El ejemplo de superación de Joaquín: tiene 10 años, sufrió graves quemaduras y la rompe en las redes sociales con sus tortas

Jueves 25 de Noviembre de 2021, 19:59

Joaquín Núñez con sus creaciones ya listas para ser entregadas.



Joaquín Nahuel Núñez es fanático de Boca. En 2019, con ocho años, tenía el sueño de conocer La Bombonera, de estar en contacto con algunos de sus ídolos, de desatar su pasión futbolera. Por esos días, el destino vida lo puso frente a un duro trance que le cambió la vida para siempre: sufrió quemaduras en el 25 por ciento de su cuerpo por un incidente doméstico y estuvo semanas internado en terapia intensiva. Todavía se recupera de las secuelas que le dejó aquel duro momento, pero aun así este nene de General Rodríguez sonríe. Y con una sonrisa grande, contagiosa.

Su historia de superación empezó a trascender porque se propuso la meta de ser pastelero. Y lo hace de tal modo que ayuda a su familia, hace donaciones a merenderos y, poco a poco, empezó a convertirse en una celebridad en las redes sociales.

Ahora, con diez años, este momento en que las luces se posaron sobre él, pudo concretar aquel anhelo de mezclarse con los futbolistas de Boca. Lo hizo no sólo para el momento de compartir la foto con ellos, sino que también se permitió llevarles algunas de sus creaciones. Con su sonrisa de oreja a oreja, se lo vio con Lisandro López, Sebastián Villa, Carlos Zambrano y Luis Advíncula. Y con una torta, claro.


El nene con cuatro jugadores de Boca en la concentración del equipo de la Ribera. (Foto: zonales.com)

Fue uno de los hitos que pudo alcanzar este nene que vive en el Barrio Parque Rivadavia, en el distrito del oeste del Conurbano bonaerense. También empezó a trascender su ámbito de barriada de trabajadores, y tomó forma una pequeña celebridad, porque sus publicaciones redes sociales empezaron a multiplicarse hasta llegar a canales de televisión.

La superación de Joaquín

Boca Juniors tomó nota de la historia de Joaquín que contó el portal Zonales y lo convocó para una movida que fue una especie de tour que todo hincha quisiera hacer: conocer La Bombonera, pisar su césped, ser entrevistado para el canal oficial de YouTube del club y mezclarse entre los jugadores del equipo de Primera División en la concentración. La foto con los cuatro jugadores, de hecho, fue tomada en el Hotel Intercontinental de Buenos Aires.

Para llegar a la sonrisa que tiene hoy tuvo que superar tiempos complejos. La vida le cambió el 5 de abril del 2019: quiso aumentar el calor de unas brasas en una parrilla, les arrojó alcohol demasiado cerca y el fuego lo alcanzó. Se le quemó el 25% del cuerpo.

“Estaba todo envuelto en llamas. No me dio tiempo a nada. Lo único que quería hacer era que se tirara al piso, que rodara. Pero no lo hacía. Empecé a gritar, mi mamá abrió la puerta de su casa y de un empujón lo metí adentro. Como no lo podíamos apagar, mi papá, que escuchó los gritos, saltó de la cama y así como vino lo abrazó con una campera. Se quemó las manos y los brazos, pero lo apagó”, recordó Raquel, la mamá.


El pequeño pastelero en acción. A su edad, un ejemplo de tenacidad. (Foto: zonales.com)

Estuvo un mes internado en la terapia intensiva del Instituto del Quemado. Los pronósticos no eran alentadores, puesto que a los padres les decían que “no había evolución, que iban a hacer todo lo posible pero que estaba en manos de Dios, que más de lo que hacían no podían hacer”, rememora la madre. Pero su cuadro general mejoró de tal modo que ningún órgano había sido afectado por el fuego.

De todos modos, los padres escucharon la palabra “secuelas” de parte de los médicos. Había perdido la piel de su brazo derecho, de sus dos piernas, su entrepierna, de su cuello, de sus oídos, de parte del pecho y la cara. Así se comenzó con la colocación de injertos para reemplazar partes muertas, hasta que la pandemia detuvo el tratamiento por la emergencia sanitaria.

