Siente injusticia, marginación, bronca. Todas juntas. Entre la prolongación de la cuarentena, el desconocimiento sobre la evolución de la pandemia y las autorizaciones otorgadas, se marea. Quiere justicia, igualdad, respeto. Y, al menos, una respuesta. Porque desde que la Asociación Argentina de Remeros Aficionados (AARA) presentó su protocolo al municipio de Tigre y recibió la aprobación, nunca más hubo movimiento. La situación de los clubes náuticos asusta: están cada vez más inclinados por falta de ingresos, más próximos a su desaparición. Por eso, Suárez, de 40 años y campeón de Juegos Panamericanos en Guadalajara 2011 y en Lima 2019, decidió alzar su voz.
"No me entran en la cabeza las decisiones que toman. Como deportista digo «basta». No voy a seguir agachando la cabeza. El lunes, cuando vuelva el fútbol y ellos arranquen, yo también arranco, con o sin permiso. La única forma en la que van a frenarme es meterme preso, y así y todo voy a insistir y voy a seguir yendo a remar. No me entra en la cabeza, tengo mucha bronca interna por esto", manifiesta en un tono enfático, convencido de su postura.
El protocolo, que fue elaborado por la comisión médica de AARA en mayo, abarca la vuelta al agua por parte de las modalidades single scull y par simple. Se trata de un detallado procedimiento para la prevención de contagios tanto para antes de la actividad como para después. Entre las medidas se destaca el uso de no más de una hora y media por embarcación. Además, los vestuarios de los clubes no estarían habilitados para los remeros, y cada uno debería limpiar su bote en las rampas de embarque y desembarque.