Las dolorosas enfermedades de la estrella de rock que destrozó todo el programa de Tinelli

Miércoles 18 de Noviembre de 2020, 08:02

Bret Michaels, entre un pasado de gloria y un futuro incierto. El cantante de Poisonno detiene su motor a los 57 años.



“¡Aquí está Bret! ¡Qué facha por Dios!”, decía Marcelo Tinelli y recibía a Poison en el estudio mayor de Telefe. Corría 1993 y la banda de hard rock que ya tenía más de una década en la ruta seguía en la cresta de la ola. “Cada rosa tiene su espina” fue el tema con el que abrieron un set problemático e inolvidable, y así, en castellano, la presentó el conductor. “Every Rose Has It’s Thorn” empezó a sonar, los brazos en la tribuna se levantaron, todos cantaban la canción, un lento para enamorarse como Otto cuando le propuso casamiento a Becky en un viejo capítulo de los Simpsons. El romance de Poison con Ritmo de la Noche iba a durar un ratito, hasta que el caos se terminó de apoderar, un poco como pasó con Otto y Becky en la serie animada.

Bret Michaels venía de llenar dos estadios Obras Sanitarias y esa noche en Telefe le probó su saco de piel de leopardo a Tinelli, mientras el periodista deportivo Felipe Mc Gough (que formaba parte del staff permanente del ciclo) traducía en simultáneo frases cortas como “este público está loco” o “de put... madre”. Sobre el final de “Unskinny Bop" el clima se empezó a enrarecer, los Poison revolearon alguna que otra guitarra, el pie del micrófono, y Bret terminó revolcado entre los pedazos de batería que se iban cayendo.

Al final se fueron todos corriendo detrás del decorado, mientras la música de Poison se mezclaba con uno de los jingles del programa: “Una noche es una noche y el ritmo empieza otra vez…”. Tinelli reía nervioso: “Rompieron todo”, decía el conductor, y mostraba los restos de los instrumentos que –él aún no lo sabía- iba a tener que pagar su producción, ya que estaban en préstamo.

Esa noche en ese set de televisión argentina fue un resumen de lo que era Bret Michaels dentro de Poison: seducción, rock and roll y destrucción. En su autobiografía Auto-Scrap-Ography el cantante definió: “Empezamos como una banda de garaje con Rikki Rockett, en el sótano de mi casa. Después que reclutamos a otros músicos viajamos por gran parte de Estados Unidos, preocupados en todo momento de pagar nuestras deudas. Así fueron los inicios de Poison como agrupación. Nuestra estética, propia del estilo glam, puede ser definida como una fiesta audiovisual. Tomábamos lo que encontrábamos para vestir; era una combinación entre lo gitano y la energía que sentíamos en el escenario”. Juntos eran dinamita.

Para finales de una década en la que llenaron estadios y vendieron millones de discos con su rock popular y pegadizo, Michaels empezó a probar suerte como solista, mientras seguía de gira con la banda. Su imagen había despegado del grupo y un breve romance con Pamela Anderson terminó de catapultarlo como una figura interesante para el jet set estadounidense. El accidente a bordo de la Ferrari que le costó un par de costillas y algunos dientes, también le sumó agallas, y colaboró con su imagen de rockero indomable. Cuando parecía que su fama podría empezar a declinar, llegaron los 2000. Contra todo pronóstico, y mientras estaba en pareja con Kristi Lynn Gibson, la madre de sus hijas Raine Elizabeth y Jorja Bleu, se reinventó como estrella de la televisión.

En 2007, Michaels buscaba su Rock of Love en VH1. El objetivo del programa era que el líder de Poison encontrara una mujer que pudiera seguir su estilo de vida de estrella de rock. Así fue que salió con 60 chicas en tres temporadas, y aunque el cantante al final eligió a Jes Rickless como su pareja, Heather Chadwell, que había quedado en segundo lugar, también tuvo sus cinco minutos de fama. Con ella salía de gira también por distintos eventos y mantuvieron una conveniente relación durante algún tiempo, hasta que ya no se pudo exprimir más lo que quedaba del reality show. Obviamente, todo era para las cámaras.

