Investigó el crimen de su madre y descubrió un infierno familiar

Martes 26 de Enero de 2021, 11:55 |

La familia Hamburg en tiempos felices: Jeffrey, Barbara, Ali y Madison.



El 3 de marzo de 2010, el día en que tenía una audiencia con su ex esposo por un juicio por alimentos, Barbara Beach Hamburg fue asesinada en el patio de su casa de Madison, una pequeña ciudad costera al sureste de Connecticut, Estados Unidos. Aquella mañana, Barbara, madre divorciada de 48 años, había llevado a su hija Ali a la escuela y se disponía a reingresar a su hogar cuando la atacaron a golpes y cuchilladas. La llave quedó en la cerradura de la entrada principal y nunca llegó a ser girada. El cadáver fue hallado por Ali y por Conway, una de las hermanas de Barbara. El crimen, el segundo en un siglo ocurrido en la apacible ciudad, aun sigue impune.

El caso marcó a Madison, hijo de la víctima y aspirante a director de cine. Impulsado por el ansia de descubrir la verdad, el muchacho (que tenía 18 años cuando mataron a Barbara) se propuso una tarea tan compleja como emocionalmente agotadora: documentar con su cámara la historia de su madre y el enigma de su asesinato, incluso a riesgo de generar un conflicto con sus familiares, que se acusaban entre ellos.

Las mayores sospechas apuntaban a su padre Jeffrey Hamburg, un hombre de negocios poco transparentes, pero también las había contra su hermana y su tía. En más de una ocasión, confrontándolos, les preguntó con firmeza: “¿Vos mataste a mi mamá?”.

Diez años después, lo que comenzó como un proyecto amateur devino una miniserie documental de cuatro capítulos, Murder on Middle Beach, estrenada por HBO en 2020.

Alejado de las convenciones del género de investigación policial, el trabajo de Madison (29) no se propone señalar un culpable sino develar la trama de intrigas y secretos tejida tras la fachada de una idílica vida de clase media estadounidense.

Madison se encontró con aspectos desconocidos de la vida de su madre, como su adicción al alcohol, su participación en una estafa piramidal y la mala relación que tenía con sus hermanas y con Ali. Un proceso doloroso pero al mismo tiempo reparador, según admitió.

-¿Cómo era tu vida antes del asesinato de tu madre?

-Me encontraba absorto en mi propia existencia, siempre buscaba atención. Me volví adicto a las drogas en la escuela secundaria. Escapaba de mi realidad, de que mis padres se hubieran divorciado y de que ella hubiera perdido su dinero. Después tuve que escapar de su asesinato. Me enfrentaba con el reto de seguir adelante sin ella. En 2010 entré a rehabilitación y desde entonces me mantengo sobrio.

Madison Hamburg hoy tiene 29 años y estudió cine en el Colegio de Artes de Savannah.
Madison Hamburg hoy tiene 29 años y estudió cine en el Colegio de Artes de Savannah.

-¿Cuál era tu situación familiar en ese entonces?

-Yo no hablaba con mi papá. No tenía una figura materna o paterna en mi vida. Los profesores, mis jefes y la comunidad ocuparon ese lugar. Yo no vi el cuerpo de mi madre y nadie me hablaba sobre lo que había pasado. Por eso decidí hacer un documental, como plataforma para que la gente compartiera sus experiencias. Me ayudó a dar una suerte de cierre a lo que pasó.

-¿Cuándo comenzaste?


-En 2013, como parte de una clase para la universidad. Aún atravesaba el proceso de duelo por la muerte de mi madre y tenía miedo de perder los recuerdos que me quedaban de ella. Cuando empecé a grabar, lo hice como un tributo a su memoria. Pero a medida de que hacía preguntas, me daba cuenta de que estaba lamentando la partida de alguien a quien realmente no conocía.

