Recibió una bala que no era para ella y murió luego de un mes de agonía

Viernes 31 de Marzo de 2023, 04:52

DOLOR Y TEMOR. El velorio de la joven estuvo marcado por el miedo a que la familia de transas de los asesinos ya detenidos, tome represalias.



Toda una familia quedó marcada por el dolor que provocó una muerte que no tiene explicación y que movilizó a todo un barrio. Una joven de 32 años, madre de un pequeño de tres con discapacidades, murió por el disparo que recibió durante un robo.

Ella pasaba por casualidad por una esquina y terminó alcanzada por un proyectil. “Sólo quiero que se haga justicia por mi hija; esas dos personas la mataron y tienen que quedarse en la cárcel”, clamó Sira Robles, madre de Yohana Isabel Carrizo, la víctima, que falleció el martes, luego de haber estado un mes internada en el hospital Padilla.

El 24 de febrero, cerca de las 21, Yohana salió de su casa junto a su pareja y a su hijito de tres años. Transitaban en moto por el barrio Santa Teresita, sin saber  lo que estaba pasando en la esquina de Gutenberg y Thomas Edison.

“Bocacho” y “Tío Luis” trataban de robarle la moto a un joven. El damnificado, cuyo nombre se mantiene en reserva, reaccionó y pretendió detener a los asaltantes agrediéndolos a pedradas. “Sabemos que ellos, al verse en peligro, decidieron defenderse. ‘Bocacho’ le pasó el arma y ‘Tío Luis’ comenzó a tirar hacia atrás. Mi hija recibió uno de esos disparos”, recordó entre lágrimas la madre de la joven.

El ataque provocó un enorme revuelo en el vecindario. “Me acuerdo clarito. Estaba la chica mal y no entendíamos qué había pasado. Pensamos que le querían robar, pero después entendimos que no era así. Había tenido la desgracia de pasar por el lugar. Ahora nos enteramos de que había fallecido después de haber estado mucho tiempo internada. No me voy a olvidar nunca cómo lloraba esa criatura al ver a su mamá herida”, narró María Laura Colombres.

Los vecinos contaron que tras el ataque llamaron al 107 para que llevaran a Yohana a un centro asistencial. “Como no aparecía, los policías decidieron cargarla en la camioneta. Fue una situación muy tensa. La chica tirada y todos desesperados porque no la podíamos ayudar”, describió la vecina.

“Después de la cirugía ella quedó mal pero todavía estaba consciente; uno de los médicos me dijo que me acercara y que le hablara porque sí entendía y eso hacía yo, le charlaba y le decía que estaban su hijito y su mamá afuera y ella lloraba”, rememoró, entre lágrimas, su padre, Ramón Francisco Carrizo.

“El martes a la mañana al comienzo las enfermeras no me dejaban pasar, al rato vino la médica preguntando por mí y me dijo que pasara a despedirme porque estaba en coma y no se podía hacer más”, dijo Sira. “En ese momento me descompuse, tuve que salir afuera para calmarme; ese día a la tarde se nos fue”, agregó.

La familia también vivió otro calvario, para lograr que se esclareciera el hecho. “Fuimos a la seccional 4ª para hacer la denuncia, pero nos dijeron que ellos no podían hacer nada por el momento”, contó la madre de Yohana.

Jesús Pajón, pareja de la joven, siguió pidiendo por la detención de los autores. El 25 de febrero realizó la primera denuncia. Tres días después, aportó videos con los que los efectivos pudieron identificar a los autores del hecho. Pero faltaba algo más: antes de que se emitiera la orden de detención, uno de ellos se presentó en el domicilio de la víctima y amenazó con matar a todos si seguían adelante con la causa.

“Toda esa familia está metida en la venta de drogas, ellos entran todo el tiempo a la cárcel, pero los meten y salen a los tres meses; la madre de uno de ellos vende droga entonces paga para que lo liberen”, dijo Ramón.

Personal de la ex Brigada, al mando de los comisarios Héctor Vizcarra, Miguel Carabajal y Jorge Dib, aprehendió a los primos Jonathan Ezequiel “Miyi” y Jonathan Matías “Tío Luis” Barboza.

El auxiliar Fernando Isa, siguiendo instrucciones del fiscal Diego Hevia, logró en un primer momento que se los acusara de lesiones graves y logró que el juez Matías Graña les dictara la prisión preventiva. Luego, el acusador, al lograr que la víctima del robo declarara, en una nueva audiencia agravó los cargos en contra de los dos imputados. Al fallecer la joven , la situación de ambos se agravó: serán acusados de homicidio, por lo que la causa ya está en manos del fiscal Ignacio López Bustos.

“Ella no hizo nada malo, salía a vender papel higiénico y la mataron. Dejaron a un nene de tres años, que es discapacitado, sin su madre; se llevaron a una persona buena”, se lamentó su esposo Pajón.

La familia de la víctima también está dolida con la Justicia. No por el estado de la causa, sino porque la familia de los acusados logró que les asignaran una custodia policial. “No puede ser eso. Ellos nos amenazan todo el tiempo. La gente del barrio, al enterarse, se enojó con ellos y, como tienen miedo, consiguieron una protección. A nosotros nadie nos protegió, a pesar de que nos amenazaron”, explicó la madre de la joven asesinada.

El martes por la tarde, el cuerpo de la joven fue velado en el domicilio familiar del barrio Santa Teresita. Decenas de vecinos y familiares pasaron por ese lugar a darle el último adiós. “No puede ser que todo lo que pasó. No sólo mataron a una inocente, madre de un angelito, sino que también amenazaron a medio mundo. La madre de uno de ellos es una transa y todo el mundo le tiene terror. Espero que no ponga la plata para que lo liberen”, explicó María Rosa Juárez.

El temor que genera la familia de los acusados está plasmado en la investigación. La mayoría de las personas que los incriminaron declaró bajo la figura de testigo de identidad reservada, es decir, su nombre se mantendrá en secreto hasta tanto se realice el juicio. “Esos changos son una porquería. Todo el barrio sabe lo que hacen. Los viven metiendo presos, pero salen rápido porque una de las madres vende droga y tiene plata para hacer lo que quiera”, finalizó Hugo Pérez.