La persona que conducía el vehículo era un efectivo de la policía de Salvador Mazza, quien viajaba en el carril con dirección hacia la zona sur acompañado de otro agente, compañero suyo. Ambos descendieron del rodado ante el pedido de los uniformados que llevaban adelante el operativo.
A quien no visualizaron los gendarmes al momento de solicitar la detención de la camioneta en el retén policial fue al tercer involucrado, que se encontraba en la parte de atrás de la Toyota. Este fue descubierto cuando se dispusieron a abrir la puerta trasera para una revisión.
Al ver a los efectivos de Gendarmería, el tercer acompañante descendió del vehículo y se escapó corriendo hacia la zona del monte. En consecuencia, personal de la fuerza dio la orden de alto, pero el sospechoso hizo caso omiso y continuó su fuga.
Unos metros más adelante, este fue alcanzado por uno de los gendarmes. Sin embargo, no logró atraparlo:
según detallaron a Infobae, se produjo un forcejeo entre ambos que culminó cuando el policía salteño sacó su arma. Luego, logró huir nuevamente en medio de un tiroteo con el efectivo que lo perseguía.
Luego de asegurar la zona, los uniformados de Gendarmería continuaron con las actividades de rigor en presencia de testigos. En este contexto,
procedieron a la inspección de la parte trasera del vehículo con el can “Zipi”, detector antidrogas. Fue a simple vista que descubrieron ocho cajas de cartón envueltas con bolsas de arpillera. En su interior, estos contenían un total de 400 paquetes rectangulares envueltos en plásticos de color amarillo.Con apoyo del personal de criminalística, se procedió a realizar la prueba de campo “narcotest”, cuyo resultado dio positivo para cocaína. Al pesar la cantidad exacta, se descubrió que
llevaban un total de 420 kilos.
Por Barbara Villar / Infobae