Las lesiones ya cicatrizaron, por lo que no se puede colocarle en ellas más injertos. Tienen a mano una solución terapéutica: colocarle debajo de la piel del rostro 4 expansores que cuestan U$S 200 cada uno para una reconstrucción facial que, según explicó la madre, “puede hacerse tanto en uno o dos, como tres, cinco o diez años, ya que se necesita que su piel crezca”.

Su pasión por la pastelería

A los 6 años Joaquín empezó a cocer tortas. En el comienzo fue por empuje de su abuelo, quien le enseñó a hacer bizcochuelos para que la familia los compartiera junto con el mate o el té. Chiquito pero tenaz, al principio no tuvo los mejores resultados pero “después del accidente volvió a hacer y siguió hasta hace cuatro meses, que empezó a decorar y rellenar y en esos meses tuvo un avance increíble”, remarcó su madre.

“Yo nunca hice cosas dulces ni tampoco mi mamá. Mi marido cocina pero nada de tortas y mi papá sólo hacía pan casero. Es algo que a él siempre le gustó desde chico pero no heredó esto de nadie. Creíamos que con lo que le pasó iba a dejar pero fue todo lo contrario. Hay cosas que las ve en videos y las quiere hacer, y otras recetas que se las imagina”, expuso Raquel. Y, orgullosa, resaltó que “los decorados que hace son increíbles”.

Joaquín cursa el quinto grado de la escuela 7 de General Rodríguez. Tiene cuatro hermanos, de 12, 8, 7 y 2 años. La casa del barrio Parque Rivadavia está revolucionada. El nene disfruta del momento y quiere avanzar con el aprendizaje a través de cursos. Por el momento, comparte sus recetas con publicaciones en TikTok, Instagram y Twitter. Cuenta con decenas de miles de seguidores en redes sociales, en las que recibe centenares de reacciones.

Tan fuerte fue la repercusión que tuvo su caso que el nene ya se animó a grabar un video en el que transmitió un mensaje de superación. “Quiero darles un consejo a los chicos que tuvieron el mismo accidente que el mío, que son discapacitados o que tuvieron otro problema de salud: que no se rindan, que la luchen que todo va a salir bien. Y que sus padres los acompañen en todo sueño que los chicos tengan”, expresa en la grabación de TikTok.

Ahora usa sus redes como plataforma para su emprendimiento por el que vende sus creaciones en grupos de Facebook y en su cuenta de Instagram. Por el momento, la familia hace los repartos en remises (cuando están en General Rodríguez) y también usan el tren para ir a ciudades vecinas. “Estamos tratando de conseguir una movilidad, aunque sea a pagar, para que él no pierda sus pedidos porque le hacen algunos muy grandes de Merlo, San Antonio de Padua, y nos queda lejos para llevar todo en transporte público”, contó la madre.

Joaquín en su casa del barrio Parque Rivadavia de General Rodríguez. (Foto: zonales.com)

Joaquín intenta ser autosustentable con su negocio. La mamá indicó que tiene ahorrado el dinero que fue ganando y que lo invertirá en equipamiento: moldes de todos los tamaños, cortantes, picos, mangas, platos giratorios, procesadora, amasadora, batidoras y licuadoras. “Le dábamos plata y la guardaba. No se la gastaba y después se compraba harina y huevos, leche, para hacer tortas. Sus hermanos se gastaban todo enseguida”, graficó la mamá, quien también se mostró agradecida a los vecinos que han ayudado con donaciones.

Ahora va por otros sueños sobre sus pasiones. Uno, relacionado con Boca, es conocer a Carlos Tevez. Y el otro, ya en la pastelería, es estar cara a cara con Damián Betular. Fuerza para lograrlo, le sobra. Así lo expuso su papá, Adam. “Él es el orgullo de nosotros y de muchas personas porque las cosas que pasamos fueron la mayoría de las veces muy malas. Esto nos cambia un montón. Cuando él sufrió el accidente me dijo que no quería morir, eso realmente a nosotros nos tocó y yo, como padre, siempre lo voy a apoyar”. /Vía País