiró un cojín del sofá sobre el que estaba acostado Harvey, lo cual hizo que el adolescente se cayera y aterrizara de cabeza en el suelo de baldosas.
Pudo llegar hasta las escaleras para descansar tras la caída, pero momentos después sufrió convulsiones y fue descubierto por su hermano mayor Bradley, antes de que Phil, la pareja de su madre, pidiera una ambulancia por teléfono.
En los siete minutos que tardó en llegar la ambulancia, Harvey comenzó a tener dificultades para respirar y no podía comunicarse. Luego de ser llevado a la Clínica Royal Albert Edward en Wigan, fue inducido a coma para aliviar la presión de su cuerpo. Permaneció en coma cuatro días, durante los cuales fue trasladado a la unidad de columna vertebral del Hospital Salford Royal. Con una resonancia magnética, se pudo ver que Harvey había sufrido dos pequeños derrames cerebrales y un infarto medular que terminó lesionando sus vértebras. Antes del accidente, Harvey, había sido un adolescente muy activo que amaba los caballos y a menudo estaba en los establos del lugar, pero ahora no puede moverse sin una silla de ruedas que controla con su barbilla.
Harvey Leyland, a la derecha, con la pareja de su madre, Phil
A su madre Angela, de 57 años, le dijeron que la casa familiar no era adecuada para sus necesidades médicas, razón por la cual lanzó una campaña de recaudación de fondos en Go Fund Me para costear las renovaciones necesarias para que pudiera volver del hospital. “Aún me siento como en un limbo”, dijo. “Ver a tu hijo pasando de correr por ahí y ser activo a esto es desgarrador”. “Harvey solo quiere volver a casa y estoy ansiosa por que eso ocurra. Solo quiero que mi hijo vuelva”.
Durante las primeras semanas tras el accidente, Harvey no pudo comer, beber ni hablar por sí mismo. Angela dijo: “Recuerdo la primera vez que nos habló después del accidente. Las enfermeras le retiraron el tubo y dijo hola a toda la familia. Lloré de alegría.
“Pensé que él también empezaría a mejorar en otros aspectos, que todo volvería a la normalidad”.
“Así que al decirme que sería paralítico de por vida recibí otro duro golpe”. A pesar de mostrar leves mejorías, a principios de agosto, el cuerpo de Harvey comenzó a rechazar el catéter. La zona se infectó y su cuerpo entro en shock séptico.
“Pensé que lo íbamos a perder”, dijo su madre. “Fue el peor de los sentimientos posibles, fue aterrador”. Harvey fue trasladado a Southport, donde permanece en observación y se le practica fisioterapia de forma regular. Hace cuatro semanas, recuperó la movilidad de su dedo índice. Eso renovó las esperanzas de la familia, pero tras varias pruebas, los médicos vieron que sus nervios no recibían señales en la parte izquierda de su cuerpo o piernas y creen que nunca recuperará la movilidad. Se espera que Harvey permanezca hospitalizado durante las próximas cuatro semanas hasta que los médicos estén satisfechos con los progresos.
La familia ha lanzado su página de recaudación de fondos para conseguir las 50 000 libras esterlinas (algo menos de 65 000 dólares estadounidenses) que necesitan para adaptar su casa. “No sabíamos que fuera a pasar algo así, así que no teníamos ahorros para hacer esos cambios”, dijo Angela. “Solo tiene 17 años y dado que ese tipo de lesiones son raras entre personas tan jóvenes, estaría en un hogar para personas mayores; y necesita una familia cerca”.