Malvinas: el día que Thatcher le dijo al presidente francés Miterrand que iba a lanzar una bomba nuclear en Córdoba

Domingo 29 de Enero de 2023, 10:48

Margaret Thatcher y Francois Miterrand



A finales de 2005 salió a la luz en Francia un libro sobre el ex presidente francés François Mitterrand, que daba cuenta de esta espeluznante teoría: durante la guerra de las Malvinas en 1982, Margareth Thacher estuvo dispuesta a usar armas nucleares contra el territorio argentino, con Córdoba como principal objetivo.

Según el libro que firmó Alí Magoudi, psicoanalista del entonces presidente francés, la intención de Thatcher de usar armas nucleares para definir la guerra por las islas Malvinas fue abortado por la decisión de Mitterrand de colaborar con la Dama de Hierro proporcionándole información sobre las armas que Francia le había vendido a Argentina.

El autor sostiene que Francia colaboró entonces con Gran Bretaña entregando información vital sobre los códigos secretos de los misiles Exocet que Argentina adquirió a principios de la década del ochenta, y que quedaron "sordos y ciegos" siendo fácilmente anulados por la defensa británica.

La preocupación británica había llegado luego del hundimiento del crucero General Belgrano, el 2 de mayo de 1982. Por entonces Argentina aplicó un certero ataque contra el Sheffield, una de las principales naves de los británicos, que se hundió con un misil disparado desde un avión Super Étendart.

Inmediatamente Thatcher decidió el envío de cuatro submarinos nucleares a la zona de conflicto, y según investigaciones posteriores realizadas por el Partido Laborista inglés, tenían como objetivo lanzar una bomba nuclear sobre Córdoba, (precisamente en el Área Material Córdoba, hoy Fábrica Argentina de Aviones) si la situación de la guerra se complicaba para el Reino Unido.

En el texto, se sostiene que Francia colaboró con Gran Bretaña entregando información vital sobre los códigos secretos de los misiles Exocet que Argentina adquirió a principios de la década del ochenta.

Con estos datos los misiles franceses quedaron "sordos y ciegos" y fueron fácilmente anulados por la defensa británica que había sufrido en carne propia la efectividad de esta arma cuando fue hundido la fragata Sheffield.

Mitterand en esas consultas con su analista debatía su preocupación por el sentido de esa guerra y la "tozudez" de la premier inglesa, que "amenazó" con lanzar un ataque nuclear al territorio argentino si Francia no colaboraba.

Mitterand definió en esa sesiones a Thatcher como "una mujer desenfrenada" y acotó, según el libro de Ali, que ella estaba furiosa y lo acusaba a él de este nuevo Trafalgar (por el hundimiento de la fragata). "Me vi obligado a ceder, ella tiene ahora los códigos. Si se sabe que los franceses neutralizan las armas que venden, será un tema serio para nuestras exportaciones", cuenta.

Luego del hundimiento del crucero General Belgrano, el 2 de mayo de 1982, cuando estaba fuera de la zona de exclusión impuesta arbitrariamente por Gran Bretaña en la zona de Islas Malvinas, la Argentina contraatacó con un certero ataque contra el Sheffield, una de las principales naves de los británicos, que se hundió con un certero misil disparado desde un avión Super Etendart.

Este ataque puso en alerta a Thachert, quien temió que la operación destinada a expulsar a los argentinos de las islas fuera un fracaso.

En ese escenario, la primer ministro "presionó" a Mitterrand, quien reveló los códigos de esos misiles y torció el destino de una batalla desigual.

El presidente francés, de origen socialista, fue el primer mandatario en dar apoyo a Gran Bretaña luego de la invasión argentina, inclusive antes de que los Estados Unidos, con Ronald Reegan, hiciera lo propio.

Sin embargo, en el mismo momento del ataque a la fragata inglesa, Thatcher decidió el envio de cuatro submarinos nucleares a la zona de conflicto, y según investigaciones posteriores realizadas por el Partido Laborista inglés, tenían como objetivo lanzar una bomba nuclear sobre Córdoba, si la situación de la guerra se complicaba para Gran Bretaña.

Mitterand se quejó en esas sesiones de terapia la actitud de la inglesa de ir a pelear por "unas pequeñas islas poblada por tres ovejas peludas y congeladas".

"Afortunadamente cedí ante ella. Garantizo que de otro modo, el metálico dedo de la dama hubiera oprimido el botón", afirmó el presidente galo, según cita el libro El Psicoanalista de Mitterrand.