¿Por qué la cuarentena argentina es la más larga del mundo?

Miércoles 05 de Agosto de 2020, 15:11

Se logró aplanar la curva, pero nunca se logró que el índice de contagiosidad cayera para que la cantidad de casos empezara a bajar.



La cuarentena argentina lleva 139 días, focalizada principalmente en la zona metropolitana de Buenos Aires. Parece interminable. Nadie sabe cuándo terminará. El próximo mojón es el 16 de agosto. Para barajar y dar de nuevo. ¿Pero qué distingue al coronavirus en la Argentina para que, a diferencia de otros países, aquí no se pueda salir de la cuarentena? La respuesta es nada. El coronavirus es igual en todo el mundo. ¿Cuál es la explicación entonces?

Una pista la da un matemático argentino que vive en Chicago. Daniel Gervini realizó una serie de predicciones y comparaciones entre la ciudad estadounidense en la que reside (más precisamente el condado de Cook, con 5 millones de habitantes) y el AMBA. Gervini llega a la conclusión de que a principios de mayo, a partir de las medidas de confinamiento, lograron allá que el índice de contagiosidad (R0) bajara de 1. Entonces el número de contagios diarios empezó a descender. Fue una cuarentena exitosa.

¿Por qué el R0 baja en cuarentena? Porque la gente interactúa menos y entonces las chances de contagio disminuyen. Cuanto más estricta es la cuarentena, más debería bajar el R0. En la Argentina transcurre la novena etapa de confinamiento y todavía nunca, desde que comenzó la pandemia, se logró que ese índice descendiera de 1. Es decir, reyes de la cuarentena con resultados que en ese sentido fueron poco efectivos.

Se sabe que cuando el R0 baja de 1 la curva ha llegado al pico y la cantidad de casos diarios empieza a descender. Gervini llega a la conclusión de que las medidas de confinamiento sirvieron en el AMBA para estirar la curva, aplanarla, pero no para bajar el índice de contagios a un nivel que permita por fin salir del confinamiento. Y esto se vincula con el primero de los siete "pecados capitales" en los que incurrió la Argentina para que la cuarentena tuviera estas características.

Pereza

El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) fue un híbrido en el país con una cuarentena declarada pero poco cumplida, en la que la cantidad de contagios siguió muy alta a pesar de que supuestamente la gente debía permanecer en sus casas. Esto tuvo que ver con la excesiva prolongación: en vez de hacer una cuarentena de shock, más estricta y por menos tiempo, se optó por una más laxa (desde los controles) que se volvió crónica. Y esto se conecta con el siguiente pecado capital.

Lujuria

En este caso el pecado no tiene que ver con vicio sexual, sino con la idea de posesión. El plan del Poder Ejecutivo se basó en la idea de que podía tener confinada a la sociedad durante más de cuatro meses sin que eso atentara contra el objetivo buscado. Obviamente, pasado cierto tiempo, empieza a haber un sentimiento de rebeldía de los ciudadanos que se opone a esa ilusión ilimitada de captar la voluntad popular, como si se tratara de una masa hipnotizada. La apoteosis fue, después de 135 dias de cuarentena, el DNU impracticable que prohíbe las reuniones sociales.

Gula

Está estrechamente vinculado con lo anterior. Si existe un resultado exitoso para destacar de la pandemia en la Argentina es la baja tasa de mortalidad que hubo hasta ahora. Evitar muertes fue uno de los principales argumentos para renovar la cuarentena una y otra vez. Lo cierto es que las muertes ocurren igual, aunque en un plazo mayor. Argentina está sobrepasando las 150 muertes diarias y acaba de superar las 4.000. Para seguir con el ejemplo del condado de Cook, allí hubo 4.900 muertes en un periodo más corto, pero luego tuvieron un marcado descenso.

Avaricia

El falso debate "salud versus economía" fue otra de las características de la cuarentena que terminó atentando contra la medida. En realidad, no fue la avaricia económica la que boicoteó la medida sanitaria, sino al revés. La falta de control de la cuarentena para que fuera efectiva transformó la cuarentena en un “monstruo” al que hubo que seguir alimentando a como diera lugar, sin tomar en cuenta el daño que eso estaba generando en otros aspectos. A la corta o a la larga, eso también tendrá una incidencia en la salud de la población y en el aumento de las muertes.

Ira

El enojo presidencial cuando la opinión pública le marcaba este escenario de prioridades tan desequilibrado y por un plazo tan prolongado fue otra de las características de la cuarentena. La constante fue atribuir los males a la pandemia y no a la cuarentena, en una actitud maniquea, para seguir escuchando exclusivamente al comité de infectólogos oficiales sin incorporar al debate otras voces y la búsqueda alternativa de soluciones.

Envidia

En este punto se jugó básicamente la relación entre la provincia de Buenos Aires y la Ciudad. La Capital Federal se mostró siempre más predispuesta a liberar la cuarentena, pero chocó una y otra vez contra el cepo bonaerense y la voluntad presidencial terminó volcando la balanza hacia ese lado de la General Paz. Esto también tuvo su lectura política: una salida previa de Rodríguez Larreta del ASPO, mientras Kicillof seguía “encerrado” en el GBA, hubiera significado el supuesto éxito de uno y el fracaso del otro.

Soberbia

Las famosas "filminas" son un poco la síntesis de este séptimo y último pecado capital. A lo largo de las diferentes presentaciones y renovaciones de la cuarentena hubo comparaciones con otros países que generaron cortocircuitos: con Suecia, con Chile, con España. Siempre se marcó el punto fuerte de la Argentina al compararlo con otros escenarios internacionales, a veces no comparables. Esa fortaleza nacional fue la lentitud de la curva para evitar un pico pronunciado. Pero esa misma lentitud es lo que ha transformado la cuarentena en una herramienta deshilachada y completamente amortizada, mientras el R0 sigue por arriba de 1. /Clarin