La Fiscalía se “olvidó” los videos que podrían resolver un crimen atroz

Jueves 17 de Septiembre de 2020, 23:31

Aredes en un momento de la filmación hallada por el propietario del local gastronómico.



El local estaba cerrado y las luces apagadas. Sólo una pequeña, titilando, de color rojo, delató un increíble “olvido” de la Justicia: las cámaras de seguridad del lugar donde se cometió un terrible crimen seguían ahí, grabando, sin que a nadie se le hubiera ocurrido secuestrarlas y peritarlas. Guardaban, todavía, el secreto de lo ocurrido la madrugada del sábado, cuando un joven fue brutalmente asesinado en el lugar.

Luis Juárez trabajaba en una sandwichería de Brígido Terán al 800. Allí también dormía durante la semana, en una machimbrada que había al fondo de la propiedad, para no gastar en colectivo hasta la localidad de Ranchillos, donde vivía y donde tenía un hijo de cinco años. En el local también dormía Fabián Aredes, que realizaba trabajos de mantenimiento y otras tareas para el comercio.

Aredes, según coinciden varias fuentes de la causa, acosaba sexualmente a Luis y, para colmo de males, le habían dicho que tenía que retirarse del lugar y buscar un sitio donde vivir. Aredes pidió pasar la última noche en el local.

El viernes por la noche, el dueño del local, Pablo Barrionuevo, se retiró junto a un empleado. Luis y Aredes quedaron dentro, para dormir. Por la mañana, cuando el propietario se presentó nuevamente en la sandwichería, Aredes se negó a dejarlo pasar amenazándolo con matarlo si lo hacía. De inmediato llegó la Policía, detuvo a Aredes y entró al sitio. Al fondo, en la machimbrada, estaba el cuerpo de Luis. Había sido asesinado a golpes con un matafuegos y luego rematado a cuchilladas.

En el lugar trabajó la Fiscalía de Homicidios y el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (Ecif), además de otros miembros de la Policía, en la recolección de pruebas. Luego de las tareas, se retiraron y el local quedó cerrado. Hasta ayer.

El miércoles, al dueño del lugar le avisaron que habían intentado entrar a robar a la sandwichería. Por eso, se llegó al lugar y abrió la puerta. Desde la entrada, advirtió que una de las cámaras de seguridad seguía funcionando y llamó a su abogado, Augusto Avellaneda, quien se presentó en el sitio y comprobó que todas las cámaras seguían funcionando y que nadie había secuestrado el DVR, aparato que contiene los archivos de las filmaciones.

Retiró el equipo para evitar que fuera robado, lo llevó a su estudio, vio las imágenes y dio aviso a la fiscalía.

El abogado convocó a un equipo de Los Primeros para que oficiara de testigo de lo que se veía en las filmaciones, ya que la única copia del material será entregada a la Justicia.

En las imágenes se observa a Luis y Aredes hacer actividades habituales antes de ir a dormir, como ir al baño, fumar o intercambiar algunas palabras. El movimiento termina antes de las 2 de la mañana y se reanuda pasadas las 4, cuando todavía puede verse a Luis con vida. Las cámaras toman el espacio que está en la entrada de la machimbrada, pero no su interior.

Minutos antes de las 5 de la mañana, mientras Aredes y Luis permanecen en el interior y fuera del alcance de las cámaras, se ve a los perros huir del lugar, asustados. Luego, se observa a Aredes ir a buscar el matafuegos e ingresar a la machimbrada con él. Más tarde, se lo ve salir con la remera manchada con sangre. Unas dos horas después, se lo ve con un cuchillo, que tira afuera del lugar del crimen. Y, aunque resulte escabroso, luego prende una freidora, se cocina unas empanadas y se pone a comer a metros del cadáver.

Ya avanzada la mañana, la cámara del local que da a la calle lo muestra preparar dos cuchillos en la entrada, con los que amenazó con matar al dueño del lugar si entraba. Luego, se ve entrar a la Policía con una testigo más el propietario y darse con la macabra escena.

El abogado del dueño del local no puede creer lo ocurrido. “¡Nos dimos con que el DVR seguía grabando! Nosotros, el día en que se halló el cuerpo, le avisamos varias veces a los investigadores que había cinco cámaras de seguridad”, señaló.

“Esto no puede ocurrir en nuestra provincia, esta es una negligencia absoluta de los oficiales de Justicia, tanto la Policía, el Ecif o quien se presentó del Ministerio Público. Porque, aquí, están las pruebas del homicidio: se lo ve claramente con el matafuegos, con el cuchillo”, agregó.

Antes de este hallazgo, la familia de Luis había cargado las tintas contra su jefe, Barrionuevo. En un móvil con Los Primeros, reclamaron que el propietario no podía desconocer el peligro en que se encontraba la víctima por la obsesión que tenía Aredes con él y lo sindicaban como presunto colaborador del asesino. /Los Primeros