Cómo fue la investigación que terminó con el hallazgo del cuerpo de Espinoza

Sábado 23 de Mayo de 2020, 21:13

Equipos de rescate de la policía extraen el cuerpo de Espinosa desde el precipicio



La investigación del crimen de Luis Espinoza a cargo de la fiscal Mónica García de Targa puso en el centro de la escena al Equipo Científico de Investigaciones Fiscales del Ministerio Fiscal

El crimen y posterior ocultamiento del cadáver de Luis Espinoza, cuyo cuerpo fue encontrado en el Departamento de Andalgalá en la provincia de Catamarca, casi en el límite con Tucumán, activó los sensores del Ministerio Fiscal, a cargo de Edmundo Jiménez.

Hace una semana, la doctora Mónica García de Targa, titular de la Fiscalía de Instrucción I de Monteros, a cargo de la investigación, comenzó con un trabajo que se extendió por siete días.

El sábado 16 de mayo, cuando la unidad investigativa tomó conocimiento del hecho y el posible involucramiento de efectivos policiales, de inmediato la fiscal convocó al Equipo Científico de Investigaciones Fiscales del Ministerio Fiscal (EDIF), para que acompañara a los funcionarios de la fiscalía en las tareas investigativas, periciales y de inteligencia.

El rol que cumplió el equipo de expertos del MPF fue fundamental. Contempló y acompañó cada una de las medidas que disponía la fiscalía, afectando una treintena de hombre que participó en cuanto allanamiento y reconocimiento se tuvo que realizar. Eugenio Agüero Gamboa, titular del Equipo Científico del MPF, dividió a sus dirigidos en grupo convocando a las Divisiones Criminalística, Química Legal, Documentación e Informático Forense.

Desde ese sábado, mientras algunos de sus expertos rastrillaron, junto a fuerzas policiales y vecinos toda la zona donde se produjo el desbande que terminó con la muerte de Espinosa, otros se encargaban de dialogar con los familiares del desaparecido y con los lugareños, para obtener información que luego comenzaron a procesar los profesionales en busca de orientar la pesquisa, al tiempo que ejercían tareas de contención ante la desazón y angustia generalizada por el lamentable suceso.

El ECIF no sólo puso a disposición de la fiscalia la experiencia de sus hombres, sino que también toda la tecnología preparada para la eventualidad. Hizo volar sus drones en busca de algún indicio. Fue el encargado de las pericias en el lugar de los hechos, tomó muestras para analizar de laboratorio y recuperó casquillos de balas para someterlos a las pericias.

Mientras la fiscal analizaba las pruebas que se iban recabando y se ahondaba la investigación, ordenó el secuestro de las armas y uniformes de los ochos policías, que en un primer momento estaban involucrados, para ser peritados por personal del ECIF, lo mismo que una camioneta en la que se movilizaba parte del grupo de efectivos policiales.

Ese mismo martes, el perito balístico Miguel Delgado y un equipo de Criminalística del ECIF comenzó con el peritaje de las armas reglamentarias secuestradas a los involucrados, para determinar si las mismas tenían residuos por haber sido disparadas, cuál era su estado de funcionamiento y establecer por medio del Comparador Balístico, si las vainas halladas en los rastrillajes fueron percutadas por esas armas.

El miércoles, la fiscal García de Targa ordenó una serie de allanamientos que incluían detención para los imputados y secuestro de elementos que pudieran aportarse a la causa, medidas que fueron llevadas adelante por funcionarios de la fiscalía y del ECIF.

“Fueron diez allanamientos del que participamos de manera directa y que tuvieron lugar en Simoca, Monteagudo, Atahona y La Trinidad. El saldo fue altamente positivo porque se concretaron las aprehensiones, al tiempo que se secuestraron armas de fuego, vehículos, teléfonos celulares, computadoras y otros dispositivos tecnológicos. Además, se levantaron manchas compatibles con sangre de prendas de vestir y calzados que terminaron en nuestros laboratorios. Allí se logró información valiosa para avanzar en la pesquisa, al tiempo que se multiplicaba el trabajo de inteligencia de nuestros detectives”, dijo Agüero Gamboa.

Tras las primeras indagatorias realizadas por García de Targa y los datos que había obtenido el ECIF entre familiares y lugareños, e información recogida en los allanamientos, se comenzó a hilvanar un par de hipótesis, que incluían el crimen y la desaparición del cadáver, apareciendo como escenario del desenlace la localidad de Alpachiri. Este indicio surgió después que los informáticos del ECIF revistaran en Internet los perfiles de los detenidos estableciendo patrones que impulsaron la acción futura.

