Domingo 13 de Agosto de 2017, 11:14

Mauricio Macri en el colegio Cardenal Newman.
El ingeniero que conduce el país se educó en el Colegio Cardenal Newman, en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde aprendió inglés y conoció la disciplina de los curas irlandeses.Los compañeros que lo conocieron durante su adolescencia lo defienden y aseguran que fue un alumno respetuoso aunque no muy dedicado. Los ex compañeros de
Mauricio Macri forman una hermandad en la que comparten su pasión por el fútbol aunque el deporte principal de la institución era el rugby en el que el presidente se destacó.
Es más, las personas que conoció en este lugar forman su círculo más íntimo y de confianza. Uno de ellos es el empresario Nicolás Caputo, uno de los integrantes de su “círculo rojo”.
Aunque la camada 76 del Newman mantiene un perfil bajo, lejano a los medios, uno de sus compañeros, que compartió con él la escuela primaria, recuerda aquellos años entre los brothers, rememora ese paso por las aulas compartidas. “Fui al Colegio Cardenal Newman con Mauricio y fue mi compañero de clase y de aula hasta sexto grado”, dice el músico Iván “Vane” Mihanovich.“Creo que ha demostrado sentir un cariño grande hacia el colegio donde hizo sus estudios de bachiller; de hecho, he compartido algunas comidas de su camada”, relató Mihanovich. “Y pude observar, en esas cenas, que también tiene un cariño hacia todos los que fuimos compañeros, aun en mi caso, que no estuve más que en los años de la primaria y no todo el secundario”, resalta.
De hecho, en la cena de camaradería de la Asociación de Ex Alumnos de 1992, fue elegido como el Ex Alumno Destacado por su “rol emprendedor”.Una referencia a la educación de Macri es el libro “La educación de los que influyen” de Luciana Vázquez donde la autora cuenta que el mismo presidente reconoce no haber sido un gran alumno ni tampoco un gran jugador de rugby, el deporte insignia del colegio. Pero señala un tema que desde chico hacía soñar a Mauricio:
“A los 12 años dijo públicamente que quería ser presidente, pero no de la República sino de Boca”.Los “brothers” (sacerdotes irlandenses) imponían una disciplina dura y quien más lo marcó fue precisamente aquel que según él no lo quería:
“Hubo uno que me llevaba la contra. Mal. Siempre me maltrató y eso me puso a prueba. El brother Hays. Yo no le simpatizaba, entonces no me ponía en el equipo de rugby. Cuando lo tuve de profesor, también. Me exigía mucho más que a los demás. Son pruebas. Muchas veces, tanto el colegio como la facultad son una demostración de lo que es la vida, que no necesariamente es justa”, relató Macri en el libro.Mihanovich al respecto destaca una herencia importante de esa época: "Me parece que el colegio, con sus premisas de fomentar el compañerismo, ayudó a que muchos de nosotros, tal vez todos, creamos en el trabajo de equipo por encima de las individualidades. Creo que eso lo hizo sortear prejuicios y trabas de todo tipo que le han puesto en el camino”.
Así, Macri cumplió así con el sueño de un sacerdote, que un día expresó, como recuerda un ex alumno del Newman un poco mayor que el presidente: “Algún día, de aquí va a salir un presidente”.
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