-Esas preguntas que mencionás son muy directas. Les preguntaste a tu padre, a tu hermana y a tus tías si tuvieron algo que ver con el crimen. ¿Cómo se prepara uno para ese tipo de confrontación?

-Es difícil no sentir que estás aprovechándote del otro y exponiéndolo. A la hora de preguntar, me costaba desconectarme del hecho de que yo también soy parte de la familia. Tenía miedo de dañar mis relaciones con ellos y a veces sentía que los estaba manipulando. Busqué hacerlos sentir cómodos, pero era difícil. Es algo que explora la serie: si al intentar alcanzar un bien, pude potencialmente causar destrucción debido al medio que utilicé.

Barbara Hamburg tenía 48 años al momento de ser asesinada.
Barbara Hamburg tenía 48 años al momento de ser asesinada.

-¿Y finalmente eso ocurrió?

-No creo que nadie, aparte de mi padre, haya lamentado haber participado del documental, porque todos queremos saber qué pasó y por qué. Hay una necesidad humana de descubrir la verdad y siento que mis familiares merecen hacerlo, además de ser exonerados. Quizás lamentan algunas cosas puntuales que han dicho, pero han crecido como personas a lo largo del tiempo, y eso puede verse en la serie.

-¿Qué opinás de la indiferencia de tu padre como participante?

-Diría que, en principio, él no participó. Le he dado cada oportunidad posible de ser honesto conmigo y claramente no le interesa saber qué pasó. No creo que el descubrirlo vaya a cambiarle algo. Pero yo me despierto cada día sin mi mamá, siento su ausencia, y eso para mí excede los sentimientos de otros que no quieran revivir la historia. No he vuelto a hablar con él desde que la serie terminó. Quisiera hacerlo, pero la pelota está de su lado.

-¿Cómo reaccionaron los demás con la forma en que fueron retratados?


-Es algo que me preocupaba mucho. Tuvimos proyecciones en familia previas al estreno de la serie porque quería asegurarme de que tuvieran tiempo de digerirla, en especial mi tía Conway, mi tía abuela Jill y mi hermana Ali. Pero se lo tomaron realmente bien. El director Jonathan Demme no hablaba con sus actores hasta que hubiesen visto tres veces la película porque recién en ese punto uno observa sin verse a uno mismo. Siento que eso es lo que ocurrió: tuvimos que familiarizarnos con el material para desprendernos de la sensación de estar expuestos.

-Descubriste que tu mamá reclutaba gente para un esquema piramidal de dinero llamado Mesa de Regalos (mecanismo que es considerado una estafa). ¿Sentiste que se empañaría su legado al revelarlo?

-Yo no sabía nada de eso porque era algo que ella me ocultó. Cuando lo descubrí, lo sentí como una traición. Cuando estaba haciendo el documental, me preocupaba que pudiera transmitir la idea de que ella era una mala persona. Pero, hoy, con los años, creo que cada decisión que tomó mi madre, buena o mala, fue pensando en lo mejor para sus hijos. El haber podido conocer su humanidad fue una experiencia reveladora para mí y me ayudó a entender mi propia identidad.

-Asumiste el riesgo de investigar un crimen por tu cuenta. ¿Te preocupaba que esto te trajera problemas con la Policía de Madison?


-Tengo un amigo en el FBI que ha visto cómo el sistema judicial falla y evita que la verdad salga a la luz. Asimismo, también ocurre que cuando una familia hace el esfuerzo de obtener la verdad por cuenta propia a veces puede terminar obstaculizando a la justicia. Pero siento que este caso había llegado a un punto en que si yo no hacía algo, nadie lo haría. Y si debo obtener mi verdad con el costo de que no se haga justicia, lo elijo. Prefiero saber por qué fue asesinada mi madre antes que la persona que lo hizo sea encerrada.

-Descubriste muchos datos que la Policía no tuvo en cuenta. ¿Qué creés que explica sus omisiones?


