En Jujuy no existen fronteras para el ingreso de personas y contrabando

Miércoles 28 de Octubre de 2020, 06:42

COMO SI NADA. Así ingresan a la Argentina los bagayeros y compradores que aprovechan la devaluación del peso argentino.



Cuando el Gobierno nacional dispuso el cierre de las fronteras, por la situación de pandemia, significó un golpe duro para las economías regionales. Especificamente para las localidades de La Quiaca (Jujuy) y Villazón (Bolivia). Por un tiempo los pobladores respetaron la cuarentena, pero actualmente la realidad es otra.

El paso legal habilitado, el puente “Horacio Guzmán”, inaugurado el 9 de julio de 1960, continúa cerrado, con agentes aduaneros, de migraciones y fuerzas de seguridad.

Pero la acción está en otros sitios, como por ejemplo Ojo de Agua, ubicado a cinco kilómetros de los controles migratorios-aduaneros, donde las personas transitan con total normalidad de Argentina a Bolivia y viceversa. Ojo de Agua se transformó en el nuevo paso para argentinos y bolivianos aprovechando el río seco que divide ambos países, donde no hay ningún tipo de control.

Las circulación de personas es incesante todos los días, a toda hora, por supuesto también de mercaderías que no tributan ningún impuesto.

Los agentes de Afip-DGA saben que por allí cruzan todo tipo de productos, pero no dejan su lugar de confort en las dependencias del puente internacional, donde cuentan con todas las comodidades.

Las tres fuerzas de seguridad, Policía de la Provincia, Policía Federal y Gendarmería Nacional, están desbordadas, ¿cómo detener una marea de cientos de personas diariamente? Es prácticamente imposible, solo se limitan a combatir el contrabando de hojas de coca o algún procedimiento, donde incautan mercadería, algo ínfimo en relación a lo que se cruza por día, valuado en millones de pesos en productos.

La moneda fuerte en la frontera es el peso boliviano, 100 argentinos equivalen a 4 de la moneda altiplánica, por lo que los compradores tricolores invaden La Quiaca para abastecerse.

Desde hace un tiempo atrás, las intendencias de La Quiaca y Villazón sugirieron al Gobierno de Jujuy la apertura de un corredor comercial, controlado, bajo normas de bioseguridad estrictas.

Para evitar el tránsito ilegal de personas, el propio gobernador Gerardo Morales en su última visita a la ciudad fronteriza veía con buenos ojos la iniciativa, sin embargo todo quedó en intenciones del Gobierno provincial e intendencia.

La decisión final depende de otras esferas gubernamentales, aunque los pobladores esperan una pronta solución al contrabando masivo. Si antes los controles eran laxos, la actualidad marca que la frontera es tierra de nadie. /El Tribuno Jujuy