Miércoles 25 de Octubre de 2023, 07:13
Si nos pusiéramos a elaborar un listado de las quejas más recurrentes de este año, aún a falta de dos meses para ponerle fin, no cabe dudas que el podio sería encabezado por el mal funcionamiento de los semáforos en San Miguel de Tucumán.
Transeúntes y conductores se han visto perjudicados y se han hecho escuchar hasta el hartazgo. Cortes de luz, falta de repuestos y problemas de sincronización complican la circulación, ya de por si cargada de tensiones.
Algunos, los menos, andan bien, otros a medias y otros directamente no funcionan. En la intersección de Salta y Santiago del Estero, los semáforos dejaron de funcionar el lunes; en Salta y Corrientes no andan hace semanas, y los vecinos advierten que es un peligro.
El martes hubo un choque por esta causa en Salta y Corrientes. “Anda y se para. Ayer a la siesta, por ejemplo, sí estaba funcionando. Pero así es siempre... Y es un caos. Parece que los autos se quieren llevar puesta a la gente”, resume la encargada de un drugstore ubicado en esa esquina. Allí, por la mañana, el transitar es complejo; los transeúntes tienen que encomendarse a alguna deidad para poder cruzar. Las motos aparecen por todos lados, los colectivos pasan rápido y los autos casi rezan para no sufrir un choque.
La imagen se repite en otros puntos de la capital. En avenida Belgrano y Asunción los conductores se confunden; cuando el semáforo pasa de rojo a verde se apaga. En Sarmiento y Marco Avellaneda, el instrumento para controlar el tránsito no funciona hace años. Y si se sale un poco del centro, en Delfín Gallo y Lisandro de la Torre pasa lo mismo.Los semáforos en San Miguel de Tucumán son un tema complejo. Hace algunos meses, por ejemplo, hubo grandes fallas en toda la capital. En aquel momento, Alfredo Toscano -secretario de Obras Públicas municipal- comentó que en la capital existen 383 complejos semaforizados.
“San Miguel de Tucumán es la única ciudad del NOA y del NEA con esta cantidad de semáforos. En el país, sólo hay 15 ciudades con este volumen; entonces no hay mucho recurso humano especializado para repararlos”, indicó. Los problemas que se suscitaron -explicó en aquel tiempo Enrique Romero, subsecretario de Tránsito municipal- se habían producido porque los semáforos se habían quedado sin “service”, cuando la empresa que prestaba el servicio de mantenimiento abandonó la provincia. A partir de eso, la Municipalidad se hizo cargo de algunas reparaciones, hasta que llegó una nueva empresa.
Pero hay otras cuestiones que intervienen en la problemática. Los repuestos importados, por ejemplo. “Al ser en dólares, es complicado -comentó Toscano-; además, no hay mucho stock y el cambio constante de tecnología hace muy difícil conseguir repuestos para los primeros (los más antiguos), incluso hay que mandar a fabricar las piezas”, expresó. Además -advirtió- las subas y bajas de tensión, las lluvias y los robos también complejizan las reparaciones.
Hace algunos meses, Raúl Torres Zuccardi, especialista en urbanismo, explicó que los semáforos son “son instrumentos indispensables para regular y para ordenar el tránsito; sin ellos, el desplazamiento por la ciudad se vuelve complicado y riesgoso”. Y eso es lo que pasa hoy en la ciudad: por una o varias de las causas enumeradas, en San Miguel de Tucumán hay semáforos que dejan de funcionar y, con ello, pierden su función original: ordenar el tránsito, algo clave para las ciudades.
Tanto que será sin dudas uno de los primeros inconvenientes que deberá afrontar Rossana Chahla cuando en unos días más asuma al frente e la municipalidad de San Miguel de Tucumán.