Un águila marina se divirtió torturando a un murciélago

Lunes 24 de Febrero de 2020, 07:06

Uno de los pigargos captura al murciélago por segunda vez, cuando se encontraba próximo a la orilla, y lo vuelve a soltar unos metros más allá.



El águila marina de vientre blanco, también conocido como pigargo oriental (Haliaeetus leucogaster) es un ave de presa de gran tamaño (pesa 4,5 kgs) y costumbres diurnas cuya máxima habilidad es cazar en el agua, principalmente peces, aunque también es muy aficionado a la carroña.

Las hembras, ligeramente más grandes que los machos, pueden llegar a tener una envergadura de 220 centímetros, y su cuerpo puede medir 90 centímetros de largo.Vive en las costas de Indonesia, Malasia, Filipinas y el norte de Australia.

Se sabe sin embargo que este habilidoso rapaz marino tiene un amplio “bufet” de presas a su disposición, incluyendo la peligrosa y mortífera serpiente marina (Laticauda colubrina) a la que atrapa por la cabeza cuando sube a respirar.

Lo que no se sabía hasta ahora, es que este pigargo es también sumamente inteligente y capaz de aplicar estrategias de desgaste para alimentarse de presas grandes y peligrosas, como los zorros voladores pequeño (Pteropus hypomelanus).

Esta criatura es una especie de murciélago frugívoro común en las islas pequeñas de Indonesia y Filipinas, que puede medir 20 centímetros de longitud y pesar medio kilo.

Cargado de dientes, el pequeño mamífero podría ocasionar daños al águila en un combate cuerpo a cuerpo, pero al parecer el águila ha encontrado la forma perfecta de evitar este riesgo.

Nos hemos enterado de la extraña, algunos dirían cruel, estrategia de ataque gracias a unos biólogos que se encontraban en la Isla de Tioman (próxima a la costa este de la Malasia peninsular) estudiando el comportamiento de un pequeño murciélago insectívoro de hábitos diurnos que mora en los bosques de dicha isla.

Tras concluir sus observaciones, cuando se encontraban matando el tiempo a la espera de que llegara el ferry en el que abandonarían la isla, observaron desde un puesto de buceo situado en la playa una escena que les sorprendió.

Un grupo de zorros voladores posados sobre las palmeras próximas a la playa descansaban tranquilamente cuando un pigargo oriental que regresaba del mar se acercó a la colonia y arrancó a uno de sus miembros del árbol, provocando la desbandada del resto de los murciélagos.

Con la presa entre sus garras, el águila se dirigió de nuevo mar adentro. Asombrados con lo que veían, uno de los presentes (Marcus Chua, del Museo de Historia Natural Lee Kong Chian de Singapur) reaccionó rápidamente y sacó su cámara de fotos para tomar algunas instantáneas.

Contemplaron sorprendidos como el águila avanzaba un centenar de metros hacia el mar y arrojaba al murciélago a las aguas, mientras otro pigargo observaba la operación desde cerca. Luego, ambos rapaces se dirigieron a la playa, se posaron en un árbol y esperaron pacientemente a que el murciélago regresara a la orilla, nadando lenta y pesadamente.

Tras 20 minutos de brazadas heroicas, el zorro volador llegó maltrecho a las proximidades de la orilla.

En ese momento, uno de los dos pigargos volvió a capturarlo y repitió la operación.

Se adentró unos pocos metros mar adentro y volvió a arrojar al murciélago a las aguas.

Tras una segunda lastimosa aproximación a nado, el murciélago esta vez sí alcanzó la arena, donde los biólogos que observaban la escena estupefactos descubrieron que estaba seriamente herido y tenía un agujero en una de sus alas.

Lamentablemente el ferri llegó y el equipo de investigadores no pudo descubrir si los pigargos repetirían una tercera vez la operación o si se abalanzarían sobre el maltrecho murciélago para dar buena cuenta de sus remojadas carnes.

El dueño de las instalaciones de buceo les explicó que había observado muchas veces la misma escena, lo que dejaba claro que no se trataba de un acto de crueldad puntual entre especies, sino de una estrategia de caza, basada en el acoso y derribo por agotamiento.

Sin duda esto demuestra un alto grado de inteligencia por parte de las águilas marinas.

Como decía antes, se sabe que el pigargo oriental es un depredador habilidoso y oportunista. Se le ha observado capturando cangrejos y arrojándolos sobre las rocas desde las alturas para romper sus caparazones y alimentarse de su carne. También se les ha visto siguiendo a los delfines para capturar los peces que se acercan a la superficie huyendo de los cetáceos.

Por todo ello, y a pesar de que no se pudo observar el final de la acción, los expertos en biología creen que el abuso sobre el murciélago no responde a una especie de bullying macabro entre especies, sino a una estrategia de depredación. Obviamente hará falta regresar a la isla y estudiar seriamente el comportamiento de las águilas para salir de dudas, y apuesto a que pronto se organizará una nueva expedición. Os mantendré informados si así sucede.

El trabajo basado en las observaciones de los tres biólogos se ha publicado en Bat Research & Conservation..



Fuente: https://es-us.noticias.yahoo.com/pigargo-oriental-tortura-zorro-volador-indonesia-caza-estrategia-114823796.html