La fuerza de la marca MILEI a nivel nacional se pone en juego en Tucumán el domingo con la boleta de Bussi

Martes 09 de Mayo de 2023, 09:05

Milei con Bussi el lunes en Tucumán



"La decisión de Javier Milei de viajar a Tucumán para apoyar fuerte a Ricardo Bussi es un riesgo grande: si en las elecciones del domingo Bussi queda lejos del oficialismo peronista consolidado de Manzur y compañía, el impacto sobre la marca Milei será enorme. Si sucede lo contrario y se vuelve competitivo aunque no gane, Milei podrá argumentar que su presencia activa fue la clave. La decepción de Menem en La Rioja pasará a quedar como ejemplo de lo que pasa si Milei no se “apersona” en los minutos finales. Su carisma personal activo como garantía de triunfo. Esa interpretación está por verse", señala este martes la periodista Luciana Vázquez en La Nación.

Ahora que el resultado en las urnas empieza a darle precisión al termómetro que mide los vientos de la opinión pública, el escenario político incorpora nueva información. Por ejemplo, que no alcanza con el apoyo de Javier Milei para ganar una elección provincial: en La Rioja, el joven Martín Menem comprobó que el peso de ningún apellido fue suficiente. Ninguna de las dos marcas, ni “Menem” ni “Milei”, símbolos, ambas, de dolarización y achicamiento del Estado en un imaginario colectivo que corre a la realidad por la derecha del sentido común, ni siquiera alcanzaron para llegar al segundo puesto.

Milei mismo se abrazó al apellido Menem como continuidad de una versión liberal-libertaria de la Argentina. Esa síntesis no le dio su fruto en el terruño menemista. Se instala ahí la gran pregunta: ¿hay un cambio de época o no en la Argentina, que arrincona al progresismo y alienta una agenda liberal de centro derecha? Y si la respuestas es que sí, que la época va por ese lado, la otra gran pregunta es si efectivamente Milei la representa. O se trata de una ilusión óptica.

Esa pregunta le pesa a todos los protagonistas de la política hoy. Al kirchnerismo y a la oposición de Juntos por el Cambio, porque sus estrategias vienen siendo arrinconadas por una respuesta positiva a esos dos interrogantes. A Milei, porque lo interpela directamente. Le sopla la nuca.

Desde el domingo pasado, adquiere velocidad el fuego que cuece una duda mayor: si alcanzará o no con ser efectivamente Javier Milei para jugar fuerte en una elección nacional. ¿El predicamento que las encuestas le adjudican y su influencia en la esfera mediática es la punta del iceberg de un avance en las urnas presidenciales? ¿O es como planteó el expresidente Pepe Mujica hace pocas semanas en su visita a Buenos Aires? “¿Qué opina del fenómeno Milei”, le preguntaron. “El fenómeno son ustedes que le dan pelota”, respondió.

En las elecciones provinciales, por el momento, Milei se está desdibujando. Ahora la pregunta alcanza a su papel en las nacionales. ¿Cuánto pesan los conurbanos en el sesgo electoral? Ese peso todavía no se puso a prueba. Si el giro hacia la centro derecha es fuerte en el clima de época pero Milei no, Juntos puede recuperar el oxígeno que venía buscando pegándose a Milei. Esos malabares ya no sería tan necesarios. Lejos de calmar su interna, ese dato parece volver a exacerbarla: cuanto más cierto parece el triunfo, más se desatan las ambiciones. Nadie se lo quiere perder. Esto recién empieza.

Hay otra corriente de análisis que toma fuerza: que el efecto Milei no será sinónimo de una Argentina liberal-libertaria sino de la continuidad de un kirchnerismo debilitado. Para Juntos, el voto Milei produce una división del voto opositor que ayuda al peronismo no sólo a continuar en el poder sino a ampliar su margen de victoria. Eso pasó en La Rioja. La peor de las noticias para la oposición. Y para un desbloqueo de la crisis argentina que inicie el camino de alternancias capaces de sostener una transformación racional, señala la periodista Luciana Vázquez en La Nación.