-En realidad, siento que la Policía hizo más de lo que pensaba en un principio, aunque sí es cierto que pasó muchas cosas por alto. Se trata de una fuerza que se encontraba debilitada tras cambiar de jefe por un escándalo de corrupción. Se vieron sobrepasados por el caso: es el segundo homicidio en un siglo en Madison, por lo que no trataban con estas cuestiones a diario. Desafortunadamente, la Policía como institución, al menos en los Estados Unidos, se ve afectada por una falta de transparencia que crea una tensión entre las familias dolientes y la fuerza en sí. No sé qué explica la falta de resolución, y podría caer en la tentación de pensar en conspiraciones, pero no lo haré en este punto.

-¿En qué se diferenció tu investigación de la oficial?


-Muchas veces me preguntan quién creo que cometió el crimen, y tengo cuidado de no guiarme por “corazonadas”. En ese sentido, creo que la Policía tuvo una visión reducida respecto al potencial asesino y eso llevó a errores. Tuvieron más acceso a ciertas informaciones, como documentación o permisos legales para investigar, cosas que yo no tuve, pero por otra parte había gente que no estaba dispuesta hablarles y a mí sí, como mi padre. Ellos no pudieron contactarlo en estos últimos diez años.

-Vemos hacia el final de la serie cómo la Policía te entrega el expediente del caso. ¿Sentís que estos archivos te permitirán alcanzar una verdad?

-Me siento más cerca de lograrlo. He pasado ocho años juntando recuerdos incompletos y contradictorios de distintas personas sobre lo que pasó aquel 3 de marzo. No eran hechos concretos, y lo que tengo ahora en mis manos en buena medida lo son. También el caso ha recibido mucha más publicidad, lo que pone presión al Estado y la Policía local para examinar de cerca lo ocurrido. Estaba preparado para cerrar la serie cuando se liberaron los documentos y eso me devolvió a la acción. Ahora me pregunto cuándo todo terminará, aunque creo que es algo que siempre estará conmigo y que nunca superaré.

-El caso aún permanece abierto. ¿Cómo llegaste a la decisión de dejar de rodar?


-El documental nunca se trató de resolver quién es el culpable. Es una historia sobre identidad, familia, duelo y pérdida. Es también una historia de crecimiento personal, por lo que nunca esperé que la conclusión fuera a descubrir qué pasó. Lo que busqué fue subvertir esa expectativa que la audiencia tendría. En cierta forma, no hay un “final” porque así es la vida y este es un documental sobre algo real. De todos modos, no soy un amante de los finales felices: he trabajado en esto ocho años y he crecido entre mentiras.

Ali Hamburg. Estuvo en la mira de la familia. Se casó con un argentino y se vino a vivir a nuestro país.
Ali Hamburg. Estuvo en la mira de la familia. Se casó con un argentino y se vino a vivir a nuestro país.

Hipótesis del caso

Tras el crimen de Barbara Hamburg, el primer sospechoso fue su ex marido, Jeffrey, con quien tenía un juicio por alimentos. El día del asesinato tenían una audiencia judicial. Jeffrey concurrió. Barbara fue asesinada ese día. La Justicia no se halló pruebas contra él.

El documental de Madison revela que Barbara reclutaba a miembros de Alcohólicos Anónimos, a donde asistía para recuperarse de su adicción, para un negocio piramidal llamada Mesa de Regalos.

El funcionamiento de este esquema (también llamado Esquema de Ponzi) tarde o temprano se interrumpe por dificultades en la ampliación de la base de reclutamiento. Por eso se lo considera una estafa. Eso también ocurrió con la Mesa de Regalos.

¿Algunos de los estafados pudo ser el asesino? La vía no se exploró lo suficiente. Madison, incluso, se topó con la desconfianza de una tía hacia su hermana Ali, que no se llevaba bien con Barbara. El joven halló testimonios que exoneraban a su hermana. /Clarin