Rodrigo De Paul, del barrio al mundo: el asado que sorprendió a sus amigos de Sarandí, una mamá también papá y el abuelo que lleva tatuado

Domingo 28 de Noviembre de 2021, 09:47

Es el alma de la Selección. Talento puro y espíritu positivo.



Nunca se perdió en rincones rebotando sin salida (...)

Pudo comprender que prefiere el que no hace al que destruye

Lo del miedo que te imponen con mentiras

Mentiras que no duran para siempre...

(Extracto de Todo el Karma. La Vela Puerca).

Rodrigo Javier De Paul es esencialmente leal. Luego viene todo lo demás. Es el que apenas se consagró campeón de la Copa América con la Selección les escribió a sus amigos del barrio de Sarandí para avisarles que ya había comprado la carne y la bebida, porque “voy para allá, mañana hay asado”. Es el que se tatuó a su abuelo, su ejemplo de vida. Es el que tendió lazos hacia su padre pese a todo, el que destaca la figura clave de su madre en su vida y es el que en marzo de 2019 se le animó a Messi cuando todo era tensión: “¿Tomamos unos mates?”, le dijo, y Leo se rindió a su carisma.

¿Leal, dijo? Sí, re contra, como su significado, porque es incapaz de traicionar o engañar, actúa con respeto y fidelidad a sus principios morales, a sus compromisos o hacia la persona que lo ayuda, protege o mantiene. ¿Pero quién lo dijo? Pablo Hermo, su amigo de casi toda la vida, que en diálogo con TN compartió las historias menos conocidas del 7 de la Selección, del 5 del Atlético Madrid. Del pibe del barrio que llegó, pero nunca se fue.

Rodrigo de Paul con sus amigos de casi toda la vida. Pablo Hermo, el segundo desde la izquierda.
Rodrigo de Paul con sus amigos de casi toda la vida. Pablo Hermo, el segundo desde la izquierda.


La familia De Paul

Rodrigo es el menor de los tres hermanos De Paul. Damián es el primero y Guido es el segundo. Su mamá se llama Mónica Ferraroti y es “la que siempre está”, como dice él. Roberto De Paul es su papá y durante varios años fue la pieza que faltó en el rompecabezas, producto de un divorcio que pegó de frente en la vida familiar. Su lugar, si es que cabe, fue ocupado por Osvaldo De Paul, el abuelo que le tendió la mano a Rodrigo y quien lo forjó como futbolista y lo guió como persona.

Rodrigo de Paul con sus hermanos, Damián y Guido, y su sobrino.
Rodrigo de Paul con sus hermanos, Damián y Guido, y su sobrino.

Rodrigo, nacido en el 24 de mayo de 1994, empezó a jugar al fútbol a los tres años en el club Deportivo Belgrano de Sarandí, del que su madre era tesorera. “Apenas arranqué a caminar estaba con la pelota y a los 3 años me anotaron en el club. Le seguí los pasos a mi hermano Damián, que ya jugaba ahí. A los 8, un amigo quería ir a probarse a Racing y fuimos juntos. Quedé y arranqué en las Infantiles”, contó a El Gráfico sobre sus inicios.


El abuelo Osvaldo, tatuado en el alma

“Mi ejemplo a seguir es mi abuelo, cuando yo era chico falleció pero él era el que me acompañaba a los entrenamientos, yo vivía con él, prácticamente. Estábamos todo el tiempo juntos, yo lo admiraba mucho, él siempre tenía mucha fuerza para hacer todo, era como que todo lo que ocurría alrededor mío y de mi familia siempre tenía una respuesta, él fue el que me acompañó y me guió en todo este proceso que hice hasta ser jugador. Luego en la vida no pudo acompañarme, pero me dejó el legado de que hay que afrontar los problemas y la vida siempre con una sonrisa y energía positiva, y que todo te deja una enseñanza”, contó Rodrigo sobre Osvaldo.

El futbolista que deslumbraba cuando apenas era uno de los pibes del baby, comenzó jugando de enganche pero ya en la Reserva de Racing se convirtió en mediapunta. Su debut profesional fue en una derrota por 3 a 0 ante Rafaela por el Torneo Final 2013, con Luis Zubeldía como DT. La Academia fue su segunda cada y supo decir que cuando entraba al club se olvidaba de todos sus problemas.

Para conocer a una persona hace falta un amigo. Y ese amigo es Pablo Hermo, quien hizo inferiores en Arsenal de Sarandí, el barrio de donde es oriundo, como De Paul.

Conocés a Rodrigo como pocos después de más 10 años de amistad. ¿Te sorprende verlo donde está?

-En algunos aspectos me sorprende no tanto desde su capacidad como futbolista porque lo conozco desde que tenía 13 años, sino por cómo va llevando toda la repercusión que alcanzó. Igual era algo que ya se le veía porque tiene una personalidad y actitud para jugar a esto que es realmente admirable.

¿Cómo se conocieron?