Viaje clave

“Esa misma noche emprendimos desde Monteagudo un viaje hacia ese lugar, con el propósito de hacer un control de tiempo y reconocimiento del terreno, para comprobar si la demora entre la ida y la vuelta, era coincidente con el tiempo que los efectivos policiales no estuvieron la comisaría, de eso estábamos seguros, luego de que se produjera la trifulca y la muerte de Espinoza. El resultado fue concurrente y se realizó un primer reconocimiento del lugar en la madrugada por demás desapacible”, dijo Agüero Gamboa.

Mientras eso ocurría en la zona montañosa, otro grupo de profesionales del ECIF, ante la atenta mirada de García de Targa, y con todos los dispositivos tecnológicos necesarios procedían de manera ininterrumpida, hasta la mañana del jueves, a peritar las cuatro unidades (una camioneta, un utilitario y dos automóviles) que habían sido incautadas en los diez allanamientos llevados a cabo. Los peritos buscaron y encontraron rastros biológicos, huellas dactilares y otros elementos que fueron sometidos al análisis científico. También aplicaron la prueba Blue Star, consistente en la aplicación de un reactivo que produce una fosforescencia, en busca de restos de sangre, con resultado positivo en algunas unidades.

El jueves durante todo el día, varios equipos del ECIF partieron a marcar el terreno en Alpachiri y otros a recorrieron lentamente el camino desde Monteagudo hacia arriba, para tratar de localizar cámaras de seguridad en casas, negocios y estaciones de servicios ubicadas a la vera de la ruta. En una de ellas encontraron información valiosa al identificar un vehículo que circulaba a mucha velocidad y que era coincidente en sus característica con una de los automóviles secuestrados.

Las declaraciones de los imputados y el aporte de los peritajes y de inteligencia de los expertos, comenzaban a cerrar el criterio investigativo que terminó de confirmarse con el allanamiento dispuesto a la comisaría de Monteagudo, tarea que concretaron funcionarios de la fiscalía y del ECIF.

Había que salir a buscar el cadáver.

Eso es lo que hicieron los hombres de Agüero Gamboa, provisto de todo tipo de tecnología que incluyó insumos, reactivos y hasta un grupo electrógeno. Partieron desde la comisaría de Monteagudo, que fue el lugar de encuentro para recorrer los primeros 38 kilómetros hasta Concepción, luego los 18 hasta arribar a Alparichi y continuar el periplo de 29 kilómetros más hasta La Banderita.

“El viaje fue complejo. Si bien estábamos agotados por tantos días de trabajo, nos animaba la expectativa de conseguir lo que íbamos a buscar. Las inclemencias del tiempo y la oscuridad de la noche fueron los primeros contratiempos. De todos modos, empezamos el trabajo en la búsqueda de noche, porque a nuestro entender ese fue el horario que usaron los imputados para deshacerse del cadáver. Por eso, nos detuvimos en varias oportunidades y sectores, para corroborar la posibilidad de que el cuerpo pudo haber sido arrojado al precipicio de distintos lugares. Mientras realizábamos esa tarea la persiste garúa y la espesa neblina dificultaban nuestra labor”, dijo el coordinar del ECIF.

Cuando el reloj marcaba las 2 horas del viernes 22 de mayo y bajo una lluvia muy fría los equipos se detuvieron para la instalación de un grupo electrógeno y comenzar ahí la inspección de las profundidades del abrupto terreno al costado de la ruta. La crudeza de la noche y la intensa niebla los obligó a guarecerse en los vehículos desde las 5.30 hasta las 8.45 horas.

Cuando llegaron los refuerzos policiales, con lluvia, agua nieve y menos de 3 grados de temperatura reanudaron la actividad. Usaron tres patrones de búsqueda y sectorizaron el lugar.

Una hora más tarde se unieron al contingente el Grupo Cero, la División Canes y el cuerpo de Bomberos de la policía, todos al mando del comisario Jorge Dip.

Una de las perras de la policía marcó un lugar e hizo el mismo recorrido que anteriormente había realizado el ECIF. Caminó 150 metros y se detuvo en el barranco, desde donde se observaban piedras sueltas. Estábamos “peinando la zona”. Pasado el mediodía, familiares de la víctima que venían desde Catamarca y a metros de nuestra posición observaron el cuerpo y se confirmó el hallazgo.