Chadwell empezó a ventilar un poco de aquella extraña relación con su supuesto ídolo, en un podcast que publicó otra de las novias de Michaels en el programa, Lacey Sculls. Heather fue directa: “Inmediatamente después de que terminó el programa, hicimos algunos eventos juntos y eramos una especie de amigos, pero supongo que estaba más relacionado con el trabajo. A menos que tuviera una cita para saludar por 750 dólares, él no iba a hablar conmigo. Así que básicamente todo era negocio. Entonces no, no tenemos una amistad”.

En 2010 las cosas cambiaron. Ya no importaba cuántas chicas lo siguieran y con quién fuera a quedarse: su mala salud le jugó una mala pasada. Michaels tuvo una hemorragia subaracnoidea, lo que significa que sufrió sangrado en la base del tronco cerebral. Cuando esto sucedió, el músico estaba en su casa de Scottsdale, Arizona, convaleciente después de haber sido operado de apéndice. En una entrevista publicada por Yahoo!, Bret describió: “El dolor es como si un elefante se subiera a tu cráneo. Eso es lo que hace el sangrado cerebral. La presión es lo que, normalmente, te acaba matando. Yo sabía que estaba en problemas y mi adrenalina -después de años de sufrir una diabetes con múltiples complicaciones- se disparó. Apenas podía hablar. Sabía que tenía algún tipo de ataque porque mis músculos faciales estaban caídos y eso no es un buen signo”.

Después de esas horribles sensaciones, el astro fue llevado inmediatamente a urgencias, donde se dieron cuenta de su estado y le hicieron un escáner. “De ahí me llevaron al hospital y no recuerdo nada de los tres días siguientes. Cuando volví, fue porque una enfermera me estaba masajeando las piernas para que no se me formara un coágulo. Nunca pensé que fuera a vivir algo así”, recordó con pesar.

La recuperación fue lenta pero no le impidió volver al ruedo, y los años siguientes se unió a la vieja guardia del hard rock para salir de gira y reflotar un estilo que sigue causando sensación. Así llegó hasta 2020 junto a Def Leppard, Mötley Crüe y Joan Jett & The Blackhearts planeando un tour kilométrico que se vio detenido primero por su estado de salud y, después, por la pandemia del COVID-19.

A través de un comunicado publicado en su página web a comienzos de este año, Bret Michaels informó: “Tendré que someterme a un procedimiento para eliminar el cáncer de piel que se detectó después de una biopsia reciente. Estoy en manos de increíbles especialistas que son positivos para obtener excelentes resultados”. Como si fuera poco, también se le sumó un problema en el hombro derecho.

A los 57 años el músico batalla por su salud, pero no se detiene. La adultez también vino acompañada de un costado filantrópico que no muchos conocen. Hijo de un veterano de la Armada, Bret visitó en octubre una Base de la Fuerza Aérea para dar apoyo al ejército estadounidense. En esa ocasión se acercó para celebrar la apertura del primer centro odontológico en una base militar.

El líder de Poison que suele aportar cuantiosas donaciones y que esa tarde en la base repartió su autobiografía entre los presentes, también ha estado en Irak, Afganistán, Kuwait y Abu Dhabi visitando a las tropas al frente de su Fundación Life Rocks. “Qué gran honor es apoyar a nuestro Ejército. Como hijo de un veterano, no hay suficientes palabras para agradecer a los miembros de nuestro servicio y sus familias, por su servicio y las libertades que nos brinda”, declaró. La solidaridad es otro aspecto que ha ido desarrollando con los años y donde ha podido utilizar su fama y sus contactos para ayudar a otros, en particular a los enfermos de diabetes como él y a los niños que la padecen.

Con el correr de los años, Michaels le ha podido dar un significado a eso de que “cada rosa tiene su espina, justo como cada noche tiene su amanecer”. /Infobae