- Fue gracias al fútbol porque un amigo suyo de la infancia, uno que teníamos en común, jugaba en Arsenal, donde yo hice inferiores y ahí estábamos todos juntos siempre. De ahí y de los clubes del barrio me quedaron amigos como Darío Benedetto, Iván Marcone, Ian Pezzani y Rodrigo De Paul, por decirte algunos.

¿Rodrigo es uno de esos pibes del barrio que daba que hablar?

-Claro. Lo conozco desde que tenía 13 o 14 años, pero en lo que sería el baby fútbol ya se hablaba de él que estaba en un club, Deportivo Belgrano, que queda cerca de mi casa y de la suya, donde se hablaba de él. Él sale de ahí y en su época te decían que en la ‘94 había un pibe que la agarraba abajo y hacía el gol, que se pasaba a todos los chicos.

Pablo Hermo (gorra azul), Iván Marcone (en el centro, de remera roja) y Rodrigo De Paul (remera azul con letras blancas), entre otros, en el club Deportivo Belgrano de Sarandí.
Pablo Hermo (gorra azul), Iván Marcone (en el centro, de remera roja) y Rodrigo De Paul (remera azul con letras blancas), entre otros, en el club Deportivo Belgrano de Sarandí.

No tardó mucho en ser detectado y pasar a Racing. ¿Te acordás de aquella época?

-Sí. Rodrigo fue a probarse a Racing con un chico amigo suyo de una villa de Avellaneda y a partir de ahí es como que se lanzó su carrera. Lo llevaba el abuelo porque la madre y el padre estaban todo el día trabajando, y sus hermanos estaban con sus vidas. En ese entonces fue el abuelo paterno el que se hizo cargo de él en gran parte. Él lo tiene tatuado a Osvaldo.

Rodrigo De Paul con su abuelo Osvaldo y en las inferiores de Racing.
Rodrigo De Paul con su abuelo Osvaldo y en las inferiores de Racing.


Una separación dolorosa que dejó marcas para toda la vida

Roberto De Paul y Mónica Ferraroti se divorciaron cuando sus hijos eran chicos. El padre de familia vive actualmente en Lanús y se dedica al servicio de correo postal. La madre trabajó buena parte de su vida en la tesorería del club Deportivo Belgrano, mientras que hoy se dedica a cuidar de la familia. Pero aquella fue una situación compleja para la familia y Rodrigo lo sufrió especialmente.

-Llama la atención que Rodrigo prácticamente no habla de su padre y que incluso casi no publica fotos con él pese a que mantienen relación. ¿Quedaron heridas de la niñéz?

-Y... pasa que la relación con la que él se crió, no te digo que fue con un padre sumamente ausente, pero sí que cuando se separaron tomó algunas decisiones que cuando fue creciendo fue dándose cuenta de un montón de cosas que cuando era chico no entendía.

-¿A qué te referís?

-Cuando hablamos de Roberto, el papá, o cuando me cuenta situaciones que ha vivido te das cuenta que él tiene una relación muy fuerte con la madre, que es la que lo crió y además cuando se separaron el padre se llevó todo, literalmente se llevó todo de la casa en la que vivían los hijos y bueno, a remarla…

Rodrigo De Paul con Mónica Ferraroti, su mamá.
Rodrigo De Paul con Mónica Ferraroti, su mamá.

¿Cómo es hoy la relación entre ambos?

-Hoy es otra cosa, ya es un poco mejor y Rodrigo la rema con todas sus fuerzas porque con la madurez uno se va parando en otro lugar y además, como trata de darle lo mejor a sus hijos, también es un poco un ejemplo porque las buenas personas aprenden de sus errores o de las malas experiencias que atravesaron. Si bien la mamá fue mamá y papá, la verdad es que hoy está todo mucho mejor.

Rodrigo, Roberto y Guido De Paul.
Rodrigo, Roberto y Guido De Paul.


¿Me contás al Rodrigo amigo?

-Uuuh, sí. Es otra serie. Rodrigo no tiene vergüenza, es súper positivo, en el grupo de amigos que tenemos ya se veía que él era al que seguían y ahí un poco que nosotros empezamos a relacionarnos y hemos afianzado nuestra relación cada día, sí que se veía que él era un pibe con mucha personalidad.

Los unió el fútbol, pero sobre todo el barrio...

-Y sí. Somos todos del mismo lugar. Él fue al Colegio Loreto de acá, de Sarandí. Ahí él hizo sus amistades y las mantiene. Uno de los chicos juega en Dock Sud (Fabricio Daniel Pérez Espósito), otro jugó en Arsenal hasta 3° división y después se quedó en el futsal (Lucas Coca) y vienen todos juntos desde los 3 años. Ahí hizo hasta bien avanzado el secundario pero después lo cambiaron a uno de Avellaneda porque no le daban los tiempos cuando empezó a crecer en Racing.

Ese amigo de la infancia al que describís es la misma persona hasta la que Lionel Messi parece rendirse...

