"¿Te acordás del corralito?": una banda de gitanos robó 50 millones de pesos durante la cuarentena

Viernes 03 de Julio de 2020, 08:54

La organización les hacía creer a sus víctimas que el dinero en circulación iba a perder valor. Hicieron 34 asaltos y ocho extorsiones.



"¿Hola tía, cómo andás?", la frase anzuelo tuvo éxito al otro lado de la línea.

"Bien, mi amor", le respondió con ternura una mujer que no tenía idea del engaño.

Aunque el estafador logra sacarle información con gran habilidad y dotes de actuación, la víctima sospecha y corta la comunicación tras varios minutos.

Cuando el tono vuelve a sonar se puede percibir la decepción del timador.

El intento fallido no es reflejo de la dimensión lucrativa que resultaba "el cuento del tío", un modus operandi tan antiguo como eficaz, para una banda rosarina que robó unos 50 millones de pesos usando el arte de las palabras y el miedo a una imaginaria debacle económica provocada por el confinamiento por coronavirus.

"¿Te acordás del corralito?", agitaba fantasmas del pasado el estafador en la charla para que la mujer le entregara sus ahorros en un contexto de crisis e incertidumbre sin precedentes en el mundo.


El ladrón hablaba de una supuesta carta del Banco Nación que, por supuesto, no existe.

Menos aún, sobre una conferencia de prensa en la que el presidente Alberto Fernández comunicó la pérdida de valor de los billetes "que están en la calle". Todo era, claramente, una mentira.

Todo esto fue obra de la imaginación delictiva de un grupo de 13 personas de la comunidad gitana, organizadas para lucrar con la angustia y la vulnerabilidad de los adultos mayores.

La banda también usaba la ilusión y la necesidad para enganchar a sus víctimas.

Y hasta tenían libretos previamente elaborados: “Buenos días, se comunica ‘Facundo Baez’ de la producción de Susana Giménez. Esta línea se vio beneficiada con un importantísimo premio. Usted se ganó más de doscientos mil pesos. ¡Muchas felicitaciones!”.

Dos mujeres, integrantes de la banda, fueron detenidas en Rosario.


Lo que seguían eran "modali
dades de cobro" que incluían la promesa de un llamado en vivo de la diva y un "trámite burocrático": concurrir a un cajero y realizar una transferencia.

La investigación de los fiscales Mariano Ríos Artacho y Carlos Covani y la Agencia de Investigación Criminal de Rosario logró establecer que la banda cometió 34 estafas y ocho extorsiones con la modalidad del secuestro virtual, durante abril, mayo y junio. Los imputaron por asociación ilícita.

El número podría ser mucho mayor: 158 casos similares fueron denunciados al 911 entre los meses febrero y junio de 2020.

Cómo lo hacían

Los detectives detallaron en la imputación los pasos de las estafas y extorsiones: todo empezaba con un llamado al teléfono fijo de la víctima obtenido al azar de páginas web como “Páginas Amarillas”, desde un celular al que le colocaban un chip con una línea prepaga, registrada con datos falsos.

El segundo paso era el inicio del engaño: una persona se hacía pasar por un familiar (sobrino, hijo, entre otros) y aseguraba a su víctima que en breve habría un cambió en los billetes en circulación o que se aplicaría un nuevo corralito".

En el libreto de la estafa era importante mantener diálogos banales.

Luego, llegaba la indicación: se le indicaba a la víctima que tomara los billetes, los contara y los preparara para que los retire el contador para "evitar que pierdan valor".

Parte del discurso era la garantía de que el dinero iba a ser devuelto, una vez realizada la presunta operación.

Los supuestos contadores se presentaban en la casa de las personas engañadas y se retiraban con el botín.

En el caso de las extorsiones, el llamado llegaba con una voz llorosa, que se hacía pasar por un ser querido en peligro.

Otra persona tomaba la conversación y se encargaba de pactar el supuesto rescate y el lugar preciso de la vía pública (volquete, árbol, macetero, etc.) en donde se obligaba a la víctima a dejar la suma de dinero o joyas dentro de una bolsa, que era recogida inmediatamente por uno de los miembros de la banda.

En la mayoría de los casos, la propia víctima es la que revelaba el nombre del familiar. /TN