Martes 03 de Septiembre de 2024, 06:17
Una investigación demostró que cuando las abuelas ven a sus nietos ocurre algo único en sus cerebros.
Muchas veces se habla de que los abuelos y específicamente las mujeres que están en esa etapa de la vida, parecen querer más a sus nietos que sus hijos, tendrían lo que se conoce como “cerebro de abuela” y hay una explicación científica para esto.
Una investigación neurológica demostró que cuando las abuelas ven a los nietos ocurre algo único en sus cerebros que puede explicar la intensa devoción que le tienen a esos pequeños.
El Dr. James Rilling, profesor del Departamento de Antropología y del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Emory, en Atlanta, escaneó el cerebro de abuelas mientras les mostraba fotos de sus nietos (el estudio no incluyó a los abuelos) y lo que descubrió fue una actividad cerebral que, al menos en parte, explica el intenso vínculo abuelomaterno.
La investigación original de Rilling se llevó a cabo en 2021. Su estudio consistió en colocar a las abuelas en máquinas de resonancia magnética y observar sus reacciones ante fotos de nietos de edades comprendidas entre los tres y los doce años. A las mujeres también se les mostraron fotos de sus propios hijos biológicos cuando eran adultos, así como fotos de personas desconocidas de todas las edades.
“Lo que realmente salta a la vista en los datos es la activación en áreas del cerebro asociadas con la empatía emocional”, afirma Rilling y anade: “Eso sugiere que las abuelas están orientadas a sentir lo que sienten sus nietos cuando interactúan con ellos. Si su nieto sonríe, sienten la alegría del niño. Y si su nieto está llorando, están sintiendo el dolor y la angustia del niño”.
Qué pasó cuando vieron fotos de sus hijos
Lo que hace especialmente interesante a la investigación es que los cerebros de las abuelas no se iluminaban en las mismas zonas cuando las mujeres miraban fotos de sus propios hijos. Cuando se mostraban fotos de sus hijos a las mismas mujeres, se activaba una zona distinta, asociada a la empatía cognitiva. Con la empatía cognitiva, una persona puede entender lo que otra siente y por qué. Pero con la empatía emocional, una persona experimenta lo que otra está sintiendo.
Los datos aún se están analizando y, en la actualidad, Rilling está estudiando muestras de saliva para ver si las abuelas tienen más oxitocina -apodada “la hormona del amor” por las buenas sensaciones que produce- en comparación con mujeres de la misma edad que no son abuelas. Su equipo también está estudiando si ser abuela afecta al ritmo de envejecimiento del cerebro, con la hipótesis de que ralentiza el proceso. También espera realizar estudios longitudinales tomando imágenes del cerebro y estudiando las hormonas antes y después de que las mujeres se conviertan en abuelas. Rilling también planea estudiar los cerebros de los abuelos.
La biología de los abuelos es “territorio inexplorado”, afirma Rilling. “Gran parte de la investigación sobre el cerebro de las personas mayores se realiza en el contexto de la patología y la degeneración. Aquí observamos cerebros sanos de personas mayores y para qué pueden haber sido diseñados”, dijo y cree que el suyo es el primer estudio que examina la actividad cerebral de las abuelas.
Por otro lado, un estudio sobre el envejecimiento realizado en Berlín, hizo un seguimiento de los resultados de salud de más de 500 personas de 70 años o más y descubrió que los abuelos que ayudaban a cuidar de sus nietos tenían tasas de mortalidad más baja durante un periodo de 20 años que los que no lo hacían, mientras que numerosas investigaciones documentaron los beneficios que supone para los nietos tener abuelos en sus vidas. /TN
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