-Es que Rodri es así. Cuando apenas tenía cuatro o cinco convocatorias a la Selección, después del Mundial de Rusia 2018 que Lionel había dejado de ir a la Selección por ese clima de renovación que había, el día que Lionel Messi vuelve a una convocatoria, que lo llama Scaloni, estaban todos en habitaciones en un hotel y Rodri lo fue a buscar con Leo Paredes. La Pulga estaba solo y Rodri fue a hablar con él y, si bien lo admiraba como jugador, lo trató como una persona normal, porque esta característica de liderazgo y esa frescura que tiene siempre lo llevan por buenos lugares.

Rodrigo De Paul y Lionel Messi, estrellas mundiales y amigos que se divierten como chicos.
Rodrigo De Paul y Lionel Messi, estrellas mundiales y amigos que se divierten como chicos.

¿Deportivo Belgrano fue la semilla y Racing la pista de despegue?

-Como todo futbolista, cada etapa es parte de la consecuencia. Su despegue absoluto fue gracias Udinese porque el club le dio un lugar importante, fue una persona escuchada, la referencia incluso sin estar siendo convocado a la Selección tanto como ahora. Era un chico que cuando llegó a Italia había jugado con Nico Otamendi, con Enzo Pérez y con muchos jugadores con experiencia (ndr: Rodrigo De Paul se fue de Racing al Valencia y de ahí al Udinese de Italia).

¿Y Racing?

-Bueno, él debuta con Luis Zubeldía y al año siguiente agarra la 10 de Racing, con Sebastián Saja como capitán, con el apoyo de los más grandes como Agustín Pelletieri, Matías Cahais y ese respaldo lo ayudó mucho a crecer, más allá de su personalidad.

Rodrigo De Paul con la 10 de Racing, en noviembre de 2013.
Rodrigo De Paul con la 10 de Racing, en noviembre de 2013.

Del Rodrigo futbolista se sabe buena parte de su historia. Volvamos al amigo. ¿Hay una anécdota que lo pinte como tal?

-Muchas. Por ejemplo, había ganado la Copa América y al otro día ya había organizado todo. Nosotros estábamos de festejo y él, viniendo para la Argentina, ya había comprado la carne, las cosas para tomar, llegar a Ezeiza y que lo vayan a buscar para venir para el barrio y brindar con los amigos. Nosotros le decíamos: “¡Loco, terminás de ser campeón de América y estás acá!”.

¿Y él qué decía?

-Que lo quería disfrutar así. ¡Era al otro día de haber ganado la Copa América! Y hasta el último día que se tuvo que ir a Madrid para la presentación en el Atlético, la noche anterior fue lo mismo, siempre al lado nuestro, de su gente, bah... Y él se emociona mucho hablando de los amigos. Cuando está acá no pasa un día que no te escriba para ver qué estás haciendo, si sale juntada, o te pasa a buscar y vos lo ves de lejos y no lo podés creer.

Lionel Messi y Rodrigo De Paul sostienen el trofeo de la Copa América (Juan Ignacio RONCORONI / POOL / AFP).
Lionel Messi y Rodrigo De Paul sostienen el trofeo de la Copa América (Juan Ignacio RONCORONI / POOL / AFP).

Decís que Rodrigo es un crack, pero hablás del amigo, más que del futbolista, ¿no?

-Seguro, porque hay un montón de cosas, de gestos, de acciones, que no salen en la tele ni en los diarios, que si bien por ahí acá en Avellaneda saben cómo es con sus amigos, eso no se cuenta. Hace de todo para que podamos ir a verlo o si alguno necesita una mano, ya sea económica o de otra índole, él está al pie del cañón.

¿Y cómo es para vos, para ustedes, ser amigo de una estrella del mundo del fútbol?

-Hermoso, porque Rodrigo es una de esas personas que hacen bien. Todo el grupo de amigos lo siente de esa manera y aunque hoy la exposición es otra, él es el mismo de siempre. Incluso los días de partido con la Selección le escribo para saber cómo se levantó y de repente me manda una selfie con Messi tomando mate y hace bromas, se ríe. Es un crack.


Decime que tenés tu foto con Messi...

-Y... sí. Gracias a Rodrigo lo conocí y a mí me genera una locura, se te mueve todo. Realmente Messi tiene algo superior que lo rodea. Pensá que nosotros nos juntábamos a ver al Barcelona de Leo o a la Selección y ahora de repente ha tomado mate con nosotros o viene a saludar. Es el más grande de toda la historia.

Pablo Hermo con Lionel Messi, gracias Rodrigo De Paul.
Pablo Hermo con Lionel Messi, gracias Rodrigo De Paul.


Ser amigo de Rodrigo De Paul es...

Postales de una amistad: Rodrigo De Paul y Pablo Hermo.
Postales de una amistad: Rodrigo De Paul y Pablo Hermo.

Todo un privilegio. Somos todos un grupo que queremos que le vaya bien en la Selección porque, como dice él, no hay nada más grande. Estamos todos muy contentos y disfrutando, siempre acompañando porque lo que nos toca es sin duda un lugar de privilegio. /TN