La mujer acusada de asesinar a su pareja quedó presa y hay preocupación por la situación de su peqeña hija

Martes 19 de Septiembre de 2023, 07:27

A PRISION. La mujer quedó detenida y se plantea ahora la delicada situación de su hija.



Florencia Elizabeth Zelarayán, la mujer de 22 años que quedó imputada este lunes por el crimen de su pareja, Franco Rodrigo Santucho (30), negó haber sido víctima de violencia de género. 

La calificación del delito fue homicidio agravado por el vínculo y por esto se le dictó a la mujer la prisión preventiva por tres meses, pese a que está embarazada de 11 semanas. La acusada, que se declaró inocente afirmando que la víctima se autolesionó para quitarse la vida, dijo también que Santucho era el padre de la criatura que gesta.

En la audiencia del lunes surgieron varias revelaciones. Además de quedar expuesto el difícil pasar económico de la pareja, lo más preocupante fue que se advirtió la situación de descuido que estaría atravesando la hija de tres años de la imputada. A raíz de esa cuestión, hay dos causas abiertas, y una de ellas implicaría un hecho gravísimo.

La auxiliar fiscal Luz Becerra, en representación de la Fiscalía de Homicidios que encabeza Carlos Sale, planteó la acusación. Sostuvo que durante la madrugada del sábado 16 Santucho y Zelarayán estuvieron bebiendo junto con Miguel Eduardo Muro y Silvana Santucho (no tiene parentesco con la víctima) en la casa de Martín Fierro al 500, en Yerba Buena. 

Todos los mencionados alquilaban habitaciones y convivían en esa vivienda. En ese contexto, entre las 6.30 y las 8 Zelarayán y su pareja comenzaron a discutir hasta que la mujer “tomó un cuchillo de la cocina -explicó Becerra- y con clara intención de quitarle la vida, le asestó una puñalada en el pecho a Santucho”.

La auxiliar fiscal indicó que consideraban que Zelarayán entorpeció la investigación, porque cuando la Policía llegó al domicilio sostuvo que se había tratado de un suicidio, versión que fue sostenida también por Muro y por Silvana; sin embargo, otros vecinos que también alquilan en esa propiedad contradijeron a la imputada y a sus amigos. Por esa razón, el hombre y la mujer que compartieron la velada con la víctima y el imputado también están siendo investigados, aunque por ahora se los considera solo testigos.

Como pruebas de la teoría acusatoria, la funcionaria judicial explicó que hubo vecinos que oyeron a Zelarayán lamentarse y decir “¡esto es mi culpa!”, mientras que otra mujer le reclamaba: “lo has matado, boluda... si era un excelente ‘vago’”. Luego otro reclamo: “se te cumplió el sueño: ¡está muerto!”.

Uno de esos testigos contó que la acusada y su amiga fueron a tocarles la puerta y pedirles ayuda. “Florencia decía que ella lo había matado, pero también que ella no lo había apuñalado... No se tomaban en serio lo que había pasado, no querían llamar a la Policía”, señaló ese testigo. La pareja de ese hombre aseguró que al oír la discusión tocó la puerta de sus vecinos y que Zelarayán la corrió con un empujón y la advertencia: “¡no te metás!”.

Por otro lado, la autopsia confirmó que la puñalada cortó una arteria vital, por lo que la Fiscalía entiende que difícilmente Santucho podría haberse quitado el puñal del pecho en ese estado. Además en la casa había manchas de sangre que exhibían un arrastre.

Asistida por el defensor oficial Hernán Molina, Zelarayán decidió declarar ante el juez Matías Graña. El magistrado había preguntado si existían denuncias previas por violencia de género. La Fiscalía le respondió que no, pero además la imputada confirmó que nunca fue agredida por Santucho. “Trabajamos como vendedores ambulantes; esa noche tomamos vino y a la mañana peleamos porque él no quería que fuéramos a trabajar ese día. Sí hubo un par de empujones, pero él tomó un cuchillo y se apuñaló. No tuve nada que ver con eso”, aseguró Zelarayán.

También dijo que el joven ya se había autolesionado con un puñal en el brazo tiempo atrás (el hermano de Santucho negó esa versión) y que el sábado le advirtió: “¿qué pensás que no me voy a matar? ¡mirá!”.

Zelarayán no pudo explicar quién le quitó el cuchillo del pecho a la víctima. “La verdad, no me acuerdo, no vi si se lo sacó él o si Silvana lo hizo. Lo que sé es que ella lo sujetó apenas se hirió”, sostuvo.

Becerra explicó que en el sistema figuraban tres denuncias contra la imputada. La primera tenía relación con un niño extraviado, situación que no pasó a mayores. La segunda fue considerada grave. La auxiliar fiscal anunció que en junio el Siprosa había denunciado a la mujer por incumplimiento de asistencia familiar debido al descuido que presentaba su hija. Los médicos la acusaron de que no llevaba a la pequeña a los controles médicos, no la llevaba a vacunar y que cuando la asistían la niña presentaba falta de higiene. También que cuando quisieron asistir a la nena en el domicilio no los recibieron y que hubo vecinos que informaron que la pequeña era maltratada.

La tercera denuncia fue la más grave de todas, Becerra explicó que al detener a Zelarayán le dieron intervención a la Dinayf para que determine qué sería lo mejor para la pequeña. Los profesionales determinaron que la niña quedara al cuidado de una tía, dado que no se conoce el paradero de su padre desde que nació. Tras hacer una breve entrevista con la víctima, solicitaron que se investigue si la criatura sufrió algún tipo de abuso.

Por último, la Fiscalía solicitó seis meses de prisión preventiva para la acusada. La Defensoría Oficial pidió que se le impongan medidas menores a Zelarayán y que conserve la libertad para poder trabajar, cursar el embarazo y cuidar de su hija de tres años; subsidiariamente pidió que le den prisión domiciliaria. 

Fnalmente el juez Graña aceptó el planteo fiscal al considerar que la mujer podría atemorizar o incidir en los testigos (que viven en la misma casa) si se le otorgaba el arresto en la vivienda de Yerba Buena. Por otro lado remarcó que por las denuncias sobre la situación de su hija, no podía tomarse el cuidado de la pequeña como argumento para morigerar las condiciones de la detención.