Los contrastes santiagueños: del caso Abigail, que tenía que atenderse en Tucumán, al megaestadio con palco VIP

Viernes 05 de Marzo de 2021, 08:21

Dibujo del padre de Abigail ingresando al megaestadio de Santiago del Estero. /Twitter



Por Javier Lozano /TN

En cualquier sociedad donde no haya inequidades, donde la calidad de vida de la gente es buena, donde los funcionarios públicos rinden cuentas sobre los gastos de la gestión, la inauguración de un fastuoso y moderno estadio de fútbol debería ser motivo de alegría y aprobación popular. Sin embargo, en lugares donde los contrastes sociales son frecuentes, donde la pobreza es estructural y donde las sospechas de irregularidades abundan, esos acontecimientos dejan poco lugar para celebrar. Es el caso del estreno del impactante Estadio Único Madre de Ciudades en Santiago del Estero, donde el presidente Alberto Fernández y el gobernador Gerardo Zamora fueron los anfitriones políticos para ver el primer duelo futbolero con la final de la Supercopa Argentina con River y Racing.

Con solo ver el escenario, que costó unos 1.500 millones de pesos y fue construido en tiempo record por la provincia norteña, algún distraído puede pensar que está ubicado en cualquier ciudad europea. Pero no, esta perla arquitectónica con capacidad para 30 mil espectadores sentados, con comodidades y servicios premium, está en uno de los lugares mas postergados de la Argentina. En un territorio que durante la pandemia de coronavirus se notaron las carencias en el sistema de salud, donde los hospitales públicos no tenían recursos, insumos y personal suficiente.

Pero el golpe más duro, más impactante en la sensibilidad social, fue el caso de Abigail Jiménez, la nena de 12 años que en noviembre pasado quedó varada con su padre en una ruta provincial, porque la policía no les permitía volver a su casa. Esta pequeña, enferma de cáncer, se vio obligada a hacerse un tratamiento oncológico en la vecina provincia de Tucumán, porque en Santiago del Estero no estaban dadas las condiciones médicas al alcance de la familia. Durante varias horas lucharon contra esa insensible restricción y no hubo caso. La imagen de su padre llevándola en andas en medio del asfalto caliente de la ruta hizo llorar e indignar a la Argentina.

El caso se viralizó, las autoridades se rasgaron las vestiduras y pidieron disculpas, pero el daño estaba hecho. Por cierto que la enfermedad de la nena era terminal y lamentablemente dos meses mas tarde terminó con su joven vida en su casa de Termas de Río Hondo. Pero el padecimiento que tuvo esa familia fue innecesario y cruel. Tan injusto como la pobreza, las desigualdades y los desatinos que sufren los santiagueños humildes.

Contrastes que también pueden verse con los confinados formoseños y en los feudos provinciales que hace décadas profundizan la brecha, alimentan la pobreza y resaltan los privilegios de unos pocos. Eso sí, el Estadio Único Madre de Ciudades, es una pinturita. Ojalá los gobernantes se motiven y repliquen estas obras fastuosas en hospitales, escuelas y obras para el bienestar de la gente.