Era la encargada de la limpieza de la Municipalidad y ahora se transformó en la alcaldesa

Viernes 30 de Octubre de 2020, 07:52

Marina Udgodskaya no hizo campaña, pero ganó la alcaldía de Povalikhino.



Al acercarse el día de las elecciones, Nikolai Loktev estaba presa del pánico: este alcalde de una aldea de casas de troncos y caminos de terracería, a 480 kilómetros al este de Moscú, en Rusia, competía para la reelección sin oposición.

En una democracia occidental, esto no importaría. Pero en Rusia, donde el partido gobernante Rusia Unida prácticamente siempre gana, el principio político fundamental es crear la ilusión de una elección democrática.


Para eso Loktev necesitaba un oponente. Ya se lo había pedido a varios residentes, incluyendo a su asistente en el ayuntamiento y un miembro del Partido Comunista que había contendido y perdido en 2011, pero declinaron.

Cuando finalmente encontró a Marina Udgodskaya, que limpiaba el Palacio Municipal, pensó que sus problemas habían terminado. Pero luego ella ganó.

Nadie se sorprendió más que Marina, quien no hizo campaña y dijo que había aceptado postularse en las elecciones de septiembre sólo para ayudar a su jefe.

“Sólo necesitaba a alguien más, a cualquiera, para que se pudieran realizar las elecciones”, explicó Udgodskaya.

Al principio, dijo, estaba “preocupada y confundida” cuando llegaron los resultados, pero ahora está entusiasmada con la idea de la alcaldía. Aceptó prestar juramento, con lo que más que duplicó su sueldo a 29 mil rublos, o unos 380 dólares al mes.



Como primera orden del día planea poner alumbrado público en el pueblo, dijo, algo que la gente ha pedido desde hace mucho tiempo.

 


Las elecciones democráticas son la forma en que la mayor parte del mundo legitima hoy el poder político. Es por eso que cada vez más países practican la llamada democracia dirigida, donde se llevan a cabo elecciones, pero el funcionario ya en el cargo prácticamente nunca pierde.

Para lograr esto, la Policía suprime a la oposición política real y las comisiones electorales eliminan a candidatos prometedores de la boleta con tecnicismos, como una prohibición electoral en Rusia contra el líder opositor Aleksei A. Navalny, quien además fue envenenado este año.

En ocasiones, estas medidas han resultado demasiado eficaces. Entonces el problema es encontrar supuestos oponentes que jueguen el papel de perdedores.

Vladimir V. Putin ha ganado tres veces la presidencia contra el mismo desafortunado candidato, Gennady Ziuganov, un hombre con voz acartonada convenientemente postulado por el Partido Comunista.

Andrei Kolesnikov, analista político en el Centro Carnegie de Moscú, dijo que en Rusia los asesores del Kremlin vigilan la política nacional y local, buscando talentos tanto para candidatos pro-gobierno como para aquellos que pueden desempeñar sin riesgo el papel de perdedores.

“Éste es uno de los instrumentos para legitimar las elecciones en Rusia”, dijo. “Parecen elecciones sin ser elecciones reales”.

Irina Nechayeva, asistente del alcalde en Povalikhino, dijo que no era tanto la presunta desesperanza de competir contra Loktev lo que alejaba a la mayoría de la gente, sino la remota posibilidad de ganar.

Udgodskaya, de 35 años, vive con su esposo, un jornalero, y dos hijos adolescentes en una casa acogedora que muestra huellas de la intemperie, criando pollos, patos, conejos y gansos en el patio trasero.

Dijo que nunca le interesó la política, y que no tenía idea de si su caso era un reflejo de problemáticas más importantes.

Tatyana Murzina, una empleada en la tienda de la aldea, dijo que Udgodskaya tuvo posibilidades sólo porque la aldea es tan pequeña que la gente la conoce personalmente y cae bien. /Clarín